Le puede pasar a usted…

Por: Agomoso
Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Fue asombroso ver cómo se achicaban las casas durante el despegue. Fue rara la sensación de vacío en el estómago. También fue vergonzosa mi cara de bobo cuando la azafata se estaba acercando con la comida, fila por fila. Yo pensaba que debía estar atento o de lo contrario...

Continuar leyendo

Pertenezco a un club de gordos deportistas. Es dirigido por mi primo, a quien le pagamos por ser nuestro entrenador físico. Estoy obligado a usar lycra, y algunos amigos se burlan de mi atuendo: «Uy, Andrés, yo no sabía que a usted le gustaba andar en chicles». Varios...

Continuar leyendo

Abro los ojos y ahí están los malditos; tan diminutos, tan insignificantes, tan feos, tan flacos, esperando la oportunidad para llenar sus barrigas con mi sangre. Han estado molestando toda la noche y su zumbido no me deja dormir. Los zancudos son unos maleducados. Yo comprendo que deban alimentarse (todos tenemos que comer), pero exijo […]

Continuar leyendo

Mis amigos y compañeros de oficina se acercan a mí, creyendo ser los primeros en aconsejarme: «Fumar hace daño», me dicen como si estuvieran haciendo una gran revelación. Yo me incomodo y pienso en silencio: «¿Sí?, no ‘jodás’… de verdad que no lo...

Continuar leyendo

Confieso, con algo de vergüenza, que hice parte del batallón de ‘tuiteros’ que cuestionaron las palabras que usó Danielito para referirse a algunas periodistas de ‘W Radio’. En un correo electrónico -enviado a Julio Sánchez Cristo- describió a una de ellas como «marimacha» y a otra como «arrechante, pero gurrecito». Sin embargo, ahora entiendo que […]

Continuar leyendo

El martes 26 de julio ‘Carito’ se levantó radiante -como siempre- y optimista -como de costumbre-. Revisó su cuenta de Twitter (@CaroCruzOsorio) y vio los mensajes de cariño y admiración de varios de sus followers -¡tan lindos!-. » ‘Carito’, envíame un saludo que estoy de cumpleaños. ¡Te quiero resto!», decía uno de ellos. Ella, tan […]

Continuar leyendo

Siempre llego tarde. Es un vicio. No puedo evitarlo. Hay algo en mi interior que no me deja salir a tiempo. Es un duende que me embruja: «No importa Andrés, fresco, no se afane, espérese otro ratico», me dice. Si me piden llegar a las 8, sé que debo salir a las 7, pero me...

Continuar leyendo