En el año 2012, el ministro de Energía británico, Chris Huhne, renunció a su cargo por, presuntamente, ocultar una multa de tránsito por exceso de velocidad. La falta pudo no haber sido tan grave -me refiero a la infracción- pero su actuación le costó el puesto. Por esta y cientos de razones más, Inglaterra es una potencia. Y nosotros, aún una república bananera.

Porque en estas tierras macondianas estamos a años luz de lograr algo así. Esta vez, un hijo del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, el excelentísimo e impoluto magistrado Luis Gabriel miranda fue sorprendido en pleno ‘cuchiplancheo’ con su novia dentro de un carro oficial. La adrenalina no le dio para pagar un motel. ¡Y con tantas promociones en Groupon!

Foto: El Tiempo.

Aunque no es una falta grave, sí desanima lo que sucedió después y lo que se supo. El personaje conducía un carro oficial sin permiso, aunque su padre, el honorable magistrado, dijo que él lo había autorizado para que lo usara. Otra cosa piensan funcionarios de la Unidad Nacional de Protección, UNP. Para ellos es una falta grave. Incluso otros magistrados hablaron de un posible peculado a favor de terceros. Es decir, un delito. Es más, cuentan que muchos de estos personajillos intocables usan sus esquemas de seguridad, incluida la escolta, para hacer mercado, ir a comprar el baloto e, incluso, sacar a miar al perro. ¡Qué no le pase nada a mi french poodle!

¿Adivinen qué va a pasar? ¡NADA!. Como declaró la senadora Claudia López: “En Colombia hay impunidad de facto para los magistrados de las Altas Cortes” ¡Ay qué orgulloso me siento…!

No sorprende que sigan ocurriendo casos increíbles frente a la justicia. Y no sorprende porque estos ‘gommiyuppies’ han crecido viendo cómo sus padres hacen triquiñuelas en el poder sin ningún tipo de sanción moral, social o legal. La impunidad también se hereda. Y ejemplos tenemos por montón. ¿Les suenan las zonas francas? Sigamos.

Porque no es un secreto que en las altas esferas del poder, el desorden en el cumplimiento de la ley es evidente. Y ante cualquier reclamo esbozan la gran frase reconocida internacionalmente del colombiano abeja: ¿Usted no sabe quién soy yo?

Pero hagamos un alto en el camino y tomémoslo por el lado amable. Por el lado humano que acepta que todos nos equivocamos. ¿Quién en su época universitaria no hizo alguna aventurilla de estas? Vale. Entonces que se disculpen públicamente. ¿Leyeron en algún medio las disculpas del magistrado, o de su hijo? No. Como siempre buscan es culpar a los de abajo, en este caso, a los policías. Aunque como en todos los casos se debe hacer una investigación, el comandante de la policía de Bogotá declaró que el procedimiento se ajustó a las leyes.

Infortunadamente para desgracia de nosotros estos casos se seguirán presentando; cientos de ellos en el anonimato, la impunidad y la tolerancia de esta sociedad conformista con sus patrones. Pero hay gente que aún cree que la paz llegará cuando se desmovilicen las FARC.

¡Qué lejos estamos!

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LuisÉ Quintero
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