Ocho de la mañana: Hoy si voy a hablar con X… ya no le voy a dar más largas

Once de la mañana: En cinco minutos llamo

Una de la tarde: Almuerzo y llamo

Tres de la tarde: Uy, qué día tan ocupado, se me había olvidado que tengo que hablar con X, termino esto y le digo que nos veamos al final de la tarde

Seis de la tarde: Que día tan pesado, ahora solo quiero descansar. Ah!!! Cierto, la  conversación aquella… y bueno, será mañana, no voy a hacerlo/hacerla cansado/cansada, porque fijo vuelve a salir mal…

 

¿Alguna vez le ha pasado algo similar? De pronto no es un día, son varios días posponiendo esa conversación que por su grado de dificultad ya sea porque implica un cierre de una etapa o un proceso que no va a ser bien recibido, una solicitud de aclaración, una implicación emocional alta o una persona con quién el grado de relación está altamente deteriorado.

Incluso en ocasiones, se termina erróneamente, abordando el tema a través de un mail, un mensaje en FB, un WAP o tantas otras opciones tecnológicas. Lo cierto es que estas últimas no son la mejor opción, si está decidido a llevarla a cabo, porque cabe la posibilidad de que esas postergaciones también son señales de que hay algo en su interior que le dice que es mejor dejar las cosas así, que no es el momento, que hay otras maneras de superar la situación que está involucrada.

Y si es así, lo mejor es que lo acepte de esa manera, haga las paces con su intranquilidad y no continúe derrochando energía en algo que no va a emprender pero si le está generando emociones poco potenciadoras cada vez que piense en ello.

Entonces, si decidió que es fundamental tener ese encuentro, le recomiendo lo siguiente:

  1. Defina el para qué quiere tener la conversación. Qué es lo que quiere lograr con ella. ¿Abrir o cerrar una posibilidad con quién la va a tener? ¿el objetivo va a estar centrado en la tarea o la persona? Esto último cuando se trata de colaboradores o compañeros de equipos de trabajo. No cometa el error de simplemente decir “lo que salga, ahí me saldrá algo”.
  1. Una conversación difícil también lo es porque puede poner en juego algo de nuestra identidad, de nuestros valores, de nuestras convicciones. Por eso vale la pena preguntarse qué está en juego en la conversación, qué puede cambiar a partir de ella y qué aspectos de su identidad son intransables para usted.
  1. Con ese objetivo en mente, ármese lo que en comunicación llamamos los Mensaje Clave. Escríbalos si es necesario. Que es aquello que no quiere dejar por fuera. En este punto es fundamental que los analice bajo tres preguntas: ¿Es necesario que diga lo que voy a decir? ¿Esto que quiero decir es un hecho irrefutable y comprobable o es un juicio o una opinión mía que va a generar que el otro se ponga a la defensiva o me desvíe la intención que tengo con la conversación? ¿Aporta esto a mi objetivo?
  1. Ubíquese en una emoción que le permita abordar la conversación de forma efectiva. Si claramente, dado que es difícil, la emoción que sale fácil puede ser el enojo, es importante antes de realizarla hacer algún tipo de ejercicio mental o de respiración que le permita estar en otro nivel, de lo contrario a los dos primeros minutos todo va a ser incluso peor que antes.
  1. Dispóngase a escuchar. Una conversación efectiva se basa en estar en apertura a escuchar lo que el otro tiene para exponer. Si no está dispuesto a hacerlo, prepárese mejor antes de abordarla. No interrumpa a su interlocutor por querer decir lo que quiere decir. No escuche para contestar, escuche para conversar.
  1. Genere empatía con el interlocutor. Se genera a través del tono y ritmo de voz (poca empatía genera si voy a soltar 1000 palabras por minuto y casi ni respiro), con la mirada manteniéndola sobre la  otra persona, en lo posible que no hayan interferencias físicas, una mesa o algo que corte la comunicación visual.
  1. Si es posible elegir un lugar neutral, en donde no haya carga emocional.
  1. Recuerde siempre que la interpretación que usted tiene de un hecho, es eso, SU interpretación y que sobre el mismo hecho la otra persona tiene una interpretación diferente. Esté dispuesto a escucharla y si no la comparte, abiertamente y con respeto manifestarlo.
  1. Pregunte para aclarar siempre. No suponga lo que el otro está queriendo decir.
  1. Si es una conversación de cierre de posibilidad (relación, laboral) busque opciones para rescatar algo que les de paz a los dos. Pedir perdón y/o perdonar o reconocer lo que en su momento aportó al trabajo o la relación, son dos para tener en cuenta.

 

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Se trata de una recopilación de diez historias reales de amores tóxicos o bloqueos personales que le impiden a las personas amar y permitirse ser amadas de una forma sana. Como hasta hace unas décadas atrás en donde las cartas nos unían a quienes estaban lejos de nosotros, la protagonista de estos relatos le escribe a su Alma Gemela, donde quiera que se encuentre para que juntos aprendan a identificar en sí mismos situaciones que no les ayudan a estar en equilibrio emocional y tomar así  los aprendizajes que cada historia deja.

Bajo esta estructura, se relatan historias que se ven marcadas con temas como la infidelidad, baja auto estima, amores por internet, violencia de género y otros tipos de agresiones o situaciones que terminan en relaciones tóxicas pero que iniciaron con la firme convicción de sus protagonistas de haber creído encontrar en ese momento su alma gemela. 

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