Sobre el papel todo es origami y por eso nuestra Constitución es casi perfecta. Sobre el papel. Contempla muchos aspectos de nuestra vida cotidiana que nunca se cumplen, porque del dicho al hecho hay mucho trecho y del dicho al lecho hay mucha lucha.
Por ejemplo, dice nuestra Constitución en el artículo 53 que se garantiza el derecho al trabajo a todos los ciudadanos. Este, se complementa con el Código Sustantivo del Trabajo que dice en su artículo 10: “todos los trabajadores son iguales ante la ley, tienen la misma protección y garantías, en consecuencia, queda abolido cualquier tipo de distinción”.
Sobre el papel todo es origami y por eso nuestra Constitución es casi perfecta.
Todo eso, para los mayores de 40 de nuestro país, es carreta, física y pura porque las empresas contratan a quien les da la gana y, dentro de lo que les da la gana, generalmente son los menores de esa edad. Según el Dane, la tasa de desempleo de mujeres mayores de 39 años es de 52,3% y de hombres adultos es de 52,5%, porcentajes superiores a las tasas de desempleo de los jóvenes. En Linkedin o en las bolsas de empleo, es frecuente ver anuncios como “el trabajo es para personas entre 21 y 30 años” o “si es posible, que sea mayor de 25 años y menor de 45”. La línea de la discriminación por edad, o ‘edadismo’, es delgada, pero se alcanza a ver.
El ‘edadismo’ no es un término nuevo y aunque suene raro y poco se hable de él porque es más común hablar de la discriminación por raza, por religión o por orientación sexual, es más frecuente de lo que se cree. Como el trago, está socialmente aceptado. Está definido por la Organización Mundial de la Salud “como la discriminación por motivos de edad y puede tomar muchas formas, como actitudes prejuiciosas, prácticas discriminatorias o políticas y prácticas institucionales”. Se le conoce también con nombres sonoros y hasta bonitos como el inglés ageism (ageísmo), viejismo, ancianismo, gerontofobia o etarismo.
El término fue acuñado en 1968 por el gerontólogo y psiquiatra Robert Butler para referirse a la discriminación contra las personas mayores y basándose en los términos sexismo y racismo. Butler definió al edadismo «como una combinación de tres elementos conectados: las actitudes perjudiciales hacia las personas mayores, la vejez y el proceso de envejecimiento, las prácticas discriminatorias contra las personas mayores, y las prácticas institucionales y políticas que perpetúan los estereotipos sobre las personas mayores».
Las empresas contratan a quien les da la gana y generalmente ese quien les da la gana es menor de 40 años.
Que los atardescentes colombianos sufrimos discriminación laboral por nuestra edad es un hecho innegable porque acá la experiencia es sinónimo de cansancio, de dolores en la ciática,de permisos para exámenes en la próstata, de malos genios , de mañas y también de mano de obra cara. De alguna manera, los vintagenarios nos hemos acostumbrado a la situación y aparte del empute y la frustración por no conseguir un empleo, no pasamos de ahí. Lo curioso del tema, es que en países con un mayor estándar de vida, se privilegia y cuida el empleo para la gente mayor: la Unión Europea ha aprobado leyes que legislan en ese sentido como la Directiva 2000/78/CE relativa al establecimiento de un marco general para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación que tiene por objeto combatir la discriminación en el lugar de trabajo por causa de discapacidad, orientación sexual, religión y edad, y todos los Estados miembros de la Unión Europea deben implementar esta norma en sus leyes nacionales. Igual ocurre con los Estados Unidos que desde 1967 tiene la Ley de 1967 sobre Discriminación en el Empleo por Motivos de Edad y que prohíbe la discriminación laboral en contra de las personas de 40 años o más. Incluso la OCDE, organismo que supone las mejores prácticas y en el cual Colombia fue aceptada recientemente, ha recomendado la eliminación de todas las políticas de jubilación obligatoria con el fin de beneficiar a los trabajadores, los empleadores y las economías.
Los atardescentes no queremos que nos regalen nada. Estamos plenamente conscientes de lo que queremos, de lo que sabemos y de lo que podemos. Somos una comunidad plenamente activa, sexualmente actualizada y emocionalmente apta. El que nos quiera aceptar que nos acepte con ganas y el que no, que por lo menos no nos joda.
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Excelente articulo dice toda laverdad
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