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Este no es el momento para que Carlos Queiroz renuncie a su estilo de juego, sino que continúe con la propuesta y corrija detalles en la Selección Colombia.

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Hoy inicia la última fecha FIFA del año para Selección Colombia. El proceso ha sido bueno y está lejos de ser un fracaso, pero el equipo tiene problemas para ejecutar la idea de juego y Carlos Queiroz todavía tiene temas por trabajar. Ahora, ese ejercicio debe ir acorde con su filosofía y la propuesta en la que cree para este grupo. Este no es el momento para romper el molde, sino para hacerlo más fuerte.

Podemos pasar horas debatiendo cuál es la mejor forma de jugar al fútbol. Es tema que da para buenas y largas tertulias. Sin embargo, aquel que está al mando es quien tiene la responsabilidad de llevar el barco a buen puerto y para ejercer ese liderazgo es importante confiar en uno mismo, en los factores estudiados y en la intuición. Es esencial escuchar las recomendaciones para hacer retoques y replantear algunas ideas, pero lo mejor es mantenerse sobre una base que, salvo fracaso inminente, es mejor no cambiar. Carlos Queiroz cree que tiene futbolistas para jugar con un formato vertical, con una defensa sólida que permita la salida rápida y sin tanto toque, como era costumbre en Colombia. Puede haber otras fórmulas válidas para ganar, pero esta es la del capitán del barco.

Y más allá de eso, la propuesta tiene potencial, que es lo verdaderamente importante. Colombia mostró un juego eficaz y poderoso en la Copa América y en amistosos como los que jugó contra Perú (0-3) y Brasil (2-2). Tras este último, inició un bache en el que pasan factura ciertos puntos de la estrategia que no están afianzados y necesitan perfeccionarse. Carlos Queiroz debe ver cómo consigue una versión de Colombia más contundente de cara al gol, por ejemplo, o cómo evitar que el equipo siempre tenga tramos de 10 o 15 minutos en los que sufre, sobre todo al inicio de los segundos tiempos. Son detalles que marcan la diferencia y pueden llevar a tramos como el que está pasando el proyecto, pero la idea de base es atractiva.

El afán de probar tantas alternativas al tiempo contra Argelia desbarató las raíces del equipo y demostró que el camino no es por ahí. Los amistosos sirven para ver eso. Carlos Queiroz tiene el partido de hoy contra Perú y del martes contra Ecuador para retomar el rumbo y corregir detalles sin cambiar unas bases que están bien plantadas. Cuadrado debe volver al centro del campo, en mostró ser peligroso, los laterales deben dar garantías defensivas y cuando James pueda jugar, ojalá lo haga como extremo. Algunos tildarán a Queiroz de traidor al juego tradicional de Colombia, pero eso a la larga es una cuestión de gustos. Lo peligroso sería que, mientras está al mando de la Selección, el portugués se traicionara a sí mismo. La eliminatoria nos espera en marzo.

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