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Daniela FinalPor: Daniela Mejía

Es prematuro el momento para hablar de lo que va a ser el gobierno de Trump, pero creo que América Latina necesitaba un personaje diferente al Obama carismático que le gustaba congraciarse con las cámaras, los periodistas y posar como el Presidente “conciliador”, por ejemplo en la visita que hizo al dictador cubano Raúl Reyes, el año pasado.

EE.UU. como la gran potencia que es, tiene grandes responsabilidades, sobre todo con mantener el orden en su región, y creo que Obama se hizo el de las gafas. NO les niego, que como en muchos de ustedes, Obama también causó en mí un efecto de admiración y aprecio pues nadie puede negar su elocuencia, carisma y que decir de su esposa Michelle.

Pero desafortunadamente la cosa no está para bailecitos, selfies y apretadas de mano. América latina necesita alguien en la casa blanca con verdadera determinación política para ponerle el tate quieto a esta vagabundería de terrorismo, narcotráfico y corrupción. Que se evidencian en los pronunciamientos que hizo el Presidente Trump esta semana con respecto a Aissami, y Leopoldo López, ningún gobierno en la región había tenido los pantalones para hablarle como se debe a Nicolás Maduro.

Aplaudo la determinación del gobierno Trump cuando en días pasados, el Departamento de Estado de Los Estados Unidos hace pública la denuncia, acerca de una investigación, que fuentes como el Wall Street Journal había publicado desde 2015 pero sin mayor efecto. Nada más ni nada menos que el vicepresidente del gobierno de Maduro, por cierto el garante del proceso de paz en Colombia, está envuelto en una oscura red internacional de terrorismo y narcotráfico.

Entonces según esto, tenemos un vecino con un Vicepresidente narcoterrorista, a quien el Departamento de estado de EE.UU. vincula con el peligroso cartel mexicano de los Zetas. Y no podemos dejar de lado a los dos sobrinos del jefe de estado venezolano, a quienes el año pasado un jurado federal de Nueva York declaró culpables de narcotráfico, y lo más grave es que los envíos de cocaína se habrían realizado desde el hangar presidencial en el aeropuerto de Caracas.

Pero lo que debería preocuparnos a nosotros como colombianos es el grave peligro que representa contar con tan distinguidos altos funcionarios del gobierno, en nuestro vecino país. Pues da la casualidad que acá se encuentra el cartel más grande del narcotráfico tratando de legitimar su participación en la política modificando la constitución vía fast track. Ya que el pueblo le negó varios de esos cambios constitucionales en las urnas. O sea que quienes representan el establecimiento “legitimo” dícese de la unidad nacional no es que respeten mucho al pueblo, y además son hoy protagonistas de varios escándalos de corrupción.

Mejor dicho con ese vecino y este gobierno, el caldo de cultivo está listo para que nuestro país, no lo quiera Dios, caiga en una hecatombe parecida a la que sucede hoy en Venezuela.

Es por eso que aplaudo la determinación de Trump cuando permite que se haga pública la investigación que recae sobre el Vicepresidente venezolano Tereck El Aissami, además de tomar varias acciones concretas como congelar los vienes de Aissami en EE.UU. También aplaudo, y de pie, las exigencias que hace al tirano Nicolás Maduro de liberar de inmediato al preso político Leopoldo López. Ya que de justicia por estos lados poco, que se empiece a desentramar desde los organismos de inteligencia de EE.UU. la oscura red de narcoterrorismo que envuelve a nuestra región.

Un personaje con pantalones es lo que necesitamos en la casa blanca, porque o el grande de este continente entra a poner orden o el destino de esta región lo empiezan a dirigir; Maduro, Correa, los Castro, las FARC. Y ahí sí como termina un buen discurso de posesión de un Presidente gringo God bless Latin América”.

Twitter. @Dmejiagiraldo

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