Han surgido tamaños, formas y actores inexistentes hasta hace un par de lustros inundando un mercado que ante ofertas similares confunde al comprar. ¿Lo positivo? El conocimiento automotriz y la tecno – ingeniería se han democratizado.
Hace no muchos años, antes de que internet estuviera en los teléfonos inteligentes de todo el mundo, era encantador saber y estudiar sobre un nuevo modelo equis de cualquier marca. La literatura física estaba ahí, también digitalizada para leerla en computadoras; mas no para disponer de ella en cualquier sitio que estuviéramos, sacando el teléfono del bolsillo. Por ahí se empezó a perder el encanto.
Desde su aparición, cada día estamos despertando ante una avalancha de información automotriz que -saben que soy un entusiasta »carrómano» No1-, por cantidad y similitud, llega a apabullar, hasta cansar a veces. Primero, porque la información emitida por la marca en un lanzamiento se publica casi sin distintivos, en decenas de medios, en todos los idiomas.
Segundo, se perdió la gracia, se diluyó la agradable ansiedad (o por lo menos se mitiga bastante) de tener que esperar a que llegue el modelo nuevo a Colombia, porque ya lo conocimos en videos…de ahí también nace la percepción de que el auto que tenemos hace poco ya no es el último, sentimos que la vigencia se pierde más rápido porque todo el tiempo estamos desde un dispositivo en vivo presenciando el lanzamiento de todos los vehículos nuevos.
Somos víctimas (con los carros), de la adicción a la tecnología que tiene a media humanidad con los ojos sobre cualquier pantalla cientos de horas al año, permanecemos »ocupados», y por eso la sensación de paso del tiempo es mucho más rápida, pero eso es tema de otras especialidades.
Tercero, pasando al plano físico, hay demasiados vehículos gracias a nuevos sectores que antes no existían. La epidemia de las camionetas suv oferta desde menos de 4 metros en longitud (algunas pseudo suv, son citycars segmento A, con 1 o 2 cms más de altura, bómpers más grandes y plástico adicional en pasos de rueda y laterales) pasando más o menos por los 4, 4.3, 4.5, 4.7 hasta 5 metros o más; muchas automotrices -una sola marca-, tiene hasta 5 modelos, uno para cada uno de esos nuevos segmentos – tamaños.
La población productiva en aumento con excesivas ganas de tener, constituye el caldo de cultivo para unas marcas que han sabido aprovechar el cuarto de hora, inventando cada día más categorías (por formas y tamaños parecieran estar llegando a su límite). Y en ese mar de vehículos, se ha perdido también el encanto por la falta de personalidad: los carros, suv o crossovers (sobretodo los chiquitos y subcompactos), se parecen mucho en el primer vistazo puesto que por el volumen de autos hay tantas líneas estilísticas, tantas formas rodando, está todo tan inventado, que se terminan confundiendo; una minoría es la que de verdad sorprende.
Así, pasan desapercibidos en las calles, donde se diluye la exclusividad, la diferenciación……por fortuna todavía quedan marcas de lujo y generalistas con mucha personalidad donde plasman en sus trazos la imagen de marca, ofrecen algo nuevo, cabinas con gran ambiente, y son atractivos, divertidos, sin dejar a un lado la practicidad.
Que ironía, también me parece que las grandes potencias tienen su cuota en el desencanto (o por lo menos esos autos no se disfrutan como se debería) y generan tensión porque cuando aceleramos algo con más de 250 – 300 caballos todo pasa tan rápido -empezando por los cambios de hasta 10 marchas-, que no se alcanza uno a divertir lo suficiente (la diversión es muy importante para que los viajes sean menos tediosos). La explicación yace en la estresante sucesión de hechos a continuación: desde que se acelera hay que estar pensando en frenar, a quién esquivar, 120% atentos a la vía, y por eso no nos damos cuenta de nada más.
Se divierte uno más conduciendo a fondo un carro entre 100 y 150 caballos, que uno de más de 500, porque alcanza a pisar a fondo especialmente en subidas, siente el paso »lento» de los cambios y aceleración, el aumento de las revoluciones en cada velocidad. Con un poderoso BMW M5 de 600, o un Mercedes E63s, la diversión aparece en cortos lapsos de tiempo girando en el autódromo (ni allí se le saca todo el jugo), o en carreteras absolutamente desocupadas y con la certeza de una visibilidad frontal de 300 metros, lo que no deja de ser una imprudencia.
Esos 2 autos son ejemplos reales de misiles familiares de 4 puertas (pocos sedanes grandes con pedigrí se mueven así) que empujan sus 2 toneladas de cero hasta 160 en 7 segundos, y a 240 en menos de 17…….quién sabe cuál será el límite de la espiral de potencia que parece no tener fin. Un auto sedan de 150 caballos es rápido, pero se vuelve lento ante semejante comparación. No hay que tener 600 caballos, de hecho autos compactos como el Golf GTI, Peugeot 308 GTI con menos de 3 centenas son muy muy ágiles.
Admiro a las que logran diferenciarse, en un mercado saturado, en unas calles donde no sabemos que mirar y muchos se confunden en el ejercicio. Lo bueno es que el automóvil se ha democratizado como dicen ahora porque salvo algunos sistemas de visión nocturna otros que impiden abrir las puertas cuando algo viene de atrás o los pasos digitales aún distantes hacia la conducción 100% autónoma por nombrar algunos sistemas tope, el cliente de cualquier marca puede disfrutar de la vanguardia en la ingeniería, sobre casi todo lo que compone un vehículo.
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@MASERAGRANTURI
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le falto incluir la falta de creatividad en el diseño de autos…. ver las referencias de chevrolet por ejemplo, es ver la misma cosa fea con distinciones, características y funciones que nadie ve…. por que no existen…
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