Independientemente de lo que uno pueda pensar sobre Iván Duque, hay que reconocer que entre chiste y entre chanza, que entre burlas y gracejos, y con su andar pisapasito, inauguró una tendencia que en Colombia ha florecido como los hongos que nacen de la boñiga en los campos y veredas: Si él pudo, puede cualquiera.
Y es que el artículo 191 de nuestra Constitución no es que exija mucho para ser Presidente: ser mayor de 30 años, ser ciudadano en ejercicio y ser colombiano de nacimiento. El artículo 179 inhabilita a quienes hayan sido condenados en cualquier época por sentencia judicial a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos, a quienes hayan perdido la investidura de congresista y a quienes tengan doble nacionalidad, exceptuando los colombianos por nacimiento. En esa medida, y en teoría, cualquiera de nosotros puede aspirar, aunque la realidad indica que también se necesita plata y padrinos.
A Duque no le importan las burlas, no le hacen mella las críticas porque tiene el cuero duro.
Sin embargo, uno pensaría que aparte de lo obvio, el que quiera ser presidente debería tener ciertas cualidades: conocimiento, experiencia, planes y liderazgo. Duque cambió la historia, aunque Pastrana ya había escrito el borrador. Él es el epítome de la arrogancia y la desfachatez. Tiene el cuero duro, no le importan las burlas, no le hacen mella las críticas, poco le importa el desprestigio, no se sonroja con la vergüenza, porque su problema nos es que le falte rating, sino que no tiene sintonía con lo que pasa en el país.
Así las cosas y a falta de año y medio para una nueva elección, hay más de una docena de personas que han expresado su intención de reemplazarlo y, como es apenas natural, hay de todo: delfines imberbes amparados bajo el ala protectora de sus padres, vicepresidentas aburridas, políticos quemados, tránsfugas consumados, fanfarrones de ocasión, jactanciosos con dinero. Y los de siempre.
Acá se lanza cualquiera porque una aspiración no se le niega a nadie
Candidatos folclóricos y chistes de temporada siempre han existido. Basta recordar a Goyeneche que ofrecía pavimentar el río Magdalena y ponerle techo a Bogotá o a Rodolfo Rincón, el Tunjo, que asistía a los eventos públicos en traje de luces, o Regina Betancourt de Liska, candidata por el Movimiento Unitario Metapolitico, entre otros. Sin embargo, y gracias a la doctrina Duque, hoy no hay que descartar a nadie. Y ni hablar de los que se lanzan al Senado o a la Cámara: Influenciadores, comediantes, exfutbolistas, actorcitos de segunda, periodistas deportivos o modelos, por nombrar sólo algunos. Saltimbanquis y payasos, histriones y bufones, lambones y lagartos. Y así nos va, porque alguno siempre llega.
Cualquiera podría pensar que esa explosión de candidatos es síntoma de la buena salud de nuestra democracia. Pero no, es apenas un indicio y una seña del remedo de país que tenemos y de la poca seriedad con que afrontamos la elección de quien gobierna.
El baremo está bajito. Si pudo Duque, puede cualquiera y ese, terminará siendo nuestro karma.
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Realmente su apreciación es correcta. Es vergonzoso tener esta clase política doblegando a un país entero. No hay respeto por las instituciones, los corruptos están en sus plantillas, es un festín a costa del dolor y sufrimiento de más del 90% de colombianos que tratan de sobrevivir con un salario miserable, impuestos, sin salud, sin pensión…en fin, sin futuro. Piénselo.
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A usted periodista vendido de Santos no le gusta Duque porque no le ha untado la mano de mermelada. Tranquilo que el próximo presidente va a ser de su agrado , y le va a requeteuntar sus cochinas manos con dinero para que usted hable bien de Él.
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Y si esto para Ud. es Duque porque «a la Presidenci puede llegar cualquiera», que opina de lo que es su patrocinador Santos que dejo el legado que al Congreso pueden llegar nada mas y nada menos que asesinos, violadores, cuatreros, terroristas, secuestradores, etc., y no solo uno sino como quice, incluido Petro, Navarro Wolf, etc., sin que Ud. y sus esbirros aplaudidores ni siquiera se sonrojen ante semejante ignominia.
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Excelente escrito!!!
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Lamentablemente cierto el escrito. A Duque le disparamos de todos los rincones de la derecha y de la izquierda.El presidente de la república de presentador de televisión, arrellanado en el cómodo «centro» donde todo vale.Un presidente de plastilina.
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Si, es cierto, uno que creía que a Andrés Pastrana nunca nadie le iba a quitar la «camiseta amarilla» como el peor presidente de Colombia en toda su historia, y este Duque se la quitó con todos los méritos. !Que bobo idiota tan inútil!, una vergüenza.
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Jeje, se tocan las gurrupletas uribistas ante la VERDAD. Duque no es más que un puerco inútil.
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Lo iba a decir pero Alexanderperd117 me gano!
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Lo mas seguro es que ud. Nunca podrá!. Sugiero que primero limpie su alma de amargura por que el cerebro se le llena de estupidez!
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