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La masculinidad como forma de estar en el mundo y de expresión de la personalidad es débil. Un individuo solo la posee cuando la exhibe. Si no es aprobada en público no existe.

La masculinidad es una forma de existir en el mundo que tiene que ser constantemente probada para ser efectiva. Si no se prueba la masculinidad, existe la feminidad. Es decir, la feminidad es estable, íntima e innata.

No entiendo la feminidad como el acto de llorar o de demostrar sentimientos. Imaginémonos que un grupo de hombres está reunido alrededor de una mesa de bar, bebiendo cerveza en cantidades alarmantes. Uno de ellos, el individuo A, no quiere beber hasta perder el conocimiento. Punto negativo de masculinidad para individuo A. ¿Cómo se gana masculinidad en esta situación? El individuo B recalca la pérdida de masculinidad. Punto positivo para individuo B.

Una mujer pasa en frente del grupo. El individuo B hace un comentario sexual y sexista. Punto positivo para el individuo B. El individuo A hace alusión a la naturaleza despectiva del comentario. Punto negativo para el individuo A.

La masculinidad no es privada, ni íntima, y tiene que estar constantemente probada en público. No construye; destruye. No se posee; se tiene prestada. La masculinidad no podría construir identidad individual y solo existe cuando hay al menos dos personas dispuestas a aprobarse una a la otra. Si siguiéramos un silogismo simple, no existen personas masculinas, sino grupos masculinos.

No se trata, sin embargo, de que todas las formas de masculinidad sean tan frágiles como aquella. Con seguridad existe un tipo de masculinidad viril, personal, constructiva y estable en el tiempo. Pero acaso sea extraña y escasa. Todavía en construcción.

 

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