El pasado 8 de febrero se dieron a conocer los nominados a los Premios Óscar 2022. En medio de la rareza de la temporada híbrida -que no sale de la pandemia, pero procura darle cuerda al golpeado mundo cinematográfico-, se adelantan los preparativos para la gala del domingo 27 de marzo.
Sobresalen, entre los candidatos a diferentes categorías, cinco adaptaciones literarias. Las películas Drive My Car, Dune, El poder del perro, La hija oscura y El callejón de las almas perdidas están basadas en obras homónimas de los escritores Haruki Murakami, Frank Herbert, Thomas Savage, Elena Ferrante y William Lindsay Gresham respectivamente. Esas nominaciones reiteran, como todos los años, la cohabitación del cine y la literatura.
El influjo entre ambas artes ha dado lugar al enriquecimiento de una propensión narrativa. Gracias a ese diálogo los dos territorios se han nutrido desde el punto de vista formal y técnico, pero no por eso han perdido su autonomía como esferas independientes. A propósito de los galardones de la Academia, es oportuno enunciar que la frontera se desdibuja con facilidad y eso no siempre es conveniente.
Las películas basadas en libros se tienden a valorar por su cercanía a la fuente primaria, por su fidelidad a la novela o al relato. Sin embargo, someterlas a esa comparación automática es impulsivo porque desconoce la naturaleza de cada lenguaje: el de la literatura y el del cine. Se trata, precisamente, de adaptaciones, de traslaciones a otros simbolismos, recursos y formas. No de calcos que, a todas luces, serían incluso inviables. Lo adecuado es otorgarle a cada obra los criterios artísticos que le corresponden, bajo el lente estético de su propia condición. La próxima entrega de las estatuillas versará, entonces, sobre las piezas cinematográficas. La literatura tiene otros escenarios y su propio conjunto de elementos analíticos.
Ahora, la pregunta manida, esa que interroga por la preferencia (¿el libro o la película?), es legítima en un abanico inmenso de gustos y posibilidades. Pero la respuesta merece una nueva ponderación de variables para que el contraste no derive en una jerarquización de miradas artísticas.
Me encanta el aporte que la Escritora logra en Mi a través de sus escritos. Soy amante del cine y la lectura, antes pensaba el valor de llevar un libro a la pantalla; pero con esta reflexión comprendo la profundidad de hacerlo o no ….
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