Llevo un buen tiempo pensando en que es fundamental darle unos tips a quienes se han aventurado a andar en bicicleta por la ciudad. Este es tal vez el post que más tiempo me he demorado en escribir (en parte porque desde que me atropellaron hace casi un mes y duré tres semanas durante las cuales no podía mirar pantallas por más de dos horas seguidas). Pero creo que valió la pena la espera. En ese lapso de tiempo, también me regalaron el libro «The Enlightened Cyclist» (algo así como «El ciclista iluminado») que es un tratado completo sobre cómo debe comportarse cualquier ser humano en vía. En realidad, si pueden leer ese libro, es mucho más interesante que este post (y hace reír más, creo yo).
En su defecto, va mi propia versión de las recomendaciones a un joven ciclista:
Bienvenido a una comunidad que puede ser lo más cercano a una Legión Romana y lo más parecido a un grupo gigantesco de hermanos. Si se da cuenta, todos los que son realmente ciclistas urbanos (y no ladrones) lo van a proteger y le van a ayudar en su camino.
Sin darse cuenta, usted se ha inscrito en un gimnasio gratuito y al aire libre y ha comenzado a andar en una especie de transbordador que, a pesar de su simplicidad, tiene la velocidad promedio más alta del planeta tierra para viajes urbanos (sin incluir Atlanta o Houston y sus distancias de viaje patológicas). Y también ha adquirido una variedad particular de coraza contra el estrés. La cosa va a ir mucho mejor desde que tenga bicicleta y la use bien.
Ahí está el asunto: úsela bien. Esto implica una larga lista de compromisos, responsabilidades y reglas que cambian según su ciudad, los policías que haya ahí, y la actitud generalizada de una de las otras comunidades urbanas que andan por las calles: los conductores de automóvil particular y sus secuaces (como Mr Walker / Wheeler).
(especie que aún no está en vía de extinción)
Algunas de las reglas a seguir son las siguientes:
– Voy a inventarme que La Primera Regla del Buen Ciclista es esta: «No le saque la piedra a nadie en la calle cuando vaya en bicicleta». Cuando usted es grosero, los demás ciclistas urbanos van a ser estigmatizados por su grosería. Cuando usted cruza en semáforo en rojo, va a haber alguien que diga «esos ciclistas siempre infringen las normas». Pero cuando usted frene ante la viejecita indefensa y le diga «señora, por favor, pase ud» habrá otros que dirán «esos ciclistas tan formales que son», y le agradezco de una vez por ser tan buena papa.
– Si va por ahí y alguien en bicicleta le charla muy amistosamente, muy probablemente no es porque quiera ser su amigo sin porque lo quiere robar. Hay una probabilidad muy alta de que sea un protagonista de lo que yo he denominado «La Técnica Milenaria» que le robará su bicicleta sin que se dé cuenta. Cuidado. Si se encuentra con uno de estos especímenes, por favor dígale «ah, sí, yo también tengo un primo que vende camisetas» y haga lo posible por escabullirse. La Segunda Regla del Buen Ciclista es «no se deje robar» (la de «no robarás» ya está en la Biblia – Éxodo, 20:15 – entonces no la tengo que repetir aquí).
– Recuerde que las bicicletas todavía son casi como las describió Cortázar: «en absolutamente todos los países de la tierra está prohibido entrar con bicicletas. Algunos agregan: “y perros”, lo cual duplica en las bicicletas y en los canes su complejo de inferioridad.» Entonces, si llega a un sitio, hágase amigo del vigilante del edificio al que va (muy probablemente también llegó en bicicleta pero siente que su trabajo consiste en no dejarle entrar), o lleve un buen candado y déjela bien asegurada en un sitio cercano (si quiere siga mis instrucciones) para que no haya problema. Al fin de cuentas, uno tiene la bicicleta porque es la cosa más versátil para moverse por ahí después de un par de zapatos: no necesita tanto espacio y se puede dejar en casi cualquier sitio. La Tercera Regla del Buen Ciclista es «parquee bien y donde pueda, no se complique la vida ni se la complique a nadie».
– Le doy permiso de comprar más de una bicicleta. La forma como yo sugiero responder si uno necesita es una bicicleta es preguntarse «¿quiero una bicicleta más?» y si la respuesta es afirmativa entonces hay que comprarla. Lo que llamaré la Cuarta Regla del Buen Ciclista es ésta: la frase «suficientes bicicletas» no tiene lógica alguna. Siempre habrá una situación donde uno invite a mucha gente y le haga falta bicicleta a alguno. Hágale un favor a esa persona que falta y consígale la bicicleta de una vez.
– Por el amor de Dios, no se vista como el hombre araña ni como un árbol de navidad para montar en bicicleta. Es, como caminar, una actividad normal. Sí, si llueve o si está oscuro o de noche, claro que hay que emperifollarse de plásticos y ponchos de milqui, pero en general no hay que vestirse como si fuera a salir volando por un cañón hacia un anillo de fuego. Las ciudades son peligrosas pero tampoco. La Quinta Regla del Buen Ciclista es: «vístase para montar en bicicleta como si fuera a hacer cualquier otra cosa, a menos de que llueva o esté oscuro».
– No sea fundamentalista. De nada sirve salir por las calles vociferando «LA BICICLETA Y SOLO LA BICICLETA Y NADA MÁS. SE CALLAN TODOOOS!» y ondear alguna bandera. No exagere, la bicicleta es lo máximo y sirve para muchas cosas. Pero los carros a veces también. Caminar a veces es super bueno y, en general, no existe tal cosa como el modo de transporte perfecto. Y si hay un día que no puede usar la bicicleta, no se va a acabar el mundo ni lo van a dejar de saludar sus compañeros ciclistas urbanos. La vida seguirá y al siguiente día podrá montarse en su caballito de acero (o bambú o lo que sea). Si no está de acuerdo, avíseme cuando se rompa un dedo del pie y me cuenta cómo ve la cosa de andar en bicicleta para todas partes. La Sexta Regla del Buen Ciclista es: «no exagere. Ayude a salvar el mundo pero no es para tanto».
– Usted es invisible. No lo ven. Como dicen cuando lo atropellan, usted «salió de la nada» – al parecer los ciclistas tenemos una capacidad de desaparecer al transitar y por eso es que nos echan el carro encima. Entonces tenga cuidado y busque los puntos ciegos de los carros. Si usted ve al conductor, éste le puede ver también (que lo quiera ver y que quiera reaccionar es otra historia, pero por lo menos asegúrese de que está en su campo visual). La Séptima Regla del Buen Ciclista es: «no se deje atropellar. Duele mucho y siempre sale perdiendo».
– No tiene que ir como un bólido. Así como uno no se tiene que disfrazar del Capitán Centella para salir a montar en bicicleta, tampoco tiene que creer que está en la Carrera de la Hora ni que va a ganarse un trofeo e irse a vivir a Mónaco por viajar a lo que le dan las piernas. Deje eso para las carreras (¡y pues si quiere métase a las carreras!) pero no lo haga en la calle. Se ve hasta chistoso y, lo más interesante de todo, realmente su ahorro de tiempo será muuy poquito. La Octava Regla del Buen Ciclista es: «No se afane. Va a llegar casi al mismo tiempo».
– No se asuste. Todos le van a decir «pero esque andar en bicicleta es muy peligroso» y le van a hacer caras de sufrimiento. Nunca antes en la Historia de la Humanidad se había visto un susto tan grande como cuando un miembro de una familia les informa a los demás que va a usar la bicicleta para ir al colegio, universidad o trabajo. No se compara siquiera con la escena en la que Fa Mulan es llamado inevitablemente a la guerra, todo cojito pero valiente y con su esposa canosa y su hija adolescente chíllete que chille. Al parecer andar en bicicleta sí es, de hecho, estar en una Legión Romana. La Novena Regla del Buen Ciclista es: «vuelva vivo a su casa para demostrar que la bicicleta no es peligrosa».
Por último (y porque toca tener diez cosas en una enumeración de reglas), La Décima Regla del Buen Ciclista es que toca leer sobre la bicicleta y ver videos. Entonces, si quiere leer otras cosas bonitas sobre la bicicleta como algo bonito, le sugiero:
– Elogio de la Bicicleta de Marc Augé (¡un libro entero!)
– Oda a la Bicicleta de Pablo Neruda (cortico pero bonito)
– Vietato introdurre biciclette, por Julio Cortázar (también cortico pero bonito)
– La Vuelta al Mundo en 80 Bicicletas, por muchos autores (¡bonito libro!)
(hay muchos más pero esos son digamos el top cuatro – sin orden específico)
(Jorge Iván Ballesteros me recomendó la Carta de un Ciclista a un Conductor que encuentran acá).
Y si quiere seguir embalado, un par de canciones de bicicleta:
(la Cumbia de la Bicicleta)
(Carrera de Bicicletas, de Queen)
Y pues la escena de Mulan para que vean a qué me refería antes:
Está muy bueno…
También hace falta que la gente entienda que no todas las bicicletas sirven para todos los propósitos. Por ejemplo la gente que consigue una bicicleta de carreras para ir al trabajo en la ciudad con saco, corbata y un morral. Se va a aburrir muy rápido porque la posición inclinada hacia adelante es muy incómoda y el beneficio aerodinámico es nulo. Es preferible una bicicleta ordinaria y pesada pero con la posición correcta, que reciclar la bicicleta ochentera del papá para ahorrar.
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Hola Carlos. He seguido tu columna desde hace algún tiempo (creo que desde que me volvi biciusuaria) y veo que tus aportes son agradables y útiles. Me parece necesario que una regla infaltable para todo ciclista urbano es respetar las normas de tránsito. He visto como los ciclistas urbanos no acatan un semáforo en rojo, no observan para ambos lados antes de cruzar una calle, y pasan como si nada en una calle en contravia. En los pocos meses que llevo usando mi bici para transportarme a la oficina, he visto como los ciclistas ignoramos (porque también lo he hecho) las más mínimas normas de seguridad vial. Y es por eso la causa de muchos accidentes.
Tu columna es un espacio para que todos los que somos ciclistas urbanos tengamos unas reglas de comportamiento claras que nos permitan el buen uso de la vida, lidiar con vehículos de motor (léase motos, carros, buses, etc) y entregar algunos tips que mejoren nuestra movilidad.
Un abrazo esperando que estés en pronta mejoria.
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