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Ya es historia, ya es recuerdo la goleada de Nacional ante Cali, la estrella 16 del equipo antioqueño. Ya es pasado que Nicolás Benedetti y Luis Manuel Orejuela hasta tuvieran que ser remitidos a una clínica por “un cuadro tensional o emocional post-partido”.

Ahora, con calma, sin emoción, sin tanta tensión, hay que recordar algunas cosas que pasaron en el primer torneo del 2017 y que se ven muy mal en los periodistas (deportivos o de cualquier especialidad).

En primer lugar, hablemos de la opinión desmesurada, que se repitió sin argumentos y con el deseo de querer sobresalir a punta de decir lo que sea, de llamar la atención, de ser ‘viral’. El mejor ejemplo es lo que tratan de hacer en el programa Saque Largo, de Win Sports, al mejor estilo –que es el peor- de Jorge Bermúdez.

Otro ejemplo en este campeonato fue Daniel Pérez. Por su bien, menos mal el Cali no quedó campeón. La verdad es que uno de sus análisis terminó por ser una muy mala profecía. Daniel, a quien aprecio y respeto como profesional, cayó en este pecado, que ya le es Inri si se quiere.

Hablemos también de la sinceridad de Eduardo Luis López, sinceridad que la gente solo supo por un error técnico. “Ese cuentico de las maripositas y no, me importa un culo», dijo inicialmente. «Están muy agrandados los de Nacional, no les sirve sino la Copa Libertadores ya. Por eso necesitamos que pierdan hasta el culo”, agregó.

A mí me parece perfecto saber quién es -y cómo es- el que le habla a la gente tras el micrófono. Es mejor eso y no el personaje que trata de caerle bien a todo el mundo a punta de conveniencias. Obviamente, en este caso el hincha de Nacional se ofendió y se lo hizo saber al narrador.

Después, obvio está, Eduardo y Ricardo Henao se disculparon -bienvenida esa acción-, pero lo malhablados que sonaron ambos sí deja mucho que desear si se piensa que así se expresan en privado sobre los equipos e hinchas del fútbol colombiano. Por demás, es algo irónico que un periodista se queje de las barras bravas y hable parecido.

Para terminar,  Mario Vanemerak, un tipo que aparece en televisión y espeta ofensas muy macho y muy irresponsable.  Poco o nada aporta este señor a la reflexión y sí incinera los ánimos del hincha de Millonarios dolido porque Nacional hace rato es mejor equipo. Que Vanemerak diga en la Telepolémica, en referencia a Nacional, cosas como «Yo también te puedo ganar y te pongo el revólver en la cabeza y te gané… así es fácil ganar» es absolutamente inaceptable y más en un país que busca la paz.

La culpa no es de Vanemerak, por si acaso, sino del director, Esteban Jaramillo, que avala su presencia. El cometido de hacer nombrar al programa se logra, pero yo pregunto: ¿a qué costo?

Esto no se trata de coartar la libertad de expresión, sino de honrarla. El periodista sabe que su papel no es el de difamar sino el de informar, analizar, explicar, en fin, pero aquí y en muchas otras latitudes del mundo se está haciendo el ciego. Parece que solo quiere ganar reconocimiento, rating, ‘likes’, tráfico y demás exacerbando emociones basado en opiniones pasionales.

«¿Usted cree que, en estos momentos, lo que rodea al fútbol está tomando más importancia que el fútbol mismo?». Contesta Ángel Cappa.

Pilas, amigos y colegas periodistas, que todo se graba.

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