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Queridos seres humanos,

Nuevamente se acaba un año y estamos a las puertas de otro, que la humanidad recibirá llena de avances tecnológicos que transforman la vida todos los días acortando procesos, intentando facilitar tareas, pero absorbiendo cada vez más tiempo…

Mientras ese tiempo transcurre, nosotros que tenemos cada vez más afán, ya no observamos a nuestro alrededor ni nos damos cuenta del desangre del planeta tierra y de la guerra a muerte que existe permanentemente entre los seres humanos.

Como mujer, como ser humano, quiero pedirle a cada persona que se detenga.

A veces me levanto sintiendo que todo sobra, que nada se puede hacer, que no hay remedio, que el daño es demasiado grande, que la gente demasiado ciega, que la pobreza absolutamente desgarradora, que el hambre inhumanamente doloroso, que la enfermedad mortalmente invasiva y destructora…

Como les decía, quiero pedirle a cada uno que se detenga; que haga un alto y que, en silencio, observe detalladamente lo que pasa en el mundo, que consulte algunos periódicos de distintos países y se entere de las situaciones que no por estar lejos dejan de ser reales y de avanzar peligrosamente segundo a segundo, que intente abrir un espacio en la mente para comprender que cuando se habla de hambre y de guerra no se están contando números inexistentes ni historias de novelas…Debe haber alguna forma de que las personas entiendan que lo que oyen todos los días es real y está pasando en este momento.

Ya mencioné que en muchas ocasiones he sentido que no hay remedio, pero aun así amo demasiado la vida y la vivo absolutamente maravillada por cada detalle que la compone como para rendirme y aceptar que simplemente nada tiene sentido y que el hombre es y será indiferente por la eternidad.

Les pido entonces para este año que empieza que sientan el dolor de nuestra humanidad y nuestra naturaleza como propios, que se apersonen de las tragedias de los demás, que conozcan los nombres que hacen parte de las listas de víctimas de distintas situaciones del mundo, que sepan qué sucede en países lejanos que jamás habían oído mencionar, que hagan algo, lo que sea, que no piensen que un detalle no cuenta, que sepan que si hacen sonreír a una persona en la calle, eso puede significar el cambio de una vida que estaba a punto de renunciar a todo.

Dejemos la indiferencia porque es esta la que puede lograr que todos nos rindamos.

La vida tiene un valor indescriptible y le hemos hecho un daño muy profundo a su esencia. Solo salir del silencio y la ceguera puede hacer que el ser humano tenga alguna esperanza.

www.catalinafrancor.com

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