A decir verdad, por más de 4 años he escuchado recurrentemente en los medios de comunicación nacionales las diferentes deficiencias que posee el departamento de La Guajira. En muchas de estas ocasiones solo me quedaba con los titulares de las noticias, al no indagar más allá en temas como las incontables administraciones departamentales que ha tenido en tan poco tiempo, la muerte de los niños wayuu por desnutrición y su baja cobertura en términos de salud, educación y servicios públicos en comparación con otros departamentos del país.
En este artículo lo invito a que conozca un par de aspectos que llamaron mi atención, y que posiblemente no conoce de La Guajira. Estos pueden ser algunos factores importantes que se deben poner en consideración, a la hora de intervenir en el departamento. Además se le dará especial énfasis a las medidas adoptadas por parte del Gobierno Nacional, el pasado mes de febrero. Lo anterior gracias a una entrevista realizada a Carlos Augusto Giraldo, docente de la universidad Externado de Colombia, especialista en administración pública y gestión territorial, quien ha sido dos veces alcalde del municipio de Jericó, Antioquia.
En primer lugar, sabía que es el departamento con más indígenas en Colombia, para 2014 se estimaron unos 417.000 indígenas en La Guajira, no únicamente aquellos que pertenecen a la comunidad nativa de este departamento, la etnia indígena wayuu. También hacen parte los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, la cual colinda con el departamento. Esta población tiene una particularidad, viven en rancherías donde hay una capacidad de 50 habitantes y cada una de estas se encuentran separadas. Por consiguiente hay una gran dispersión de población en el territorio, lo que explica la baja cobertura de servicios públicos en estas áreas.
También tiene un alto porcentaje de jóvenes, la Guajira presenta un porcentaje de personas menores de 15 años y mayores de 65 de 42%, en comparación con el nivel nacional, que registra un nivel de 34% según el Departamento de Planeación Nacional (DNP). Lo cual evidencia la baja productividad que posee el departamento, puesto que solo un 2% de la población activa trabaja en explotación de minas y canteras. Actividad que se caracteriza por tener pocos encadenamientos productivos. Aunado a ello, un 64% de la población activa está ligada a trabajos como el comercio al por menor, manufacturas y actividades agropecuarias, las cuales solo generan un 11% del PIB. Sin contar los datos que no se conocen de la población que se dedica a trabajos ilegales como el contrabando de gasolina y otros productos.
Teniendo en cuenta estos dos aspectos con sus debidas implicaciones, el pasado mes el Gobierno Nacional le quitó las competencias por tres años para la administración de recursos provenientes del Sistema General de Participaciones (SGP) a este departamento en los sectores de educación, salud y agua potable y saneamiento básico. Al respecto, el docente Carlos Augusto Giraldo nos aclara por medio de una entrevista las siguientes inquietudes:
Desde su conocimiento las fuertes medidas adoptadas por el Gobierno Nacional al departamento de la Guajira ¿fueron las más idóneas políticamente o están atentando contra el principio de la descentralización?
La pregunta, como dicen ustedes los muchachos modernos, tiene varias dimensiones. Primero, si políticamente eran correctas. Más bien diría fueron incorrectas en la medida en que fueron retrasadas, en un departamento en el que se están muriendo los niños por desnutrición, y todos lo sabemos hace mucho tiempo. Uno no puede esperar a que se sigan muriendo sin tomar algún tipo de medida drástica, si usted me dice que a un departamento donde no hay todavía ni siquiera indicios de situación de emergencia le hacen lo mismo que a La Guajira, y se inventan la modalidad yo digo que eso si atenta contra la descentralización. Pero es que por encima de, lo voy a llamar de cualquier manera, “valor descentralización” existe el “valor de servicio a los ciudadanos y vida de los ciudadanos”. Allí lo que estaba en riesgo era la vida de los ciudadanos. Entonces políticamente en este caso no afecta y creo que lo único que afecta fue lo reprochable que el nivel central haya dejado llegar a La Guajira hasta este nivel de desesperación nacional, desprestigio nacional y corrupción, afirmó el docente.
¿Cómo se podría optimizar el rol de los departamentos en temas administrativos y en el manejo de sus recursos financieros?
Bueno, esta es casi la pregunta del origen del universo y la forma de eliminar la corrupción. De alguna manera los departamentos han demostrado una capacidad media para administrar bien los recursos de educación, salud y nutrición infantil que fueron exactamente aquellos en los que La Guajira “le fue retirada la competencia en administración. Ahora, ¿cómo optimizarlos? Yo creo mucho en los procesos de asistencia técnica horizontal. No pensemos únicamente que haya asistencia técnica desde el Gobierno Central a los departamentos que han demostrado debilidades en la ejecución sino que haya asistencia técnica, entre departamentos que hayan manejado bien sus recursos. Es decir, que exista una hermandad regional para ayudar administrativamente a aquellos que han mostrado más debilidades pero eso también de manos de la vigilancia sobre los impactos que hacen las entidades de control y de capacidad de los ciudadanos de hacer control. Repito y me hago cansón con eso, control técnico y sobre indicadores no según el “odiómetro” regional o según el mapa político regional, declaró Carlos A. Giraldo en la entrevista.
Damos la bienvenida a la academia en este tipo de discusiones que nos dan luces sobre el deber ser del Estado, proponiendo iniciativas o aportando observaciones del ser de los entes territoriales. Un país en posconflicto requiere una ciudadanía seria y comprometida. Como nuevas generaciones debemos fijar la mirada en la imperiosa necesidad de aportar desde nuestras propias realidades, a la creación de un escenario propicio para la implementación de políticas públicas enfocadas en un país que quiere saborear las ventajas de la paz.
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