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A lo largo de los años, escucho un comentario recurrente sobre la herida materna y las luchas con la comida.
Se sugiere que las personas que padecen luchas con el plato revisen su herida materna, que profundicen en la relación que tuvieron (o tienen) con su mamá porque ahí podría encontrarse una llave que destrabe el malestar de un desorden alimenticio.
Quise reflexionar sobre este tema porque, frecuentemente, he visto que se consideran temas vinculados y se asume que, para sanar una lucha con la comida se debe sanar la herida materna.
¿Es cierto?
Aun cuando hay un valor en revisar el pasado, legitimarlo, creo que esta articulación del asunto como relación causal puede ser más problemática que útil.
Te contaré mi punto de vista, lo que me ha enseñado la experiencia, de manera que no añadamos más confusión.
*Escucha el episodio “¿La lucha con comida es una herida materna?” del podcast de Yo debería ser flaca acá en asocio con Caracol Radio.
Es increible que todos los desordenes de la gente se le atribuyan a la mamá, será que los problemas con el padre no afectan a nadie?
Creo que las únicas malvadas son las madres por estar pendientes de los hijos y tener que educarlos, ser estrictas con ellos, que pena haberlos afectado tanto. Maduren su incompetencia y resuelvan sus conflictos. Me parece que se convirtieron en débiles y faltos de caracter. Que fácil es echarle la culpa a otros y no asumir responsabilidades. Ahora les dá detodo y se afectan por todo. Qué tristeza
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