Somos más de la mitad de la población mundial, ¿por qué somos consideradas “minoría”? ¿Por qué conmemorar el 8 de marzo el Día de la Mujer? Pues porque todavía en el año 2020 vivimos en un mundo que funciona dentro de una estructura patriarcal, donde la mujer está en desventaja desde que nace. Existen estructuras políticas, legislativas y religiosas que controlan el poder y buscan continuar con la desigualdad de género.
Hemos progresado en muchos aspectos como el acceso a la educación y la inserción profesional, pero sólo en los países occidentales. Gracias a la lucha feminista, hoy tenemos derecho a votar, a trabajar, a comprar y vender propiedades, a tener cuenta bancaria. Cosas que parecen obvias hoy en día, pero que, hasta hace unos años, estaban vedadas para las mujeres. Todos estos avances los hemos ganado a pulso.
Pero hay mucho por hacer. Falta mucho camino por recorrer para llegar a una sociedad justa. Aquí algunas de las luchas que nos quedan pendientes:
- Acabar con el estereotipo de los roles de género. Acabemos ya con la idea de la mujer “femenina”. Dejemos de enseñarle a las niñas a ser delicadas, a ser sumisas, a “portarse bien”, a dejar que otros decidan por ellas. No hay deportes buenos para niñas, no hay profesiones que las mujeres no podamos ejercer. Hay que enseñarle a los niños a llorar y expresar sus sentimientos. Dejar que las niñas corran y sean competitivas.
- Compartir las labores domésticas. Las mujeres no somos mejores que los hombres para cocinar, limpiar y cuidar a los niños. Repartir las tareas de la casa a partes iguales contribuye a tener parejas más saludables, enseña buen ejemplo a los hijos y permite a las dos personas espacio para desarrollarse.
- Exigir el mismo pago para hombres y mujeres. A pesar de hacer el mismo trabajo, a las mujeres nos siguen pagando menos. En todos los continentes y en todas las profesiones ocurre lo mismo. Hay que cerrar esa brecha salarial.
- Cuestionar los estándares de belleza. Hay toda una industria que nos bombardea con mensajes e imágenes que no reflejan la realidad ni la diversidad de cuerpos y tipos de belleza femeninos. Tenemos que darnos cuenta de eso para no caer en la trampa. Ser bonitas y lucir sexy no es la labor primordial de la mujer. En todo caso, debe ser nuestra elección, no hacerlo por sentirnos obligadas a gustar. Y no buscar un estándar de belleza imposible de alcanzar.
- Más mujeres en el poder. Más mujeres presidentes, más juezas, más abogadas, más representación en los cargos públicos. El mundo está regido en gran mayoría por hombres, tanto en la política y el campo jurídico, como en la empresa privada, los que mandan son los hombres. Las leyes que regulan nuestra vida pública y privada fueron y son aún escritas por hombres. En solo nueve de los 196 países hay mujeres líderes de gobierno: Nueva Zelandia, Finlandia, Islandia, Liberia, Alemania, Zimbabue, Bangladesh, Namibia, Malta. Necesitamos más.
- El derecho a decir no. Las mujeres tenemos derecho a decidir con quién salir, con quién casarnos, con quién acostarnos. También es nuestro derecho decidir cuándo parar una relación, un acto sexual, un coqueteo. Esto debería ser obvio, pero no lo es. No es no. «No quiero» es eso: NO.
- No más acoso sexual. El movimiento MeToo, YoTambien nos llevó a cuestionar las vejaciones, humillaciones e innumerables presiones que hemos sufrido durante años las mujeres en el trabajo para poder conservar el puesto, tener acceso a oportunidades o ascender profesionalmente. No hay que perder de vista esta lucha. Demos denunciar los abusos, tomar acción legal si es necesario, no callar y mostrar solidaridad con otras mujeres.
- No más violencia contra la mujer. El número de mujeres asesinadas y golpeadas por sus parejas está en ascenso en los últimos años. Cerca de 50.000 mujeres murieron el año pasado por agresiones de sus esposos o novios. Necesitamos leyes que protejan a las mujeres y los hijos de los agresores. Programas del Estado para apoyar y garantizar la seguridad de las víctimas de violencia. ¡Ni una más!
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