Me dicen que es una “bendición”. Claro, como lo ven cuando está calmadito, sonriente, juguetón… Ay, sí, qué angelical, ¿verdad? ¡Qué inocencia! Lo peor es la deslealtad de aquellos padres y madres que nos han dicho sin sonrojarse “prepárense para conocer el amor(...)
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