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El nobel de economía Joseph E. Stiglitz es un fuerte crítico de instituciones globales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a pesar de haber sido economista en jefe de esta última (o tal vez precisamente por eso). En su nuevo libro, ‘Capitalismo Progresista: la respuesta a la era del malestar’, propone avanzar en una alternativa al neoliberalismo, como camino necesario para reducir la desigualdad y salvaguardar la democracia, restableciendo el equilibrio entre los mercados, el Estado y la sociedad civil.

Previo a su participación en el Hay Festival Cartagena 2020 conversamos sobre los motivos de las protestas en Colombia, el gobierno de Trump de cara a las elecciones presidenciales de este año en Estados Unidos y lo que representa en términos económicos la emergencia climática (tema que ha analizado desde que hizo parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en los noventa).

Stiglitz - Hay 2020 - Foto Juan Pablo Vargas

(Joseph E. Stiglitz en el Hay Festival Cartagena 2020. Foto: Juan Pablo Vargas Cuéllar).

 

Carlos Martinez: Cada vez son más evidentes los riesgos de la emergencia climática para la vida en el planeta. ¿Qué retos y qué oportunidades representan las transiciones verdes para la economía mundial?

Joseph E. Stiglitz: Creo que los riesgos de no actuar para superar la crisis climática son enormes y cada vez más claros. La magnitud del cambio climático –y enfatizaré en esto– tendrá efectos bastante significativos en nuestras economías y en nuestras vidas. Y a veces las personas solo se enfocan en el cambio de temperatura, pero es todo un conjunto de otras cosas. Por ejemplo, hace un par de años en Estados Unidos perdimos casi el 2 % de nuestro PIB debido a eventos claramente relacionados con el cambio climático, como huracanes e incendios. Lo que vemos en Australia es un ejemplo de que el mundo se está incendiando. Las consecuencias son bastante evidentes. También está el aumento del nivel del mar, que conllevará a que áreas costeras queden debajo del agua. Los daños serán enormes, la gente tendrá que mudarse, y hablamos de cientos de millones de personas, con las implicaciones que eso tendrá en las migraciones y la seguridad.

Así que pienso que el Nuevo Acuerdo Verde propuesto en Estados Unidos y otras acciones fuertes son factibles, eso, para decir que creo que podemos controlar el problema. Otra acción importante es el Pacto Verde Europeo, con el que Europa hace el compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050, que creo que es realizable y sería bueno para la economía. Así que sí, es posible tener una economía verde y vibrante. Pero claro, habrá costos. Los mineros de carbón perderían sus trabajos, pero se crearían más empleos en la instalación de paneles solares. La innovación que traerán consigo las transiciones verdes serán muy buenas. Tienen el potencial de incluir a personas marginadas en la fuerza laboral y estimular la economía.

CM: A finales de este año se realizarán las elecciones presidenciales en EE. UU., haciendo de este un buen momento para evaluar. ¿Qué balance hace del Gobierno de Donald Trump?

JES: Obviamente Donald Trump ha sido un desastre en muchos, muchos aspectos. Minó la dignidad de la figura presidencial –y no creo que se deba subestimar esas palabras–. Socavó los principios de la democracia, el Estado de derecho y la separación de poderes. No entiende los fundamentos del proceso democrático. Su ataque a la verdad y a la prensa es una de las cosas de su legado que tardarán mayor tiempo en corregirse, además de su ataque a las instituciones. Todo esto ha debilitado la confianza y la cooperación global necesaria en una economía globalizada como en la que estamos.

Pero la ironía en todo esto es que a la economía estadounidense tampoco está muy bien. El crecimiento ha sido más bajo que durante el gobierno de Obama, la creación de empleos ha sido menor y la expectativa de vida se ha reducido. El número de personas sin seguro médico aumentó a 2 millones. El déficit está subiendo a un billón y es el mayor déficit de la historia durante tiempos de paz, sin contar la recesión. Así que está batiendo récords, pero no de una forma buena.

Aun así, Trump sigue diciendo que tenemos la mejor economía. Eso es un problema porque cuando alguien repite una mentira bastantes veces algunos pueden creer que es verdad. ¿La gente le creerá a Trump o le creerán a lo que ocurre en sus vidas? Si le creen a lo que ocurre en sus vidas, entenderán que nuestra economía no esté tan bien. Y claro, a Jeff Bezos le va muy bien, pero ¿cómo me va a mí? ¿Quiero una vida sin seguro médico? ¿Quiero una vida en la que mis hijos no puedan ir a la universidad?. Son preguntas que debemos hacernos antes de votar.

CM:  Algunas políticas recomendadas por la Ocde a Colombia (como las reformas de flexibilización laboral, privatización de fondos pensionales y disminución de impuestos a grandes empresas) suscitaron enormes movilizaciones de descontento el año pasado en Colombia. ¿Cuál es su posición sobre ese tipo de políticas?

JES: Bueno, no conozco los detalles exactos de lo que recomendaron, pero sí conozco recomendaciones similares de la Ocde a otros países y comparto la preocupación de muchos de los activistas en Colombia. Así que hablemos sobre ellas.

Si tienes derechos de negociación colectiva debilitados y sindicados débiles, si quitas las protecciones, los salarios caerán y las desigualdades crecerán. Y es interesante, porque Europa está yendo en la dirección opuesta. La Comisión Europea ha dicho que van a alentar más la sindicalización y a fortalecer la negociación colectiva, no a debilitarla.

Ese es un punto, ¿Cuál es el otro?

CM: La reforma pensional.

JES: Chile ilustra que pasa con los programas de fondos privados de pensión. Lo anunciaron como el mayor éxito hasta que se convirtió en el mayor fracaso con la crisis de 2008. A veces esto es revisado como una cuestión de equilibrio entre los tres pilares del sistema de pensión. El primer pilar es el fondo público de pensiones, que debe ser proporcionado por el Gobierno y debe ser fuerte.

La privatización de fondos pensionales no ha tenido éxito y lo único que tiende a hacer es maximizar las ganancias de los bancos y el sector financiero. Creo que hay un consenso general en que eso es un fracaso.

¿Cuál es la tercera recomendación?

CM: La reducción de impuestos a las grandes empresas.

JES: Pienso que también es un error.

¿Vivimos en un mundo competitivo? Sí. Pero, más importante que tener bajos es impuestos es tener una buena infraestructura, una fuerza laboral educada, un Estado de derecho, y debes pagar por eso. Así que debes equilibrar los impuestos. ¿Preferiría vivir en una sociedad donde los impuestos son bajos y no hay crecimiento económico? ¿O donde los impuestos son altos y hay crecimiento? La respuesta es obvia. ¿Por qué las empresas van a EE. UU.? ¿Por qué van a California, un estado con altos impuestos? Porque tienen gente educada y porque tiene a Silicon Valley. Y Silicon Valley no existiría sin la Universidad de Berkley y sin Stanford.

La visión de bajar impuestos a grandes empresas es unilateral. Obviamente, si se grava y se desperdicia el dinero eso es malo. Pero si se grava e invierte eso es algo bueno.

En cuanto al diseño de los impuestos, mi postura es que, en general, necesitamos un acuerdo global para aumentar la tasa impositiva de las multinacionales y para detener la evasión de impuestos por parte de estas. José Antonio Ocampo, economista colombiano, preside la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, por sus siglas en ingles), en la que participan economistas de primer nivel, como Thomas Piketty, y nosotros recomendamos que a nivel mundial se aumente a las grandes corporaciones como mínimo el 25 % en la tasa de impuestos. Así que me iría con la ICRICT, yo no escucharía las recomendaciones de la Ocde, al menos no en esa materia.

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