“A las personas no es que no les guste la paz, les gusta la justicia”
Hace unos días entré a mi Twitter y me encontré con un trino del periodista Daniel Samper que decía: “y fue así como, en seis apenas seis miserables meses de este gobierno incierto, dejamos de hablar de paz y comenzamos a hablar de guerra”. Muchas cosas que decir de esa frase, pero lo que más me llama la atención es el hecho de que hace seis meses tampoco hablábamos de paz, hablábamos de injusticia.
Tras tantos intentos fallidos en buscar la tan anhelada paz, tratar de negociar y creer en un grupo guerrillero, qué por supuesto no ha perdido su objetivo de derrotar al Estado vía armada, no significa hablar de paz; sino de hablar de justicia. Desde que somos pequeños nos enseñan que toda acción conlleva una reacción sea buena o mala, así crecemos la mayoría de personas, entendiendo las consecuencias de nuestros actos y juzgando las situaciones de acuerdo a lo que consideramos correcto o incorrecto.
Quienes tenemos el sentido de justicia arraigado a nuestras convicciones nos damos cuenta que negociar la paz paralelamente estando en guerra no es viable. Algunos nos llamarán guerreristas, pero el simple sentido de justicia nos impide creer que la consecuencia para quien secuestra, asesina y ejerce el terrorismo puede ser positiva o, al menos, no ser negativa.
Quienes apoyan una intervención militar en Venezuela no lo hacen porque estén de acuerdo con la guerra, lo hacen porque, primero, no conciben otra alternativa más efectiva para consolidar el orden y segundo, porque no consideran justo que el dictador Nicolás Maduro no reciba su merecido después de haber torturado presos políticos, haber asesinado a su población y haber violado todas las normas económicas hasta dejar a Venezuela sumida en la pobreza.
Quienes cuentan con ese mismo pensamiento donde prepondera la idea de justicia, creen que los acuerdos firmados entre el Gobierno del Ex Presidente Juan Manuel Santos y las Farc son desacierto. Para ser precisos, no por el hecho de no desear un ambiente de paz en Colombia, sino por la sensación que genera socialmente que quienes dañaron a Colombia durante más de 50 años sean recompensados públicamente.
Es así que quienes piensan todo lo contrario: creen que la salida negociada aun en el marco paralelo de la guerra es la salida más eficiente y quienes creen que Maduro puede renunciar sin tener que ir a una cárcel o quienes no están de acuerdo con que el acuerdo de paz haya sido un desacierto, es probable que no les afecte psicológicamente que haya justicia o no, porque por encima de la justicia prefieren la paz, pero no deberían estar en la posición de juzgar a quienes además de la paz anhelan la justicia.
Los 8 años de Uribe fueron fallidos…….pero para las bandas de criminales ( y sus aúlicos) que tenían sumido éste país en el caos. Obviamente, nunca se lo perdonaran….
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la sra. gardeazabal, guerrerista segun se ve, no tiene en cuenta QUE EL MAL GOBIERNO SOCIAL DE ALVARO URIBE, hundio siempre que pudo cualquier ley que ayudara a las victimas, con las mismas excusas que esta BELLA DAMA, arguye….miguel.
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ESTA BELLA DAMA NOS QUIERE RETROTRAER A LOS OCHO FALLIDOS AÑOS DE GOBIERNO DE ALVARO URIBE,SI EN PAZ NO HEMOS LOGRADO MAS ES POR LA PERFIDIA DE ESTE EXPRESIDENTE.SENADOR
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La Violencia en Colombia en el Siglo XX y la Justicia en el Siglo XXI
http://noteinessay.blogspot.com/2015/09/la-violencia-en-colombia-en-el-sigloxx.html
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La Violencia en Colombia en el Siglo XX y la Justicia en el Siglo XXI
https://noteinessay.blogspot.com/2015/09/la-violencia-en-colombia-en-el-sigloxx.html
Pero ¿Qué función cumple el derecho para superar la violencia y qué usos del derecho pueden identificarse por parte de las víctimas de la violencia?
En el caso de la ley de víctimas, la función del derecho es superar la violencia y hacer justicia, pero el uso del derecho por parte de las víctimas depende de cómo entiendan las víctimas y los victimarios el concepto de justicia.
Si bien la Ley 1448 del 2011 especifica en el capítulo dos con una serie de principios el modo en que la ley hace justicia, hay que analizar que el país vive un fenómeno de violencia que parece perenne, en el que se ha formado la nación con una dialéctica[3] de enemigo, de quiénes son buenos y de quiénes son malos, que en principio fueron independentistas contra realistas, después entre federalistas y centralistas, liberales y conservadores, izquierda y derecha, y esto ha generado en el imaginario una concepción de justicia que no es atinente con la del derecho clásico y moderno, el derecho que pretende hacer justicia dando a cada quién lo que le corresponde, como retribuyendo a quién se ha perjudicado por vulneración de sus derechos, o cuando alguien ha causado un mal grave por infringir una ley, retribuyendo con una sanción y obligación por la omisión de responsabilidad y cumplimiento. Es con esta dialéctica, en consecuencia por un conflicto armado interno prolongado que ha formado la concepción del contrario como alguien que se tiene que eliminar, lo cual el hacer justicia es causarle la muerte, pero también se es justo cuando me confabulo para hacer el bien con los que comparten una misma identidad, sea de izquierda o de derecha, sin importar que al otro o a los otros les cause el mal, con tal obtenga algún beneficio y perjudique al enemigo. La dialéctica analizada se ha mantenido cuando los individuos involucrados son obedientes con quién impone una orden y se es sumiso, y no tienen una idea de lo común, como el respeto a la vida y las libertades, y no consideran la ley como al Estado los únicos que a partir de sus entes como la rama judicial, a partir de procedimientos, quienes con el uso del derecho buscan ecuanimidad, equidad y finalmente se haga justicia en búsqueda del bien común.[4]
El entendimiento de la Ley 1448 del 2011 por parte de víctimas y victimarios a partir de un concepto de justicia que acepten y que entiendan ambos, hace que exista efectividad en lo que propone la ley. Y cambie la realidad, la dialéctica que mantiene un fenómeno de violencia que ha hecho historia pero que no puede seguir, y sí hacer posible una oportunidad para la reconciliación nacional y la posibilidad de un porvenir que garantice por parte del Estado, los gobernantes y la sociedad civil un país diferente, que cambia su pasado histórico y comienza desde la reparación a la primera víctima un país mejor .
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