Procrastinar no es una palabra bonita y por eso hay que dejarla para después. Puede ser la subversión moderna de los dichos de la abuela que decían algo así como “no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy”.
Sin embargo, en tiempos de pandemia, nos hemos llenado de culillo y nos hemos puesto a pensar en lo que debimos hacer y no hemos hecho, porque nos gusta posponer, postergar, relegar, aplazar, diferir, como si con ello evitáramos hacer lo que más tarde que temprano la vida nos obligará a hacer, y además nos lo cobrará con creces cuando perdamos personas, cosas y cariños.
Procrastinar no es una palabra bonita y por eso hay que dejarla para después».
Nos pasamos de vivos y no decimos lo que tenemos que decir en el momento que nos toca, sino que confiamos en la desmemoria para no tener que hacerlo. Pasamos por alto expresar lo que queremos, lo que sentimos, lo que soñamos y solamente caemos en cuenta cuando generalmente es tarde. No hacemos lo que tenemos que hacer, bien por pereza, por desgreño o por bobada y luego nos cuesta el doble.
Hoy cuando el encierro nos tiene desesperados porque no hay opción diferente para mantener a raya el virus, nos damos golpes de pecho por no haber dicho o por no haber desdicho. Tenemos un afán descomunal por decir en cuarentena lo que pudimos haber hablado en momentos de calma porque aunque nunca es tarde, lamentablemente, algunas veces sí. En la ruleta de la procrastinación, a veces nos toca perder y no hay lágrima que valga.
Hoy nos damos golpes de pecho por no haber dicho o por no haber desdicho».
Tal vez si hubiéramos hablado a tiempo, si hubiéramos tomado esa decisión cuando tocaba, si hubiéramos escuchado en el momento que era, hoy no seríamos desdichados o lo que es peor, infelices con sonrisa de dientes para afuera.
Sin embargo, lo peor que nos puede pasar es procrastinar dos veces, porque las oportunidades como los polvos vienen contadas y son como las rutas expresas de Transmilenio: no vuelven a pasar. Así nos caiga otra pandemia…
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Muy chévere su columna, muy inteligente el título y mucho mejor la descripción sobre lo que no hacemos cuando toca, despúes puede ser tarde…
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