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Empecé el año en buena tónica deseándoles a todos un feliz año con menos violencia para la mujer. Pero no habían pasado ocho días en el 2019 y dos noticias espeluznantes confirman que la vida y la seguridad de la mujer en Colombia están en riesgo por el simple hecho de ser mujer.

Primero, el 4 de enero en Bogotá, María Camila Rubio, de 24 años fue atacada con ácido por su ex-pareja y padre de su hijo, quien acto seguido se suicidó. La joven había pedido protección, ya que era víctima de acoso y amenazas constantes por parte del hombre, pero la Fiscalía no hizo nada por ayudarla. Rubio sufrió quemaduras graves en el rostro, el pecho y las extremidades.

Según datos de Medicina Legal, en Colombia hubo 103.481 casos de violencia contra la mujer entre enero y octubre del 2018. En el mismo periodo fueron asesinadas 796 mujeres, según la Defensoría del Pueblo».

Como si esto fuera poco, el cuerpo sin vida de Lady Johana Morales Hurtado, de 26 años, fue encontrado en las afueras de Cali, con señales de tortura, sin un ojo, amarrada con un alambre de púas. La joven estudiante había desaparecido la noche del 28 de diciembre cuando un hombre la interceptó en la puerta de su casa. Hasta el momento se desconoce quién fue el autor del crimen, pero todo indica que se trata de un feminicidio.

¿Por qué y hasta cuándo estos actos de sevicia, de crueldad desmesurada contra las mujeres? Es algo que va más allá de la comprensión humana. ¿Qué tiene que pasar para que una mujer que es amenazada reciba la protección que necesita de las autoridades? ¿Cuántas mujeres tienen que ser torturadas para que todos, hombres y mujeres salgamos a la calle a exigir un cambio radical en la sociedad y en el sistema judicial?

Según datos de Medicina Legal, en Colombia hubo 103.481 casos de violencia contra la mujer entre enero y octubre del 2018. En el mismo periodo fueron asesinadas 796 mujeres, según la Defensoría del Pueblo.

¡No más! ¡Ni una más! ¡No más odio, no más tortura, no más control, no más violencia, NO MÁS!

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