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A veces extraño escribir como antes. Sacar lo que siento, describir mis emociones y mis días. Amo poner en letras los saltitos de alegría que da mi corazón por los nuevos retos que se avecinan o los fuertes latidos de orgullo que produce mirar hacia atrás y reconocer lo que hoy soy. Me gustaría escribir del aprendizaje que trae cada día este proceso, del poder de atracción que tiene soñar, luchar y trabajar por lo que deseas. De lo sensible que me han vuelto ciertos temas y de la fortaleza que me han generado otros que hace un tiempo no podía ni mencionar. De cómo este año me ha transformado, liberado y me ha vuelto a construir. Me encantaría poder escribir sobre los abrazos de los míos, que aun en la distancia siento cerca cuando hablo de mis pasiones, logros y hasta caídas. Del infinito amor que me transmite cada una de sus llamadas. De cómo he cuestionado conceptos, pero también como he reafirmado pasiones, mi forma de vida y lo que me mueve el alma.

Me gustaría escribir de los días buenos, pero también de los malos, de los días que no tengo tiempo de nada, de los días que solo pienso en llegar a dormir, de los días que tengo miedo, de los que solo tengo cansancio. Luego lo pienso y pese a lo agotadores, también son buenos, intensos y apasionantes. Quisiera escribir como antes, de la gente mágica que voy conociendo y de lo bonito que es soñar.

Todos los días aprendo, me renuevo y me doy permiso de seguir soñando, creyendo y apostando por mi. Por ahora eso seguiré haciendo, en algún momento tendré tiempo de volver a escribir.

¡Ese momento es hoy!

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