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Si Colombia no se pone las pilas, sus centros urbanos serán tan caóticos como los de Nueva Delhi, Bombay, Yakarta, Ha Noi o Ho Chi Minh. Lugares en donde nueve de cada diez personas dicen tener una moto y en los que opera la ley de la selva en las vías. Pasa el que primero se lance.

Puede sonar exagerado, pero el aumento anual del número de motos en circulación en Colombia se siente con fuerza cuando se transita por las zonas de mayor actividad de las ciudades, bien sea como peatón o a bordo de un automóvil.

En la última década, entre 2007 y 2018, el parque de motocicletas en Colombia creció 252%, al pasar de 2,3 millones de unidades en 2007 a 8,1 millones en 2018, según datos de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI).

Pero el impacto no es solo por el número -cada vez mayor- de motos en circulación. A esto se suma las conductas irresponsables de quienes manejan este tipo de automotores, que transitan con actitud temeraria en las vías, poniendo en riesgo sus vidas y las de los demás.

Se ha vuelto costumbre ver a los motociclistas zigzagueando o “culebreando” en las calles, avanzando a altas velocidades, pasándose los semáforos en rojo, circulando por los andenes, en las ciclorutas o en las vías exclusivas de los sistemas de transporte público. Otros no tienen problema en circular por las noches con la bombilla apagada o en viajar con sobrecupo (hasta tres o cuatro personas en una moto, incluyendo niños). Pero el caso extremo es el de aquellos que, en simultánea, manejan moto con una mano y con la otra chatean o hablan por celular.

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A la conducción irresponsable se suma que muchos motociclistas aprenden a manejar de manera empírica, gracias a un primo o a un vecino que les enseñó. Algunos no usan casco protector y otros lo usan de manera incorrecta. Y claro, si no respetan sus propias vidas, mucho menos van a atender las normas de tránsito.

Con estas actitudes peligrosas los motociclistas ponen en grave peligro la integridad de los transeúntes y la suya propia. Imaginen, por ejemplo, el caso de un motociclista que avance a alta velocidad en una calle llena de huecos y no los vea.

Accidentalidad

Y es que los motociclistas siempre van a estar en alto riesgo. Según datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONSV), en 2017 los usuarios de motocicletas fueron las principales víctimas de accidentes de tránsito (2.779), representando el 41,3% del total de fallecidos y el 43% de los lesionados. Les siguieron los peatones (1790) con el 26,6% de los fallecidos y el 19,7% de los lesionados en hechos de tránsito.

Igualmente, entre enero y octubre de 2018, los motociclistas constituyeron nuevamente las víctimas más vulnerables de los siniestros viales (2.564), representando el 39,61% del total de fallecidos, seguidos por los peatones (1.240), que significaron el 23,26% de los muertos en las vías, de acuerdo con el reporte del ONSV.

Se entiende que la moto se ha convertido en una necesidad para muchos usuarios que encuentran ventajas económicas al adquirirla una a bajo precio. Sin embargo, eso no los exime de las responsabilidades que tienen en la vía. ¿Acaso llegar rápido a su destino es más importante que cuidar su vida, las de sus pasajeros y las de los peatones?

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