Al planeta,
Esta fotografía la tomé ayer desde un balcón en Medellín, con el dolor de quien ve desde lejos y con impotencia cómo arde sin parar algo que ama y que terminará hecho cenizas.
Es el incendio más grande que me ha tocado ver así, tan lejos pero a la vez tan cerca, y sentí que me quemaba; que me quemaba por el dolor de las casas que me pareció no estaban lo suficientemente alejadas de esas llamas poderosas y por el dolor de nuestra naturaleza, de nuestros árboles, de nuestros animalitos que vieron desaparecidos sus hogares o que perdieron sus vidas en instantes.
Mirando las llamas con la respiración interrumpida imaginé cómo sería el sonido de todo lo que en ese momento se reducía a cenizas, cómo sería el calor en ese lugar que algunos observábamos pasivamente sin conocer la desesperación de otros que lo vivían con horror.
Sentí el dolor de la impotencia que siento todos los días por alguna de esas razones injustas e insoportablemente tristes que invaden nuestro planeta sin dar espera.
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Esta es la clara evidencia, palpable además, de la indiferencia que muchos sienten por el medio ambiente y los enormes daños que la inconciencia, el desconocimiento y la falta de una sensibilización acertada y efectiva se tiene hoy en día frente al tema ambiental. No es de mi proceder manejar las suposiciones, es preferible esperar a que las investigaciones pertinentes arrojen los resultados para despues realizar señalamientos; pero en este caso y llendo en contra de mi axiología supongo que este tipo de crímenes son ejecutados por las enfermas mentes de quienes que disfrutan explorar el lado negativo del fuego. Espero que este sea un llamado a todos y cada uno de los paisas que de algún modo fuimos testigos del incendio en la parte alta del sector Guayabal-Belén Rincón. A que seamos concientes que estamos golpeando de una manera fortísima la madre tierra y que las consecuencias ya las estamos viendo. Hay que dejar de apreciar la tierra y cada uno de los seres que en ella habitamos como parte del urbanismo que circunda al hombre o los animales…el agua, los arboles, las flores, el cesped etc…son parte de nosotros; estamos inmersos en una relación cíclica en donde todos nos complementamos con todos, y acciones como estas no hacen más que estropear el ciclo que por millones de años lleva un curso y en donde YO no quiero ser testigo, ni deseo que mis generaciones lo sean, del rompiento y destrucción de este.
A Catalina, felicitaciones por el espacio.
Cordialmente,
Andrés F. Gutiérrez Henao.
Medellín.
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