Año tras año, como si se tratara de un circo, una de las atracciones principales de la Feria del Libro de Bogotá es la cantaleta de Fernando Vallejo. Arremete (titulaban con regodeo los diarios colombianos) arremete contra la Iglesia y la política. ¡Qué novedad!
– ¿No se ha convertido Vallejo ya –le pregunto a mi amigo Santiago Pérez Zapata al leer su arremetida de este año (hacer click aquí)– en un bufón de Alfaguara y Planeta y los mass media? La respuesta de mi amigo es todo un artículo:
Fernando Vallejo en la FilBo: un curso de primatología básica
– Claro: Fernando Vallejo es el populista de la clase media «ilustrada», una clase que nada tiene que ver con el dinero sino con la «inteligencia». Es un predicador frustrado o, mejor, un «sacerdote negativo» que pretende fundar una nueva secta de animales impolíticos, una contra-iglesia ya trillada de hipismo universitario y de nadaísmos trasnochados. Es un charlatán amparado en un progresismo vulgar y un biologicismo pseudo-darwiniano. Creen en Colombia –donde están sus principales lectores y compradores– que eso es realmente polémica. Un auténtico escritor como Umberto Eco nunca escribió de esa manera, es decir, con una lógica tan pobre y miserable (véase A paso de cangrejo, donde Eco incluyó buena parte de sus artículos de prensa). Y que no me esgriman el argumentilllo de una diferencia entre la obra y el autor porque, según dicen, en la «vida real» Vallejo es muy amable cuando, sea como sea, se comporta en sus discursos públicos como vil propagandista de su Puta de Babilonia y de sus novelas repetitivas, incisivas, sin comienzo ni fin.
En el campo de las ideas pasa por un fanfarrón que reduce al ser humano al estado de un mono impolítico e intrascendente. Se llena la boca hablando de Laplace, de la ciencia moderna, cuando Laplace era un gran determinista cuyo sistema tiene raíces en el pensamiento metafísico (gran inspirador de la máquina de guerra napoleónica). Dice que la teología no explica nada y reduce el universo a lo inescrutable debido a que no hay creación por un Dios personal (teísta) sino autocreación materialista. Repite la vieja idea krausista –de la que se burlaba Menéndez Pelayo hace ya más de un siglo– de una teología espuria y panteísta que reduce lo divino a las cosas del mundo, con lo cual no critica nada y sólo sustituye, ante un auditorio crédulamente no-confesional, unas certezas metafísicas por otras de menor calado. Alude al pensamiento hipotético como norma del pensar serio y responsable cuando, al mismo tiempo, quiere premisas morales universales garantizadas por el Estado gendarme: lógica infrahumana que exige que ese montón de simios embusteros (la humanidad), que están en guerra de todos contra todos, sean sometidos por una gran maquinaria violenta e impersonal. Por eso para él en Colombia no hay Estado y sí gobiernos personalistas condenados al fracaso por su poca fe estatolatra. Hace una apología del Estado colombiano disfrazada de insultos a presidentes y guerrilleros.
Nos dice «dejen de cacarear derechos y empiecen a asumir deberes…», pero el deber, para Vallejo, no reside en la ley natural o el «sentido común» propio del Decálogo; se encuentra en idolatrar al orden estatal mesocrático que mata indigentes para que éstos no ensucien de heces su jardín (su propiedad privada), mientras exige todo el respeto por el copyright de sus libros, ya que estos últimos están expuestos a la actividad vandálica de inescrupulosos (monos mentirosos), que trafican con sus deposiciones. Cacarea Fernando Vallejo sobre la dignificación de «nuestras mascotas» mediante la concesión de sus derechos inalienables, mientras enarbola una eugenésica limpieza social de los pobres que se reproducen sin control y que no saben ni leer sus libros (esperemos entonces que al menos lean la Biblia y encuentren salvación). Su materialismo es tan infortunado que no llega a ser un buen remedo del hoy caduco sensualismo de Destutt de Tracy –tan en boga por el liberalismo colombiano del siglo XIX, el mismo que engendró a Vargas Vila– al diseccionar a todos los seres vivos a meros sistemas nerviosos andantes. Menos aún puede imitar a Epicuro cuya filosofía era una verdadera crítica al orden de la Polis griega justificada en sus mitos sobre los dioses, pues como se sabe los epicúreos buscaban un placentero sosiego para el alma finita (negaban la inmortalidad del alma) con el fin de alcanzar la ausencia total de preocupaciones (ataraxia), cosa extraña para un alma tan atormentada y desesperada como la vallejiana.
Se burla de la Biblia y de su estudio… Se le olvida (a él, que tiene una prosa fundada en la oralidad antioqueña) que existe algo que se llama tradición oral, para negar de un tajo la existencia de Cristo antes del año 100 DC por falta de testimonios debidamente certificados por escrito. Del mismo modo, bajo su lógica (aburguesada y anacrónica) se deduce que a los evangelistas les faltó conocer el concepto de Derechos de Autor y propiedad literaria, que tanto le preocupan al «bueno» de Vallejo. ¡Pues claro que son muchos los autores que se «plagiaron» unos a otros para escribir el Evangelio! No hay en la Biblia, gracias a la Gracia y valga la redundancia, una individualidad vacía que certifique lo escrito por notario como quisiera nuestro burocrático escritor. ¿Por qué entonces pide pruebas «históricas» o leguleyas de la existencia de Cristo colocando a Pilato como notario de su acta civil de nacimiento? Gracias a Dios no hay en la Biblia un «artista moderno» que reclama regalías, para dicha de quienes leemos las Escrituras. Todas estas conclusiones absurdas y bufonescas ocurren cuando ridículamente se desconoce lo que significa una palabra que Vallejo ya no puede comprender: Tradición.
La intrascendencia es su lema; el anacronismo cómico su oratoria demagógica; la ciencia para dumis su escudo anti-teológico; el enciclopedismo vulgar –el hurgar en los libros como pelando bananas– su método. Entiende el lenguaje como un mecanismo sumatorio que funciona de modo meramente lineal y sucesivo del que surge el significado. Deriva de ahí que lo simultáneo no tiene significado y no es verdadero. La falsedad de la Biblia se debe, según él, a que está sometida al tiempo lineal, lo que hace perecedero lo dicho o escrito de una generación a otra, pues todo resulta adulterado por lo escrito después, de suerte que tal subjetivismo no lleva sino a la intrascendencia de cualquier mensaje. Semejante auto-devaluación del lenguaje es un suicidio de la inteligencia, que él legitima como un relativismo cultural nihilista –tan de moda– y con el que aún intenta exterminar todos los libros de poesía del planeta, incluyendo la anulación total de la poética religiosa de las Escrituras.
La circularidad y simultaneidad son la base del pensamiento simbólico, que Vallejo quiere hacer trizas como novelista bestseller comprometido con el consumismo, fiel a un público que no quiere laberintos poéticos ni metafóricos. A partir de Orígenes, según sus alardes de erudición antigua, Vallejo pontifica que la metáfora es un vil engaño concluyendo que Dios es simultáneo en su significado, es decir, que es falso y que no existe, como tampoco ninguna hermenéutica poética o trascendente. Esas son las bellas enseñanzas que nos lega el «pensamiento vallejiano» propias de un intrépido y antipoético primate. Basta destruir su retórica diseñada para las masas con un bello poema de Rubén Darío, que glorifica la circularidad del significado haciéndolo eterno, «La página en blanco»:
Mis ojos miraban en hora de ensueños
la página blanca.
Y vino el desfile de ensueños y sombras.
¡Y fueron mujeres de rostros de estatua,
mujeres de rostros de estatua de mármol,
tan tristes, tan dulces, tan suaves, tan pálidas!
¡Y fueron visones de extraños poemas,
de extraños poemas de besos y lágrimas,
de historias que dejan en crueles instantes
las testas viriles cubiertas de canas!
¡Qué cascos de nieve que pone la suerte!
¡Qué arrugas precoces cincela en la cara!
¡Y cómo se quiere que vayan ligeros
los tardos camellos de la caravana!
Los tardos camellos,
-como las figuras en un panorama-,
cual si fuesen un desierto de hielo,
atraviesan la página blanca.
Este lleva
una carga
de dolores y angustias antiguas,
angustias de pueblos, dolores de razas;
¡dolores y angustias que sufren los Cristos
que vienen al mundo de víctimas trágicas!
Otro lleva
en la espalda
el cofre de ensueños, de perlas y oro,
que conduce la Reina de Saba.
Otro lleva
una caja
en que va, dolorosa difunta,
como un muerto lirio la pobre Esperanza.
Y camina sobre un dromedario
la Pálida,
la vestida de ropas obscuras,
la Reina invencible, la bella inviolada:
la Muerte.
¡Y el hombre,
a quien duras visiones asaltan,
el que encuentra en los astros del cielo
prodigios que abruman y signos que espantan,
mira al dromedario
de la caravana
como al mensajero que la luz conduce,
en el vago desierto que forma
la página blanca!
Después de este poema todos los panfletos escritos contra la «metafórica mentira», creados por Vallejo, son –ellos sí– una verdadera y literal página en blanco.
Sr. Freddy Humberto Guerrero Sánchez (alias filipo2001): ¿a qué se refiere cuando dice que la gente está despertando? Semejante abstracción no dice nada como no sea el suponer que Vallejo sea el que los despierte. Peligrosa confesión. Porque a lo que Vallejo convoca es, júzguelo por su comentario, es, decimos, a la Violencia.
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Sr. Carlos Guevara Guevara (Carlosspawn): si gente como usted son los admiradores de Vallejo ello se debe a que, a juzgar por su comentario, no leen sino el título. A Vallejo, por cierto, le encanta leer como comentarios como el suyo. Con ellos alimenta sus novelas básicas.
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Santiago Perez otro pseudo intelectual crítico de nada que no dice nada y no explica nada. Acérrimo contradictor que parece mas un furibundo predicador católico. Muy parecido al procurador. Por lo menos a Vallejo lo reconocen mas al pobre envidioso de Santiago quien lo conoce?.
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Los badulaques a que con tanta ferocidad hace refencia filipo 2001 son los tontos que le hacen cuarto a tipejos como Fernando Vallejo, y sobre su mal llamado discurso en la Feria Del Libro, lo leí muy entre líneas, no completo, porque tanta procacidad no tiene por qué ser alabada ni mucho menos malgastar tiempo y vida en leer una sarta de obscenidades y grosería que rebota la paciencia del más cuerdo. Y me gusta que Santago Pérez le dijera unas cuantas verdades a la cara, jugando con su dialéctica, porque una pluma ponzoñosa y una mente retorcida como la del sujeto en mención (Vallejo, claro, quién más?) no merecen respeto cuando él mismo se lo quita y lo refriega sin piedad a todo y a todos, como erigiéndose perfecto, que no lo es, ni ha sido ni será.
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jajaja. Lo que mas me da risa es que se fue a otro pais que es igual de violento y miserable
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Los verdaderos bufones son Sebastián Pineda de la prensa arrodillada y el sátrapa Santiago Pérez Zapata, la verdad duele y todo el mundo tiene derecho a opinar, al menos vallejo es franco y dice lo que siente, ustedes simples badulaques, oligófrenicos con padrinos, la gente ya no es boba, está despertando.-
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La verborrea Vallejista es contagiosa, realmente no es tan difícil disparar cargas Vallejianas como las que hace el autor del Blog contra el mismísimo papa Vallejo, intenta darle de su propia sopa, pero una cosa es la forma y otra es el fondo, si el bloguero quiere emular al maestro debe ir más al fondo, la palabrería se la lleva el viento, las cargas Vallejianas son cargas de profundidad, no de superficie.
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Voy más que nunca , Fernando vallejo, está vigente, puede que su cantaleta sea muy repetitiva, ante tanta corrupción que se está tratando este país, no hay ninguna actividad por sencilla que sea, pública o privada que no esté tocada por la corrupción y Fernando vallejo es apenas un pañito de agua tibia, que medio toca a un país que a todas luces es inviable, en manos de unos cuantos carteles
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la mejor critica…sicologica y literaria del fanfarron Vallejo..es un bastarlo…
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Vallejo es una verdadera vergüenza. Los que lo invitan a la Feria piensan que es un circo.
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Se ve que el discurso de vallejo caló en los retrogrados curas oscurantistas que anhrlan dominar un pueblo servil a su dogmatismo
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Raùl, por favor, Vallejo ya no asusta a nadie. Como tampoco un curita. El obscurantismo es, a estas alturas, el de la ciencia inmanente.
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Ahh para este escritor que no dice nada nuevo y repite las palabras de otros. Le regaló esta frase: Colombia es una casa de putas y la moral conveniente es su preservativo más solicitado.
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Si bien es repetitivo, esta bien que Vallejo vocifere y nos despierte de este hervidero de lo absurdo que es Colombia. Yo comenzaría por cambiarle de nombre. Él lo intenta hacer en una hora, minando las bases de este proyecto de estado. Eso ya es loable. Pero más loable es que no se le acabe la energía para denunciar el funcionamiento de ese nauseabundo País.
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Muy buen escrito, lástima que esa alcantarilla abominable de Vallejo no entienda el lenguaje poético. Por lo demás ese degenerado apestoso no merece ni la más mínima consideración, mercachifle de refritos malucos que gente ignorante consume sin darse cuenta de la intoxicación que producen
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Vallejo es un individuo que se dedica a vomitar su pensamiento mientras otros idiotas lo escuchan y lo aplauden. Que ojalá esté lejos y que fastidio saber que hay personas de esas que se dedican a escupir y atacar la mano que les da de comer
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De acuerdo totalmente. Excelente.
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Vallejo eres genial, pero ya me tienes mamado con esa pero lata barata de política y religión ,deleitarnos con cosas mas productivas para nuestro espíritu
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No se por que razón siguen invitando a este sujeto vallejo si su boca sólo escupe sandeces, además, él ya dijo que le daba vergüenza su nacionalidad. A que viene entonces a estos eventos. Bien se merecería el destierro.
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Vallejo es un escandaloso formidable e inteligente, que se ríe en privado de las criticas. Vallejo es de lo mejor.
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Es verdad los pobres se reproducen como ratas y son unos ignorantes. Qué ha dicho valleji que no sea verdad? Además colombia es un país de asesinos y lacras
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Fernando Vallejo es un viejo loco que no sabe quién es ni a qué vino a este plano y solo se dedica a consumir oxígeno
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