Por: Albita Neira
Sin duda alguna, la equidad de género en la política de Colombia aún es una utopía, . Estamos lejos de tener una mujer presidenta en un país donde aún reina el machismo ideológico.
Estamos, inevitablemente, encasillados por una sociedad machista en la inmensa mayoría de sus ámbitos. Al día de hoy hemos tenido 9 mujeres aspirantes a la presidencia, pero ninguna mujer ha logrado llegar a segunda vuelta. Por esta razón, en la historia política del país ninguna mujer ha ocupado el asiento de la presidencia.
No obstante, France 24 informo que “sin haber ocupado cargos públicos y con una campaña de escasos tres meses, la lideresa social y ambiental Francia Márquez se impuso como la tercera precandidata más votada en las consultas interpartidistas de este domingo 13 de marzo, incluso por encima del candidato de centro, Sergio Fajardo. Márquez entró en 2019 al listado de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras en el mundo, según la cadena británica BBC”; sin embargo, para la recta final de la campaña de Gustavo Petro -quien la nombró como su fórmula vicepresidencial-, la lideresa pasó a un segundo plano, con muy poca participación en el debate público.
Recordemos a Gabriel García Márquez, quien aseguraba que al mundo le iría mejor cuando lo gobiernen las mujeres. Colombia lamentablemente no ha tenido esa suerte. Los partidos Liberal y Conservador a su cabeza tienen políticos de la tercera edad, tradicionales y machistas.
La narrativa mediática tampoco ayuda mucho. La igualdad de género en la política aún está lejana y estas elecciones presidenciales lo confirman. Ingrid Betancourt ni siquiera llegó al 29 de mayo, al final la candidata negoció un apoyo sin quitarse del tarjetón, con afán de protagonismo salió en televisión nacional hasta el último día, una mala práctica que no da un mensaje inspirador para las mujeres de la patria boba.
El liderazgo femenino exige nuevas formas de hacer política: ética, lealtad, transparencia, coherencia y no violencia. Desde la Fundación Iberoamericana Mujer Mariposa apoyamos el manifiesto de Latinoamérica para la no violencia contra la mujer en la política, acción que tuvo eco en el Senado de Paraguay donde se tramita una ley enfocada en este propósito.
Ahora bien, ¿qué es el machismo según la ONU? Participar en conductas que comportan riesgos, ser sexualmente dominantes, evitar discutir las emociones o buscar ayuda; en definitiva, mantener una masculinidad mal entendida o “tóxica”.
La política tóxica de Colombia tiene una relación con el machismo y es una explicación racional para entender porqué no hemos logrado salir de un capítulo de violencia permanente que no acaba sino que se transforma. Desde 1954 las mujeres adquirimos el derecho al voto y desde entonces nunca hemos logrado ser elegidas para estar en la Casa de Nariño.
Estas elecciones presidenciales en un país polarizado han sido tóxicas para la mujer que, una vez más, está arrinconada en un escenario de doble moral donde hablamos de equidad y participación de la mujer en política, pero en las acciones es una retórica que no se cumple, pues la mujer no es un objeto político, es un sujeto de derechos que debe tener las mismas garantías del hombre.
Twitter: @Neira_Albita
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