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Yo estaba tranquilo. Pero yendo hacia Clissold Park en Londres me encontré con esta belleza de robo de bicicleta a finales del 2008:
un-streetwise hero

Vean la foto con mucho cuidado: no tiene uno sino dos candados. Y no solo eso: los dos están amarrados a la rueda y, como ya es evidente, al marco no amarraron nada. Es una de esas situaciones que resumen la frase de «soldado advertido no muerte en guerra» pero al revés: «si no le advierte al soldado, se le roban la bicicleta».

Muchas personas olvidan que el robo de bicicletas no es solamente causado por una mala política de transporte, o la inseguridad generalizada, o el mal diseño de los estacionamientos, o todas las anteriores, sino que el usuario y su buen uso de la infraestructura también son fundamentales para evitar robos. Yo ya he escrito aquí sobre robos a bicicletas. Primero escribí sobre lo que bauticé La Técnica Milenaria, y debido al gran auge de esa entrada escribí otra sobre una nueva modalidad de robo de bicicletas donde explicaba un poco mejor el tema del candado. Pero me faltaba explicar cómo usar el candado (¡y dónde!).

En el soleado día de hoy caminaba yo silboteando por la vida, cuando apareció frente a mí esta escena: Bogota-cicloparqueadero-robado-LR   De repente pensé que tal vez todo esto es parte de una exposición itinerante tratando de parecerse a la «Rueda de Bicicleta» de Marcel Duchamp y me sentí en un mundo super cosmopolita. Segundos después caí en cuenta de que no, simplemente los seres humanos suelen cometer errores similares en distintas partes del mundo.

En el caso de Londres, el usuario hizo varias cosas:

– Compró un super candado en U (bien, maestro)

– Compró un segundo candado en guaya (buena, reduce la probabilidad del robo)

– Amarró su bicicleta a una U Invertida (¡bien!)

PERO todo lo anterior se volvió inútil cuando solo amarró los candados a la rueda delantera. Cuando volvió a recoger la bicicleta y vio la escena frente a él, el dueño de la bicicleta se dio cuenta de que, oh sorpresa, la rueda delantera es muy fácil de soltar cortesía de la puntilla que tienen las bicicletas de montaña (sí, la palmada en la frente cuando se dio cuenta todavía se oye retumbando hasta aquí).

En el caso de la foto bogotana, la usuaria tenía un problema adicional: en Bogotá no tenemos cicloparqueaderos adecuados (todavía). La gran mayoría son de la modalidad «panadería» como donde sucedió el incidente de la foto de arriba y, en otros casos, son de otra modalidad: m-101_cicloparq_metal_m101_op (creo que no sale una bicicleta porque realmente no se usan)

Entonces hay dos cosas que aprender:

1- Necesitamos tener cicloparqueaderos decentes (tipo U invertida, como el de Londres que también usan en Nueva York; Los Angeles, Portland, Medellín, Santiago de Chile y lugares donde necesitan tener seguridad de verdad para su bicicleta.

2- Necesitamos enseñar a los usuarios a estacionar sus bicicletas, así sea medio obvio para algunos. Explicar que hay que amarrar toooda la bicicleta, que hay que comprar un candado bueno y que hay que usar los cicloparqueaderos adecuados. En Chile hay una organización que se dedica a ayudar con estas cosas (véase aquí).

Mi discusión giró entonces a Twitter, donde puse una encuesta que terminó así:

Screenshot 2015-12-26 17.09.53

Y luego tuve otros comentarios, como por ejemplo el de @DonLuisEduardo que incluso escribió un post entero sobre el robo de su bicicleta en Australia…bueno, de casi toda su bicicleta, le dejaron esto: bicicleta-robada-don-luis-eduardo Entonces, la cosa es común, es claramente fácil de comprender, y hasta cierto punto es evitable. Si todos nos ponemos las pilas, en los próximos meses va a haber menos fotos como las que hemos tomado, menos personas con llantas sueltas y más personas felices por la vida. Y, en el caso de la foto de Bogotá, la ironía ya es evidente para algunos:

Así es la vida del ciclista, y encima yo diciéndole a la gente cómo robarse las bicicletas por tercera vez…

 

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