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A los que podemos recorrer distancias sin obstáculos del cuerpo,

Esta semana, en un día frío y gris, caminaba bajo la lluvia, desde la estación del metro hacia el salón de clase. Después de subir las escaleras que me sacaban de la estación pensé, quejándome por dentro, en lo cansada que me sentía y en lo que me faltaba por caminar, mojándome y sintiendo frío.
Deseé no tener que caminar esa distancia.

Unos segundos después, me recorrió un escalofrío cuando me crucé con una mujer que, en las mismas circunstancias, bajo la lluvia y en medio del frío, vencía a la oposición de su cuerpo para llegar hasta su salón de clase: lentamente, con las piernas torcidas y unas muletas, ella avanzaba decididamente esos metros que debía sentir como kilómetros.

Deseé poder hacer algo para acortar su distancia.

Deseé seguir pudiendo caminar mis distancias.

www.catalinafrancor.com

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