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Palabras de Daniel Mera Villamizar sobre lo que representa este otro hijo de Aracataca, Secretario General del la Asamblea Constituyente de 1991, para el siglo XX de Colombia.
Sus hijos organizaron una celebración con familiares y allegados, entre los que estuvieron José Alejandro Bonivento, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia y presidente de la Comisión para la Reforma a la Justicia, y Amilkar Acosta, ex ministro y ex presidente del Congreso.
“Jacobo Pérez simboliza que el talento puede abrirse paso en nuestra sociedad, pese a los obstáculos; simboliza la dignidad del servicio público y la integración a la sociedad que supera ciertas barreras por el color de la piel”, dijo Daniel Mera, en nombre de la Fundación Color de Colombia.
“Imagino que Vicky me invitó a decir unas palabras hoy, lo que para mí es un honor, porque ha visto que en los últimos años Jacobo y yo hemos hecho llave para sembrar en el siglo XXI la memoria de un ilustre colombiano del siglo XIX, Luis A. Robles, el primer ministro negro de esta nación.
Gracias, Vicky, y gracias Martha Elena, Jacobo y Betsy Rosana por permitirme expresar aquí el sentimiento de un grupo de personas respecto de su padre.
Ese sentimiento es una gran admiración, respeto y cariño por la persona de Jacobo Pérez Escobar y por lo que él representa en el siglo XX de nuestro país.
Debo decirles, sin embargo, que he pensado hablar en los 90 años de Jacobo, y esta invitación por los 85 me tomó sin la debida preparación.
En los 90 de Jacobo, tendremos su biografía publicada, que llegará a todas las bibliotecas públicas de Colombia. Como pienso co-dirigir el trabajo del historiador que hará la biografía, estaré mejor preparado para esas palabras.
Pero en los 85 Jacobo tendrá una muestra de admiración pública que seguro le gustará. En menos de un mes, se producirá un afiche con los rostros de Luis Antonio Robles, Sofonías Yacup, los ministros Manuel Mosquera Garcés y Adán Arriaga Andrade, el parlamentario Diego Luis Córdoba y Jacobo Pérez Escobar.
Se trata de un afiche de la Escuela Superior de Administración Pública, Esap, producido por un semillero de investigación. El afiche será visto en más de 100 municipios. Así que, Jacobo, necesitamos elegir una foto para el afiche.
Me parece que a él le gusta una foto suya de 1955, que también les gusta a las muchachas, pero no sé si debería ser una de 1973, cuando se posesionó como Secretario Jurídico de la Presidencia de la República, o de 1991, como Secretario General de la Asamblea Constituyente de 1991, o de 2005, con la banda tricolor, cuando recibió la “Orden de la Justicia” de manos del Presidente Uribe.
Ahora, si ponemos la foto guapa de 1955, y algunas jóvenes reaccionan enviando correos electrónicos, ya veo a Jacobo dictándole a su asistente respuestas corteses excusándose porque se encuentra concentrado en el libro de historia constitucional.
Quisiera decir unas palabras sobre lo que Jacobo representa en el siglo XX de nuestro país.
En primer lugar, que el talento puede abrirse paso en nuestra sociedad, pese a los obstáculos. Dos hijos de Aracataca lo demuestran, entre muchos. Gabriel García Márquez y Jacobo Pérez Escobar. Cada uno en lo suyo, fue un talento extraordinario.
Tal vez el primer líder nacional en notar el diamante que había llegado del Magdalena a la capital fue Carlos Lleras Restrepo, jurado de su tesis en derecho y ciencias políticas en la Universidad Nacional.
Digo tal vez porque Alfonso López Michelsen le dictó clases en el primer año de universidad, aunque en ese tiempo el que sería presidente de la república era más un intelectual que un líder político.
Es probable que Jacobo le haya sacado la nota más alta del curso de derecho constitucional, si pensamos que su promedio acumulado de la carrera fue 4.9! sobre 5, y que López Michelsen lo haya apreciado.
La biografía, ciertamente, se encargará de mostrar cómo logró abrirse paso Jacobo, que era él y su talento e inteligencia, hasta llegar tan alto.
Lo segundo que representa Jacobo es la dignidad del servicio público. La vocación de servicio al Estado y a la sociedad, que enaltece los valores, y jamás incurriría en un acto de corrupción.
85 años y ni una mancha. El ejemplo de Jacobo, hacer conocer su vida y obra, ayuda a que las nuevas generaciones se inclinen por la dignidad y la integridad en el servicio público.
Tercero, Jacobo representa la integración a la sociedad que supera ciertas barreras por el color de la piel. En 1951, fue presidente de la Gran Convención Nacional de Juventudes Liberales, que presidió sentado entre el ex presidente Eduardo Santos y Carlos Lleras Restrepo. Ahí comenzó su vida pública.
En 1955, a su llegada de Europa tras su posgrado, eminentes ciudadanos de la capital le rindieron un homenaje. Eso no habría pasado en Estados Unidos, donde la línea racial dividía tajantemente a la sociedad.
Jacobo simboliza el respeto social por el mérito del individuo, sin distinciones. Y también puede decir que conoce los lastres de prejuicios existentes en sectores de la sociedad, que se expresaron, por ejemplo, en el acto de expedición de la Constitución de 1991.
Un episodio que ha sido contado por el ex vicepresidente Humberto de la Calle en el libro Contra todas las apuestas, y que con seguridad estará en la biografía de Jacobo, que producirá la Fundación Color de Colombia.
Para no extenderme, la trayectoria de Jacobo como magistrado, gobernante, constitucionalista y profesor universitario es un patrimonio de sus familiares y amigos, de la población negra en particular, y de la sociedad en general.
Tal vez hay una faceta de Jacobo que es patrimonio exclusivo de ustedes, la de poeta. No ha trascendido al público que Jacobo también le jaló a la poesía.
No he leído en silencio los poemas, ni soy crítico literario, pero ustedes me dirán si dejamos así lo de poeta, entre nosotros, o nos arriesgamos a que algunas estudiantes enloquezcan de amor platónico.
Estimado Jacobo, muchas gracias por seguir activo. Por dar un discurso importante cada año. Por su existencia.
Muchas gracias a todos”.
Chía, 12 de junio de 2010
dios que orgullo para los colombianos, tener a un señor tan interesante del que se tendría mucho que aprender.
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