He sido feliz a pesar mío. Amo a mis hijas, lo que son y lo que representan. Me caigo más de lo que me levanto y en cuestión de fracasos económicos soy un caso de éxito. Creo en Dios, poco voy a misa y, sacando al Papa, tengo mis reservas frente a la jerarquía de la iglesia. Me burlo de mí mismo, me gusta la salsa, el rock argentino, el pop español, no sé inglés, nunca aprendí a bailar y jugué todo el futbol que pude.
Apoyo el aborto, la adopción de las parejas gay y creo firmemente que cada cual resuelve sus preferencias sexuales, religiosas y deportivas como le da la gana. No meto drogas, pero no me escandalizan. Me gusta el vino, la cerveza, el masato y el agua de panela con limón. Soy mal hablado, tímido, burlón, llorón y cascarrabias. Me levanto muy temprano y, para mí, cualquier plan después de las ocho ya es trasnocho. Creo que uno debe decir lo que piensa, pero callarse lo que no sabe. Estoy seguro de que el mal y el bien, el éxito o el fracaso, la frustración o la alegría son, como las endoscopias o la colonoscopias, cuestión de perspectiva.
Apoyo el aborto, la adopción de las parejas gay y creo firmemente que cada cual resuelve sus preferencias sexuales, religiosas y deportivas como le da la gana.
No sé- ni me interesa saber- si soy de izquierda o de derecha, apolítico o agnóstico, pero sí tengo claro que me fastidia Uribe y lo que representa, sus mañas y sus formas, pero también me aburren hasta el sueño Petro, Fajardo, Martha Lucía, Paloma, Roy y, en general, todos los políticos. Duque es otro nivel, porque creo que es uno de esos pisapasito, uno de esos asolapados de salón, que tiran la piedra y esconden la mano. Me desagradan los fantoches, los abusadores, los ruidosos, los irrespetuosos y los militares. Siempre he sido clase media, pero de esos del piso de abajo, que se agarran con las uñas al tren del arribismo y la apariencia. Uso TransMilenio y bus urbano, Netflix compartido, lavo, barro, plancho, cocino y saco la basura. Me gusta el cambio climático, siempre y cuando no se meta con las duchas de agua caliente, y mi concepto de una dieta balanceada pasa por el pan, el bocadillo con leche y la pega del arroz.
Soy más informado que formado, un librepensador lleno de taras y, por eso, invento más de lo que sé. La mitad de lo que escribo no lo hago, la mitad de lo que hago no lo digo y la mitad de lo que pienso no lo callo. No leí El Quijote, el Cid Campeador, ni las Aventuras de Tintín y El Principito, me aburrió desde su primera letra. Sin embargo, adoro a Galeano, Benedetti, Sabines, Bauman, Gabo, Gómez Dávila, Eco, Savater, Saramago y, por supuesto, a Mafalda.
Siempre he sido clase media, pero de esos del piso de abajo, que se agarran con las uñas al tren del arribismo y la apariencia.
Por todo eso, me gusta decir que soy ecléctico, pero en realidad soy un juguito de pobre, un poquito de todos, boronitas de otros, pedacitos que he arañado a lo largo de mi vida, retazos que he adornado con palabras y con risas, hilachas convertidas en cobijas con las que me tapo cada madrugada.
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Super cool!
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Merodea y escudriña la grandeza y la simplicidad humana,gran observador y exquisito escritor.Me encanta ese estilo,gracias.
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Escribe muy bien, es casi el único bloguero que cliqueo, es difícil lograr que el lector cliquee
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