¿Sabía usted que Colombia goza de tener entre su territorio uno de los páramos más bellos del mundo? A tan solo 4 horas de Bogotá usted podrá deslumbrar con este ecosistema único y sorprendente: el Páramo de Ocetá. He aquí, aventureros, otro lugar para coleccionar, para guardar en la retina ¿Le interesa? ¡Bienvenidos a este recorrido!
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¿Cómo llegar a Monguí?
Partiendo desde Bogotá, debe inicialmente llegar a Sogamoso, en un viaje de aproximadamente 4 horas dependiendo de la afluencia de tráfico. Ya en este bello municipio de Boyacá, deberá dirigirse a Monguí, durante poco más de media hora. Desde allí partirá nuestra aventura. Es aconsejable que reúna a un buen grupo de amigos para este destino, o si va en plan pareja, ideal contar con vehículo. En su defecto, si no dispone de automóvil deberá salir desde la terminal de buses del Salitre en Bogotá, y tomar uno que lo lleve hasta Sogamoso (costo $25.000 COP por persona el trayecto). Allí cualquier lugareño le podrá indicar dónde tomar el bus hasta Monguí (costo $4.000 COP), para así empezar la travesía que se nos viene.
Monguí
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Antes de conocer el páramo, puede darse una vuelta por uno de los pueblos más lindos de Colombia. Famoso por ser la cuna de la fabricación de balones, Monguí lo dejará fascinado con sus calles empedradas, belleza arquitectónica y gente amable en su mayoría vestida con ruanas. Antes de empezar el recorrido, puede comerse un buen desayuno cerca a la plaza principal. Opte por lo típico: caldo de costilla, huevos al gusto, o en su defecto, tamal para los más osados. Indispensable que antes de iniciar la caminata, se encuentre bien desayunado, porque sí que necesitará energía para el día.
¿Dónde quedarse en Monguí?
Si no desea acampar y decide más bien darle una vuelta completa al pueblo, puede optar por descansar en unas cabañas justo al lado del río, en la finca San Jorge. Además, aquí podrá hacer un buen asado, o si lo prefiere, quemar unos buenos malvaviscos o salchichas en la chimenea. Este tipo de lugares nos desconectan por completo del mundo urbano, las urbes, el estrés del tráfico y la ciudad. No es aconsejable merodear por la madrugada, ya que corre el riesgo de toparse con la Patasola, o peor, con la Llorona.
Contacto: Juan Gabriel Angarita – 3107712318
Precio: $40.000 COP la noche por persona
Partiendo al Páramo de Ocetá
Para llegar a este ecosistema increíble es aconsejable tomar un tour, pero lo mejor es hacerlo con la gente que ha estado viviendo ahí y conociendo el paisaje en si mismo. Doña María y Sofía, y más adelante, Moisés, serán nuestros guías en este recorrido. Personas increíbles que con su humildad y carisma nos dieron una cátedra de amor por lo que se hace. A ellos gracias, por abrirnos la puerta de su hogar y guiarnos por uno de los lugares más mágicos que hemos conocido.
Contacto: 3134798492
Precio: $20.000 COP – $30.000 COP por persona dependiendo del tamaño del grupo.
Solo debe llamar a Doña María -o Maruja en su otra versión- para apartar el día y hora en que recorrerá el Páramo. Además, ella le dará permiso en su propiedad para acampar, sí, en pleno páramo. Créame, desde el inicio sentirá la energía increíble de ella, que lo hará sentir como en casa con su amabilidad. Por otro lado, dado el tamaño del páramo y por razones de seguridad, es indispensable contar con guía, no querrá perderse en un lugar de esta magnitud.
Día 1: ascenso al páramo y camping
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Luego de juntarnos en la plaza con María, inicia el recorrido hacia el Páramo de Ocetá. Primero, en una sofisticada camioneta nos desplazamos por alrededor de 30 minutos hasta la entrada al páramo. Aquí, ya se empieza a sentir el frío y viento con mucha fuerza. Empezamos la caminata con ganas y energía, previo calentamiento que nuestra guía nos realiza para evitar posibles lesiones futuras. Al inicio y por un terreno empedrado, justo bordeando el río, recorremos un lugar que resulta un verdadero placer para la vista:
Más adelante, el terreno se vuelve un poco empinado, y llegamos a distintos miradores para tener una panorámica completa del lugar. Atravesamos puentes, maleza y terrenos un poco inestables, pero nuestra guía nos hace sentir seguros y entretenidos
Nuestra primera parada es una laguna imponente que se encuentra rodeada de frailejones y vegetación. Desde lo alto podrá tener esa postal para coleccionar:
Luego, se empiezan a divisar poco a poco esos dioses del páramo, los frailejones. Para los que lo conocen por primera vez, resulta una experiencia diferente. Esto, debido a que esta especie de plantas endémicas que sólo se encuentran en ecosistemas extremos como este, el páramo.
Después de un par de horas, cada vez más se pueden apreciar diferentes especies de frailejones, un abanico de colores para la vista. En un momento, el camino se pone un poco más complejo dada la inclinación del terreno, y llegamos a un punto de contemplación total.
De repente, estamos en la cima de la montaña, a más de 3.8000 m.s.n.m. El viento azota nuestro cuerpo y nos hace sentir más vivos que nunca. Imponentes precipicios capturan nuestra atención. Es casi un pasaje divino estar aquí. Viajero, tómese un momento a solas, ponga su música favorita y coleccione el momento -o bueno esa es mi manera-. ¿Puede creer que en este punto me dio por llamar a mi mamá para contarle cómo estaba? Y sí, para sorpresa de muchos, me entró la llamada y pude apreciar el lugar mientras conversaba con esa mujer que tanto amo.
¿Sabía usted que nuestra moneda de $100 COP actualmente conmemora a los frailejones? La especie Espeletia será la que encontremos en cada paso. Disfrute tanto como nosotros el placer de recorrer estos paisajes únicos de Colombia, que cuenta con el 60% de los páramos del mundo.
Valle de los frailejones
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Vídeo:@expresomochilero
A donde quiera que vemos nos encontramos con una lluvia sin igual de frailejones, hermosa especie que Colombia goza de tener entre sus ecosistemas. Tomamos un momento para apreciarlos, llenos de gratitud por estar justo ahí, rodeados de una vegetación única. Continuamos atravesando el Páramo de Ocetá, bajando por pendientes rocosas en lo más adentro del bosque por momentos. María detiene al grupo y nos prepara para quizás, la cereza del postre, algo que no teníamos previsto al iniciar:
Ciudadela Muisca
Al finalizar el recorrido del día 1, María lleva a los aventureros que así lo quieran, a unos pasadizos que uno no cree que existen. De pronto, bajamos por un camino del cual hay que casi cogerse de las ramas para sostenerse. De repente, aparecen ante nuestros ojos unas paredes de roca y musgo sorprendentes. Este lugar es conocido como la «Ciudadela Muisca» y consta de enormes montículos que servían a los muiscas como cementerio, se puede sentir la energía del lugar. Atravesamos el laberinto que parece de otro planeta. Aquí concluye el día uno, y qué mejor manera de hacerlo cruzando por un paisaje subterráneo sin igual. Luego, nos dirigiremos a la zona de camping.
Día 2: regreso, visita a cascadas y Laguna Negra
Son las 7:30 a.m y un «buenos días» muy casual nos despierta. Es Moisés, esposo de María y padre adoptivo… eh no, esto no va acá. Con toda su disposición nos ayuda a desmontar las carpas y nos alistamos para el camino de regreso, que durará casi 8 horas. Empezamos a atravesar el páramo por otro camino, y la neblina está presente en cada momento. Sin embargo, podemos apreciar distintas especies de frailejones, de todos los tamaños y formas:
Luego de atravesar el Páramo de Ocetá en su totalidad, donde por momentos el cansancio pasaba factura, llegamos a nuestra meta del día 2: la Laguna Negra. A lo lejos podíamos divisar esta maravillosa creación que se esconde en el páramo. Conjunto a la Laguna Negra, se encuentran una serie de cascadas en las que, si se las da de valiente, puede pegarse un buen chapuzón. No crea que exagero, aquí el agua es helada, pero pura como ninguna otra:
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Luego de estar en las cascadas y apreciar la Laguna Negra, caminamos poco más de una hora por distintos senderos y carreteras, en donde ya empezamos a divisar el pueblo de Mongua, muy cercano a Monguí, nuestro punto de partida. Ha acabado el recorrido por el Páramo de Ocetá y estamos exhaustos, agotados de mente y cuerpo pero con la satisfacción inmensa por haber visitado este escenario natural imponente que se esconde entre las montañas colombianas.
Gracias a María, Sofía y Moisés por ser la brújula en esta travesía, y sobre todo por su entrega y cariño, sin ellos habría sido imposible recorrer y al mismo tiempo, aprender de ellos y del lugar que visitamos.
¿Qué llevar para recorrer un páramo?
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El kit que no puede faltar para recorrer este tipo de ecosistema -en donde el frío predomina- debe tener: gorro, guantes, chaqueta gruesa -ideal las de algodón con capota-, zapatos especiales con agarre -que se puedan ensuciar-, bufanda o cuello, protector solar, impermeable y ganas, muchas ganas de caminar. Por otro lado, lleve esa cámara que tenía por ahí guardada, o incluso con su celular podrá tomar fotos increíbles. Aquí, el paisaje posa ante usted, no hay foto mala.
Con sus casi 4.000 m.s.n.m, Ocetá brinda un mágico espectáculo al visitante. A quien sorprende estando en el páramo, es muy posible que lo deje maravillado y dispuesto a regresar algún día. A ratos el fantasma de la niebla y lluvia aparece pero no hay de qué temer. Contemple cada paso y momento, este artículo es un llamado a usted, colombiano, para que recorra los increíbles lugares que tenemos en el país, pero también para que cuide el entorno tan lleno de vida con el que contamos aquí, en la tierra que lo vio nacer.
Gracias Doña María, Sofía y Moisés. Nata, Angie, Laura, Johana’s, Brian, Nico, Santi, Pipe y Oscar, por ser parte de este paseo inolvidable.
Si quiere conocer más lugares increíbles lo invito a seguir a Expreso Mochilero en Facebook o Instagram Para mí será un gustazo tremendo poder compartir mis historias con usted y por qué no, ¡juntarnos en alguna travesía! Hasta pronto.
Aquí unos sitios que igual contienen información valiosa del Páramo de Ocetá:
Leo Carrillo – Travel Blogger en EL TIEMPO
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Increíble el Páramo de Ocetá. En verdad no sabía de su existencia. Hace poco estuve en el Quindío y reserve una excursión en triviantes.com y la verdad me fue muy bien. Pero no veo la hora de ir a este Páramo. Algun operador turístico o tour que me recomienden? Gracias
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gracias amigo que paseo me he dado,junto con uds.,es de ensueno el paisaje que maravilla,y aunque yo soy de monte adentro alla en Colombia, y soy de un paramo{palocabildo,norte del Tolima} la tierra me fascina porque yo soy un tauro,prometo que un dia ire al paramo de Oceta,estos ojitos tienen que verlo,saludos y que dios te illumine siempre,con el somos mayoria,desde Miami para la gente del Tolima,gracias
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Excelente, pero no puedo visualizar las fotos, sera mi browser?
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El paramo de Ocetá es un lugar maravilloso en el que el agua brota de la tierra formando humedales llenos de plantas y animales exhuberantes. Los mencionados frailejones alcanzan alturas impresionantes demostrando que llevan viviendo en el lugar por muchos años. El paramo está bien preservado pues no es muy conocido y las rutas de acceso son precarias. Nace en este páramo el rio Cravo Sur que desciende hasta las llanuras del Casanare. Al borde existe una carretera para vehículos 4 x 4 que conecta con Yopal. El viaje dura unas 9 horas entre Bogotá y la capital casanareña. Los paisajes son imposibles de describir con palabras. Es un paseo que vale la pena. Ojalá todos los colombianos pudiéramos visitar esas zonas lejanas y fantásticas que viven aparte del negativismo, de la contaminación y del desorden de la capital. Ahí encontrará personas como las presentadas por el Señor Carrillo: sencillas, alegres y serviciales como muchos colombianos.
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Uao María, te felicito, no imaginé encontrarte por acá.
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Efectivamente es una experiencia majestuosa, es como sentirse en otro mundo. El punto a mejorar es el manejo de la relaciones publicas entre campesinos y turistas que en varios casos ha generado malos entendidos.
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