En las pasadas vacaciones de enero tuve la oportunidad de manejar hacia la costa atlántica pensando que en la carretera iba a descansar y relajarme un poco del caos de la capital país. Pero la realidad fue otra.
Empecé a ver la misma agresividad, intolerancia e imprudencias al volante que se presentan en la ciudad. Entonces hice el ejercicio de detallar las placas de esos vehículos que se comportaban mal en la vía al mar y ¡oh sorpresa!, la mayoría de conductores eran de Bogotá.
Y cuando me refiero a conductores bogotanos no necesariamente son solo los nacidos en Bogotá, sino más bien todo el que vive, paga impuestos y compra un carro matriculado en la capital del país. También aplican, conductores de moto, bicicleta y hasta carro de balineras.
Pero ¿por qué somos tan beligerantes y agresivos los conductores que habitamos ‘Cachacolandia’? ¿Será por eso que Juan Pablo Montoya se destaca en carreras de automovilismo y le echaba sin agüero el carro a Michael Schumacher?
La respuesta puede estar, y no es excusa, en la rudeza de la ciudad. Los innumerables trancones, la contaminación, el ruido, los cráteres y el mal estado de la malla vial, las congestiones en el sistema de transporte público y el mal servicio al cliente que prestan muchos taxistas entre otros, hacen que vivamos estresados cuando manejamos carro, moto o bicicleta.
Basta darse cuenta que quienes salieron a trabajar el pasado día sin carro, a pesar de no encontrar las mismas congestiones, vieron a los taxistas manejar de la misma forma agresiva o que los motociclistas de los domicilios andaban soplados.
Pero lo más preocupante es que varios ciclistas, que ese día tenían la prelación, no fueron muy religiosos en su comportamiento y echaban las bicicletas a los incautos peatones.
Es como la ley de «el pez grande se come al chiquito». Pareciera que en cuestión de conducción también buscamos a uno más débil para montársela y descargar toda esa furia contenida por no poder desplazarnos rápido y a tiempo. Todo esto, en medio de una ciudad caótica, sin gobierno, degenerada en sus vías y donde el ‘importaculismo’ es el pan nuestro de cada día.
Pero pasa que cuando salimos de nuestro hábitat natural, pensamos que podemos hacer lo mismo en otras ciudades, tal vez un poco más educadas en temas de inteligencia vial, sin darnos cuenta que será más notorio.
Es como portarse mal fuera de la casa: que lo único que muestra es que no tuvimos quien nos corrigiera y vamos arrasando con lo que se nos atraviese a nuestro paso, acabando con la honra de nuestro apellido. Somos una marca que deberíamos cuidar, proteger y hacer quedar bien a donde vayamos de visita.
Ahí les dejo esta pequeña reflexión para que retomemos las buenas costumbres, en este caso cuando de conducir algún tipo de medio de transporte se trata. Tenemos un apellido que debemos honrar, nuestro segundo apellido es BOGOTÁ.
Considero que la mayoría de los conductores son neuróticos y agresivos, especialmente en ciudades con tanto caos vehicular como Bogotá. De cualquier forma deberían auto analizar su comportamiento e iniciar un tratamiento para su explosiva forma de actuar, ya que puede tener consecuencias lamentables.
Es simple, si usted nota que siempre que se desplaza por la ciudad algo o alguien lo pone de malas, utilice técnicas de relajación y piense antes de actuar, también preparándose a la respuesta agresiva que puede tener la persona con la que se enfrente. No olvide que por ningún motivo usted debe iniciar una discusión grosera y amenazar a otra persona, retándola a arreglar a golpes, sobre todo si viaja con niños ya que les está dando el ejemplo de ser neurótico y vulgar en cualquier situación de frustración que se le presente.
Eduquemos niños respetuosos y algún día tendremos una Bogotá con Hombre ejemplares.
Por ultimo cuidado con el personaje que conduce este VEHÍCULO PLACA: ZZU983, EVITELO A TODA COSTA, es un neurótico, grosero compulsivo, inspiración de este comentario.
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El articulo es muy acertado, pero creo que el problema va mucho mas allá, considero que es un problema de cultura, de aprender a vivir en comunidad, y de entender que Bogotá no soy solo yo, si no que somos todos los que acá hacemos parte del mismo espacio, y que entre todos debemos mejorarlo. Yo acostumbro ir a la universidad, y ahora al trabajo en bicicleta, y molesta mucho ver que no son solo los conductores si no la gente de a pie, la que no respeta absolutamente nada: se atraviesan o caminan por las ciclorutas que es un espacio exclusivo de las bicicletas (la cicloruta de la autosur al pasar por venecia), los vendedores ambulantes estacionan sus puestos sobre la via, lo mismo los negocios de mantenimiento de automoviles o motocicletas (hay un ejemplo muy claro en la carrera 80 despues de pasar la villavicencio en kennedy), inclusive la policia usa estos espacios para movilizarse en sus motos, y uno como ciclista le toca buscar la manera de sortear ese tipo de obstaculos diariamente, usar los espacios que son exclusivos para el transporte motorizado, y exponerse a que alguno de los motociclistas de la ciudad o conductores de transporte publico (que conducen como si la calle fuera exclusivamente suya) se lo lleve en una de sus imprudencias.
Solucionar el problema tiene que ir mucho mas alla, desde el peaton hasta el conductor de transporte publico, y buscar la manera en que enserio se respeten las normas de convivencia ciudadana (que existen pero no son respetadas). el egoismo no solo bogotano, si no como un ejemplo claro de la entrada de la posmodernidad en el pais, es lo que nos tiene jodidos totalmente.
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Desde que un alcalde Peñalosa, hoy seguido fielmente en este aspecto por Petro, inició una campaña contra los automovilistas, acorralandonos y convirtiendo las calles en una guerra que cada vez se pone peor. Las condiciones de trabajo de los taxistas hace que estos vivan en guerra (también podría ser del centavo) permanente. Y por cierto se abandonó la campaña de la cultura ciudadana, de la cual Petro no tiene ni idea, pues el siempre quiere golpear a los ciudadanos con sus "geniales" ideas. Lastimosamente llevamos ese comportamiento por todo nuestro pais. Eso si es otra cosa en USA….
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no estoy de acuerdo por lo siguiente, por nombrar algunas ciudades en Valledupar y Riohacha el 70% de los vehiculos que ruedan en estas son matriculados en Bogota, y quienes los manejan ni siquiera han ido allí, manejar en Valledupar y Riohacha es una jungla no respetan semaforos, giros prohibidos por doquier, parquean donde se les da la gana, gente atrevida, no hay respeto por la autoridad y si no me cree no mas mire el problema con las motos que hay en estas ciudades.
el titulo debería ser El conductor Colombiano, es muy agresivo.
PD: soy un amante de viajar por las carreteras del pais, hace unos años viajar era todo un peligro por los secuestros, retenes ilegales, la policía en ese entonces hacia una labor mas de bien hacia el civil, ahora PASAMOS del peligro de la guerrilla a la persecución de la policía ya no se paga extorsion a uno sino al otro.
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Te llamas Taxista Bogotá? En los tiempos que corren no es muy prestigioso!
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Interesante (y acertada) reflexión.
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