Es claro, a todos nos duele profundamente la terrible crisis por la que está atravesando el hermano pueblo de Venezuela. Y cómo es casi imposible saber a quién le duele más, voy a permitirme plasmar el sentir real de los distintos sectores respecto a este tema:
A los colombianos nos parte el alma ver el sufrimiento del pueblo Venezolano, no obstante, empezando por el tarado de Pachito Santos, estamos encantados con la posibilidad de que los gringos los invadan. Dios quiera que no lo duden más y que en un acto de compasión, amor, y suprema caridad les peguen su buena bombardeada. Así se les arreglan todos sus problemas.
No olviden místeres que por aquí a la orden, si necesitan esta humilde nación como plataforma, bien puedan. Que honor servirles como excusa, que honor que en caso de una respuesta militar del indeseable del Maduro sea la nuestra y no la hermosa y sagrada tierra de los Estados Unidos la que se incendie. Así mismo, que sean las filas de “mechas bravas” de nuestro ejército, y no las de sus rubios y apuestos héroes, las que pongan los muertos. No olviden que somos sus sirvientes, perdón, sus mayores aliados de la región.
A los prósperos y benévolos empresarios colombianos también nos duele profundamente esta crisis, no obstante, seguimos aprovechándonos de su necesidad para explotarlos laboralmente. Gracias a ellos pudimos botar a la calle a miles y miles de colombianos trabajadores y contratar mano de obra mucho más barata.
Los dirigentes del pueblo colombiano estamos hechos añicos con el padecer del hermano pueblo venezolano, no obstante, esto no ha sido impedimento, ni lo será, para seguir sacándole provecho político al asunto. Con el argumento de “si hacemos esto o aquello vamos rumbo a convertirnos como Venezuela”, estamos haciendo “fiestas”, logramos ganar las elecciones, subirle el precio a todo, aumentar impuestos… y todo esto sin que nuestros ciudadanos chistaran ni mu.
Y es que tan aterrorizados los tenemos con lo de la crisis en el hermano país y con el embeleco ese del castrochavismo que, por increíble que parezca, en un país tan caro y desigual como Colombia hoy por hoy no puede llegar un político a proponer tantica justicia social porque ahí mismo se lo comen vivo, lo acusan de populista y de querer regalarnos todo.
Pero… ¿no es acaso nuestro deber como gobernantes intentar controlar, ponerle freno a esta situación? ¿Una inmigración de esa magnitud no podría terminar de fracturar nuestra, de por sí, débil economía? Lo más seguro es que sí, pero no nos importa, y es que, no sé si lo habrán notado, pero son tantas las garantías y los derechos que les estamos otorgando, eso sí, a costa de vulnerar los de los nuestros, que básicamente los estamos llamando. Y es que, aunque no lo crean, ver de cuerpo presente el sufrimiento de tanto venezolano, ha aumentado entre los colombianos la percepción positiva de este gobierno, los ha llevado a creer que aquí las cosas sí marchan de maravillajajajajajaja, que aquí sí los gobernamosjajajajajajaja bien, y que los que estamos al frente de esto somos unosjajajaja geniosjajajajaja, oigan a los otros, dizquejajaja geniosjajajajaja nosotros; ¿genios? pero será pa darles en la nuca… Y lo más importante, nos ha permitido ir abonando el terreno para cuando nuestros amos del norte decidan montarnos en la vaca loca de la invasión nuestra situación sea tan insoportable y nuestra gente esté tan desesperada que clame por ella.
Pero aquí no terminan las bondades, el tema Venezuela se ha convertido además en la cortina de humo perfecta para tapar todas nuestras cagadas y chanchullos. Tan entretenidos los tenemos dándoles quejas de Maduro y Cía, que viven más preocupados por lo que pasa allá que por sus propias miserias.
Como miembros de la comunidad internacional se nos parte el alma en poco más de 1602 pedazos ver su sufrimiento, saber que están aguantando hambre, que están muriendo por falta de medicamentos, es por esto que seguimos ahorcándolos con nuestras sanciones y bloqueos económicos.
Y ni hablar de nosotros los opositores, ahí seguimos firmes, apostándole al fracaso del sistema, y empeñados en empeorar la situación. Nuestro fin con esto, propiciar una intervención militar extranjera o incitar una revuelta popular casera que culmine en un golpe de estado. Siendo esto, el derrocamiento del indeseable, y regresar al poder, lo único que realmente nos interesa.
Como «el indeseable» solamente atino a preguntar ¿cuál crisis? De paso, aprovecho para acusar al pueblo colombiano de esquizofrénico, de tener alucinaciones colectivas y de estar viendo venezolanos por todas partes.
Para terminar, y a nombre de los periodistas de este bello país llamado Colombia, gracias, gracias puesto que si lo de la invasión llega a concretarse el rating de nuestros noticieros se va pa las nubes, y nosotros, con toda la alharaca del caso, vamos a poder lucirnos pronunciando cada 5 segundos el apellido Trump o cualquier otra palabra en inglés de la forma más enredada posible. Y lo mejor, al fin vamos a poder seguir de cerca una operación militar tipo Hollywood. Al fin vamos a poder pillarnos cómo se tumba un régimen, cómo se masacra un pueblo. Qué maravilla, que orgullo tener a sus marines pisando nuestras tierras, accionando sus armas inteligentes, disparando sus ráfagas de amor, lanzando desde aquí sus bombas de paz y libertad, pero, por sobre todo, sus misiles de democracia contra ese pueblo hermano que queremos tanto, el Venezolano.
No hay que subestimar a ninguna persona o nación.
Califica: