Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Ciberasesor Espiritual.
En esta cuarentena una práctica muy recomendable para mejorar tanto física como espiritualmente es el ayuno, que junto al silencio y la meditación contribuyen al bienestar, la salud y la armonía.
El ayuno es una práctica espiritual que consiste en privarse de un gusto de la vida cotidiana, generalmente la comida, para dedicarse al encuentro íntimo consigo mismo y con la divinidad. Es una práctica muy difundida en diferentes religiones.
El ayuno nos ayuda a reflexionar los siguientes aspectos:
Nos permite recordar que todos los bienes tienen origen en la divinidad, y nos ayuda a tomar conciencia de la necesidad de agradecer todo lo que tenemos.
Nos hace conscientes del hambre del necesitado que pasa dificultades para conseguir alimento a diario. Esto es un llamado a la ponerse en la situación del otro.
Es un ejercicio de formación del carácter, pues si podemos vencernos y lograr un buen ayuno, podemos vencernos también en otros aspectos de la vida que nos hacen daño y a los cuales necesitamos renunciar.
Es también una práctica recomendable cuando buscamos inspiración, necesitamos acallar los sentidos para buscar respuestas, una forma limpieza espiritual y un momento de estar livianos tanto del cuerpo como de la mente.
En mi concepto no estoy de acuerdo con la práctica del ayuno como una forma de autocastigo o la reparación de culpas, pues perdería su sentido de amor y se quedaría en una simple forma de tortura.
Respecto a los tipos de ayuno:
El más practicado es el de alimento y consiste en la renuncia parcial o total a la comida por un periodo de tiempo. Es una práctica recomendable para la limpieza física y espiritual pero debe tenerse en cuenta las condiciones de salud del practicante para que no sea contraproducente.
Otro tipo de ayuno es el ayuno de los sentidos. Tomemos algunos ejemplos: el ayuno de la boca al no decir nada dañino contra los demás o de dejar de proferir frases de pesimismo o de queja, el de oídos al no aceptar escuchar comentarios o chisme, o el de los ojos al privarnos de aquello que nos denigre ver. Pues sería incoherente dejar de comer un alimento si esto no va acompañado de una mejora de la calidad de nuestra vida y nuestras relaciones.
Finalmente, y en estos días el más difícil, es el ayuno tecnológico donde renunciamos y nos desconectamos del celular, la televisión y otros aparatos para buscar el silencio y el encuentro consigo. Además es una buena práctica de desintoxicación mental.
A continuación algunos aspectos que se recomiendan tener en cuenta:
-El día anterior al ayudo comer bien y de manera saludable.
-Definir exactamente cuánto tiempo y que tipo de ayuno va a hacer, pues tan importante es comenzarlo como saberlo terminar a tiempo.
-Levantarse con entusiasmo, bañarse y arreglarse muy bien, pues es una bella práctica y no una tortura. Es un regalo espiritual que nos hacemos nosotros mismos y no un motivo de orgullo para recibir aplausos al ego.
-Al iniciar el día o al comenzar el ayuno, hacer un momento de oración o meditación personal encomendado esa práctica para beneficio propio y de la humanidad.
-Colocar ante la divinidad las intenciones de corazón que llevan a hacer esa práctica y pedir la fuerza y sabiduría para poderla resistir.
-En los momentos que nos sintamos tentado a romper el ayuno, recordarnos a nosotros mismos el motivo inspirador que llevó a esa práctica, darse ánimo y continuar adelante, siempre y cuando no se atente contra la salud.
-Es recomendable hidratarse mucho para que no exista una grave descompensación. Si se opta por un ayuno total debe tenerse en cuenta las circunstancias de clima y de capacidad física del practicante.
-Al terminar la jornada de ayuno agradecer a la divinidad por la experiencia espiritual vivida en un ambiente revisión y de oración.
Revisar las enseñanzas aprendidas
-Romper el ayuno con moderación. Tomar un alimento liviano.
-Ayuda mucho el acompañamiento de alguien espiritual para que nos guié en discernir las enseñanzas aprendidas y que no sea un práctica aislada.
-Es recomendable que el equivalente en dinero o recursos ahorrados por esos días de ayuno sea entregado a una persona o familia necesitada. Así el ayuno tendrá un significado de solidaridad y de beneficio también para los demás.
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