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El Blogotazo

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Lo que oyes a tu derecha es el majestuoso Salto del Tequendama. Cuenta la leyenda que fue aquí, justo en donde hoy se encuentra esta caída de agua con unos 200 metros de altura, en donde Bochica, padre y maestro de los Muiscas, abrió este inmenso precipicio, que todavía sigue(...)

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Hubo una casa en Bucaramanga de la que debo haberte hablado alguna vez. Estaba sobre una avenida. Era grande, vieja y lúgubre (como la mayoría de las casas en las que reparo). Decían (o eso recuerdo haber oído) que fue propiedad de algún refugiado de guerra en los 40 y que(...)

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Ideas sueltas a partir de un viaje al sur.Las comparaciones no siempre son odiosas. Estuve por la capital argentina, y dediqué más tiempo a pensar en mi ciudad que en aquella a la que estaba visitando. Aquí están algunas impresiones desordenadas. Para quienes gustan de(...)

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Soy sumamente afecto a los ancianos. Sobre todo a aquellos que van solos por la vida, recorriendo parques, tiendas calles o mercados, colados entre la agitación febril y afanosa de alguna ciudad, viendo al presente y sus protagonistas tropezárseles de frente e ignorarlos sin(...)

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Bogotá, sus calles y sus gentes sufren de una transitoria muerte cerebral todas las noches, de lunes a jueves. Resignados ante la inactividad que impera desde las 10, quienes la habitan se quedan dormidos o insomnes dentro de aquellas madrigueras de ladrillos y hacinamientos a(...)

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En la vitrina, lejos de mi alcance, había unas pastas cilíndricas de dulce, sostenidas por un pitillo plástico delgado, como colombinas largas y uniformes. Tenían una boquilla y un agujero que iba de un lado a otro, simulando un pito, aproximadamente(...)

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La vida se me parece a la espera solitaria, larga e infructuosa por un taxi en la noche, bajo cierta lluvia fría, incesante y severa, La vida se me parece a ver cómo otros transeúntes desprevenidos y sin esfuerzo aparecen de la nada, sin(...)

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