Ocho de la mañana:   Hoy sí voy a hablar con X… ya no le voy a dar más largas

Once de la mañana:   En cinco minutos llamo

Una de la tarde:           Almuerzo y llamo

Tres de la tarde:          Uy, qué día tan ocupado, se me había olvidado que tengo que hablar con X, termino esto y le digo que nos veamos  al final de la tarde

Seis de la tarde:          Que día tan pesado, ahora solo quiero descansar. Ah!!!  Cierto, la conversación aquella… y bueno, será mañana, no voy a hacerlo/hacerla cansado/cansada y fijo vuelve a salirme mal…

Ocho de la noche:      Mejor le escribo por chat…. Mejor le mando un Wap

 

¿Alguna vez le ha pasado algo similar? De pronto no es un día, son varios días posponiendo esa conversación que por su grado de dificultad ya sea porque implica un cierre de una etapa o un proceso que no va a ser bien recibido, una solicitud de aclaración, una implicación emocional alta o una persona con quién el grado de relación está altamente deteriorado.

Una conversación difícil también lo es porque puede poner en juego algo de nuestra identidad, nuestros valores o nuestras convicciones. Por eso vale la pena preguntarse qué está en juego en la conversación, qué puede cambiar a partir de ella y qué aspectos de la identidad son intransables.

En el año 2013 investigadores del Centro de Medios Digitales Infantiles de la U. de California en Los Ángeles (UCLA), en el Simposio de la Sociedad para la Investigación del Desarrollo Infantil de EE.UU., dieron a conocer los resultados de un estudio que demostró que los jóvenes (de entre 18 y 29 años) están más cómodos tratando ciertos temas difíciles a través de plataformas digitales, aunque se sienten emocionalmente más conectados o unidos a los amigos al conversar en persona que al hacerlo usando la comunicación virtual.

De acuerdo al estudio, un poco más de la mitad de los participantes prefiere hablar con sus amigos en línea que cara a cara, y el 81,1% afirma que la comunicación digital reemplaza a veces a la que se hace en persona, pero que esta última es más entretenida.

En su momento, Lauren Sherman, investigadora que formó parte de dicho estudio explicaba que “Los datos de la encuesta sugieren que los jóvenes son conscientes de las limitaciones de la comunicación digital, en particular de la basada en texto, pero confían en ella por conveniencia o para tener intencionalmente distancia emocional de sus compañeros para conversaciones difíciles”.

Sin embargo, hay tópicos que prefieren conversar cara a cara, como largas historias, conversaciones profundas, acontecimientos, conflictos personales y asuntos íntimos de los cuales es preferible no dejar registro.

En cambio, planificar, temas que dan vergüenza o miedo tratarlos en persona, la confrontación, temas sexuales, asuntos que no pueden expresarse verbalmente por la emoción que generan o coqueteos están en la lista de aspectos para los cuales el tener de por medio un canal digital les facilita su decisión de abordarlos.

Lo anterior específicamente por chats y mensajería instantánea. Los mails tienen un lugar especial a la hora de abordar temas difíciles, pues dado que no tiene la inmediatez ni muchas herramientas que permiten saber si el destinatario lo leyó (a pesar que se le coloque la opción de notificar recibido y/o leído, esta puede o no ser aceptada por quien lo recibe), y claramente también tiene el riesgo de no permitirnos ver la reacción y la emocionalidad del otro, se pueden generar ruidos en dicha comunicación que pueden transformar una conversación difícil en una poco recomendable.

Entonces, recibir un mensaje todo en mayúsculas que dice: ESTOY ESPERANDO TU MAIL y tiene al final una carita feliz guiñando un ojo, puede generar inquietud ¿Está molesta? ¿Está de buen ánimo? La respuesta que llegue dependerá ahora del estado de ánimo de quién lo está leyendo.

Lo que es más, a veces simplemente con ver el nombre de alguien en la bandeja de entrada es bastante para ponernos a la defensiva. Y si el mail viene con copia a medio mundo simplemente aumenta la presión o malestar.

Entonces, si aún analizando la conveniencia de tratar el tema vía digital, o por limitantes como la distancia, se prefiere abordar una conversación difícil digitalmente, estas son algunas claves y recomendaciones para tener en cuenta:

* Extracto de uno de los capítulos del ebook «Conversaciones digitales: Cómo evitar malos entendidos y ser más efectivos en chats, sms o correos electrónicos»  en lanzamiento en Amazon

 


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