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Vivimos en una ciudad donde uno puede estar mirando por la ventana y, de pronto, se desploma un puente peatonal. Bogotá es una ciudad insólita; tal vez es la única ciudad donde las noticias de parodia son fácilmente confundidas con noticias reales (y vice-versa).

Yo estaba tranquilo. Estaba viendo las fotos chéveres de las Cebras por la Vida que pintaron hoy en la 93, y pensaba «eso sí es construir ciudad», además porque esa iniciativa partió de la ciudadanía y luego la apoyó el gobierno (bravo por todos los organizadores y quienes participaron!!). Pero todos esos pensamientos se opacaron cuando encontré en Twitter la foto del puente peatonal que se cayó en la 103 con 11. La evolución de la noticia durante los siguiente 30 minutos fue transformándose (léase lo siguiente con voz de narrador de fútbol):

– leee echan la culpa a Petroooo…el mismísimo Victorino Moya lo dice así:

– El gobierno Distrital le tira la pelota al Ejércitooo:

– Eeel juego se ponee buenooo. ¡Le echaron la culpa al hecho de tener un puente en lugar de un cruce peatonal!

– Sigue la pelota, sigue la pelotaaaaa. Algunos pocos muestran sus dotes de artistas:

Y ahora, eees hora de los cuentachisteees:

– «el puente está quebrado, con qué lo curareeeemos»,

– el puente con viagra se arregla.

– «ahora todos salieron ingenieros, la semana pasada eran expertos en reinados»,

– «es el único puente del año que cae en febrero».

… y así sucesivamente… (apaguen la voz de narrador y sigan leyendo).

Ya después de media hora, la gente empieza a preguntarse por los heridos, y empiezan a ser moralistas. «¡Qué sociedad en la que vivimos!», «¡Qué ciudad en la que tratamos de sobrevivir!» y todo eso….

Una hora después, volvemos a los mismos tweets de siempre:

Tranquilos, tarde o temprano todos nos vamos a morir, vivamos en Toronto o en Damasco, en la Bogotá Coqueta de Mockus o en la actual Petrópolis. Y lo más importante, como bien lo dijo Gladwell hace unos años, es que lo que digamos por Twitter no va a reconstruir un puente ni va a desmatar a César Criollo (que sigue muerto desde hace un mes, a pesar de todo el twitter y blog que usemos y reflexión que hagamos). La revolución no será twiteada, para repetir la frase del despelucado autor del New Yorker.

Por eso es que el ejemplo de la gente de Cebras por la Vida es bien bueno. En lugar de dañarse los dedos pulgares echando twitter a la lata criticando a diestra y siniestra, esta gente siguió tres pasos:

– comprar pintura

– encontrar un cruce

– pintar el cruce con la pintura.

2015-02-01 13.15.07

Más sencillo, imposible (le ganan hasta al Agente Oso Espacial con sus tres pasos recontrafáciles de aprenderse). Más barato, difícil. Y queda algo distinto de un tweet con muchos RTs, que al final no quiere decir nada ni logra nada y cambia poco (tal vez frunce muchos ceños, entonces podría decirse que Twitter es un ejercicio facial muy efectivo). Gracias, gente de Cebras por la Vida, por apagar el celular y pintar la calle con los ciudadanos y para los ciudadanos. ¿Cuántos años estaríamos esperando si esperáramos los estudios de las entidades distritales para saber si un cruce peatonal se debe o no hacer? A veces siento que vivo rodeado de Asnos de Buridán.

Es claro que tenemos que fruncir el ceño menos y pensar cómo (re)construir una ciudad entre todos. Y de pronto de a poquitos podemos lograr que nuestra ciudad vuelva a tener un poquito de brillo propio. La otra opción es comprar una sombrilla bien fuerte para el día que caigan ranas del cielo (porque es lo único que falta, y sí puede pasar, se llama lluvia de animales):

(Yo sé, es medio cínico que esté desde un blog diciendo que echar twitter no sirve de nada, cuando duré media hora espichando RT y escribiendo pendejadas sobre el susodicho puente, y ahora simplemente revisando lo que pasó… pero… ¿no les daría vergüenza ajena si yo estuviera hablando de los proyectos que he realizado que buscan cambiar el espacio urbano? Mejor que otros hablen de ellos y digan si son buenos o malos, porque este blog no es para auto-promocionar mi trabajo sino para opinar).

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