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Diego PérezPor: Diego Pérez

Es un hecho bochornoso la captura por corrupto del jefe anticorrupción de la Fiscalía, Gustavo Moreno. Tan bochornoso como que el país se enterara de las andanzas de Moreno gracias a la oficina del Fiscal del Distrito Sur de La Florida. Mientras las inmensas mayorías estamos cansados de la corrupción, se descubre que quien tiene el trabajo de combatirla, resultó ser un delincuente.

Tener una persona de ese talante en semejante cargo es prueba de la corrupción estructural que corroe al país con rampante impunidad. Cada vez queda más claro que Moreno fue un recomendado político y que los responsables de dicho “encargo” fueron miembros de Cambio Radical, partido del que también hace parte el Fiscal General, Néstor Humberto Martínez. Muy a pesar de los enormes indicios que apuntan a dicho partido político, el Fiscal Martínez aseguró que “el exfiscal Moreno no fue cuota política”, afirmación que hace pensar que Moreno llegó a dicho cargo por sus méritos, un cuento aún más difícil de creer, pues las relaciones y el pasado del señor Moreno le hubiesen generado dudas sobre su idoneidad para el cargo hasta al más cándido.

¿No revisaron el historial de Moreno a la hora de definir su elección? y si lo fue, ¿quiénes lo protegieron? ¿no es labor del Fiscal General Néstor Humberto Martínez darles la tranquilidad a los colombianos de que quienes investigan a los corruptos sean personas honestas? El caso es inaceptable por cara y sello, si lo investigó y aun así lo nombró y, también si no lo investigó y lo puso en el cargo. En suma, habrá que graduar a Martínez como “estulto” para salvarlo, asumir que “se le pasó” y reeditar otro capítulo más de la novela colmada de personajes que han hecho celebres frases como “fue a mis espaldas”, “me acabo de enterar” o “siguiente pregunta, amigo”. 

La esposa de Moreno fue capturada en el 2011 por llevar cerca de media libra de cocaína en su equipaje, luego de un mes en la cárcel y con la defensa del mismo Moreno quedó libre, un hecho de peso para que el fiscal Martínez no lo nombrara. Otro detallito que se le pasó al fiscal Néstor Humberto Martínez a la hora de nombrarlo fue el lanzamiento del libro que escribió Moreno en medio de gastos excesivos para llamar la atención de la cúpula del poder y exaltar sus “cualidades académicas”, lo delicado del asunto, además de la mediocridad del libro, es que, en dicho libro, Moreno afirma tener estudios de doctorado, afirmación que a la postre, al mejor estilo de Peñalosa, resultó falsa. Eso, estimado lector, configuraría un delito ¡claro! en un país donde la justicia no sea solo para los de ruana.

En medio de tantas preguntas, hay una que brilla con luz propia: ¿Cómo se mantiene el fiscal Martínez luego de semejantes escándalos? En otro país ya habría renunciado, pero aquí ha contado con el apoyo de Santos, Vargas Lleras y Uribe, además, por supuesto, de los grandes poderes económicos a quienes siempre representó. Por ello, es de admirar el inmenso valor civil del senador Jorge Robledo, al denunciar los impedimentos de Martínez Neira en casos como Odebrecht y al exigirle la renuncia a su cargo como Fiscal General asumiendo su responsabilidad política por nombrar a Moreno fiscal anticorrupción; a su vez, merece total rechazo la matonería del fiscal Martínez al denunciar penalmente al senador Robledo para intentar callarlo. El mundo al revés, Robledo denuncia casos de corrupción en los que Martínez sale salpicado y la Corte Suprema investiga a Robledo. Por fortuna, Robledo ha demostrado que no es de los que se deja amedrentar con amenazas de corto vuelo.

¡Adelante senador!

Twitter: @DiegoMPerezB

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