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Dos inmensos y confortables buques de varios pisos con piscinas, almacenes, cines, casinos, restaurantes y todo lo necesario para atender a los pasajeros cómodamente; alquiló el gobierno español para trasladar a casi seis mil guardias civiles hasta Barcelona.

“Crucero” llaman a ese refinado estilo de vida en un inmenso hotel flotante, que va de puerto en puerto con ofertas sobre lo que es posible desear en esa inextricable búsqueda del placer, que muchos padecen pero pocos pueden pagar.

La misma palabra, “crucero”, se usa para designar una forma de barco potente y veloz, apreciado por su capacidad para batir a cañonazos naves y murallas de banderas contrarias.

 

crucero 3

Acostumbrado jolgorio

Para esta ocasión, el estado español envió sus tropas de asalto contra Cataluña pero no en un crucero de guerra –de los que tiene a montones, como que hasta exporta-, sino en dos naves del tipo jacarandoso.

El hecho habría sido anodino de no por un detalle de escala trasatlántica: en sus costados, el Moby Dada, de propiedad de la Warner Bros exhibía las figuras de personajes de la serie Looney Tunes.crucero 4Piolín, el Coyote y Silvestre en su acostumbrado jolgorio, flotando sobre el Mediterráneo, ilustran la decadencia de una que figuró entre las potencias marítimas del mundo. La misma que colonizó la América tropical, completó la vuelta al mundo y dominó rutas y puertos de lugares remotos; lanzada ahora, como caricatura, mortífera y ridícula, contra el pueblo de Cataluña.

Asalto a los colegios

Para los uniformados encargados de cumplir la orden del alto gobierno (“Ese referéndum no se hará”, ordenó el trémulo Rajoy), fue una pesadilla, más que una simple resaca de veraneo.

Animados de más en la deliciosa travesía, los escuadrones de elite de la Guardia Civil cargaron contra los ciudadanos presentes en “auténticos colegios electorales, con sus mesas de votación, urnas, papeletas, interventores y colas de votantes”, tal como lo señaló un magistrado de Barcelona.Captura de pantalla 2017-10-12 a las 11.40.52 a.m.

Dicho juez, al admitir la denuncia del gobierno catalán contra la Guardia Civil, señaló que: “no es ilegal ni ilícito que los ciudadanos, convocados por su administración autonómica, se dirigieran a los puntos de votación que se les indicó, en un establecimiento público abierto al efecto, a reunirse o a realizar cualquier actividad que allí se hubiera programado, incluido depositar un papel sin valor legal alguno en una urna. Voto que, en todo caso, no puede producir ningún efecto jurídico relevante, al estar suspendida la ley que le daba tal sustento”.

Ilícitos sí que cometió la fuerza policial de la península. En los días precedentes a la realización del referendo del 1-O en Cataluña, allanaron imprentas y bodegas para incautar papeletas y urnas.

Sin embargo, el día de la votación se suplió el faltante con material que venía oculto en los mismos buques de la Warner Bros. identificados con los dibujos de sus muñecos.

Risas, pero el lobo anda suelto

Para rematar -y ante la dificultad de retirar la embarcación del muelle donde se exhibía a las burlas del populacho-, las autoridades ordenaron tapar los dibujos con telones improvisados.

Esa medida, lejos de disuadir las risas, las multiplicó. Los paseantes vieron de repente censurado el cuadro: una tupida malla tapó la vista de Silvestre que persigue a Piolín para escándalo de El Coyote. O algo por el estilo.

El lobo parece andar suelto, otra vez, por los lares de España como lo estuvo en 1936. El lobo persigue con furia la democracia y la libertad. Sus lemas proclaman la unidad entre sometidos y sojuzgadores.

Con más ganas de una trifulca en el bar que de asistir a una conversación sensata, la derecha española levanta histérica las palmas al estilo nazi. Las finanzas públicas quebradas pues, como es sabido, lo económico lo manejan los conservadores como dinero de bolsillo.

Y sus relaciones con Cataluña afrontan  uno de los momentos más delicados de su historia: mientras el gobierno catalán pide diálogo, Rajoy el trémulo, se niega alegando razones de estado, exhibiendo músculo y perorando babosadas patrioteras. Como en una de esas caricaturas de la Warner Brothers.

 


Es hora de recordar como describió  Federico García Lorca, la saña odiosa de la «Guardia Civil Española».

Romance De La Guardia Civil Española


Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas, banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche,
noche que noche nochera.

La virgen y San José
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa,
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tes sultanes de Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

¡Oh, ciudad de los gitanos!
En las esquinas, banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar,
sin peines para sus crenchas.

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos on fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo se les antoja
una vitrina de espuelas.

La ciudad, libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.

Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
buyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.

En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborois
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en, un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra.
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

¡Oh, ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.

¡Oh, ciudad de los gitanos!
¿Quien te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.

Tomado de: http://www.spunk.org/texts/poetry/lorca/sp001561.html

 

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