Suave y Profundo

Por: Mauricio Liévano
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 A Cleo Anticipándome un poco al matoneo digital que se me viene, creo firmemente que una opción en la vida es no gustar de las mascotas, aunque tengo que aclarar que creo que los animales son seres vivos con derechos  ( no con deberes), que  estoy en contra de cualquier...

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En medio de los sentidos y merecidos  homenajes, del tumulto de amigos que nunca fueron, de las frases que nunca dijo, del reguero inevitable de bobadas y zalamerías, se coló entre los reclamos que se le hicieron post mortem a García Márquez, el hecho de no haber gestionado...

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Tengo que reconocerlo. Soy un tipo extraño. Me gustan las asambleas de copropietarios. Yo, que crecí en el Polo Club, un barrio residencial de Bogotá,  y vine a conocer el mundo de los conjuntos cerrados mucho tiempo después. Y es que las asambleas tienen cierto toque audaz...

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Ser bogotano no es un gentilicio. Es una forma de ser. Y por eso es que no estamos hablando del citadino típico de sombrero, gabán oscuro y paraguas, ni mucho menos del de las erres arrrrrastradas. Ni tampoco de los cachacos como denominan los costeños a todos aquellos que no...

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No creo que todos los políticos sean un fiasco. Hay unos que son peores… La confianza es prima hermana de la fe y aunque la segunda es creer en algo que no se ve, la primera se construye y se revalida día a día en lo cotidiano. De hecho, la vida del ser humano se...

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Somos un país de vivos. Estamos hechos, predispuestos para la trampa. Por una extraña mezcla genética, siempre sabemos más que los demás, siempre llegamos más rápido que los demás, siempre gastamos menos que los demás, siempre vivimos mejor que los demás, siempre nos...

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Deudos o deudores

“ Díganle, sonrió el Coronel, que uno no se  muere cuando debe, sino cuando puede”  Gabriel García Márquez Dejar de respirar. Dejar de padecer. Dejar de palpitar. Dejar de disfrutar. Todo es lo mismo y a todos nos toca morir porque la longevidad no es más que un...

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«Diego no conocía la mar. El padre Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad […]

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