Ser jurado en un concurso, cualquiera que éste sea, es una responsabilidad muy grande. Y serlo en un concurso de emprendimiento lo es aún más, porque quienes somos emprendedores sabemos que nos jugamos media vida en nuestro proyecto de negocio, no solo le colocamos el corazón, sino el bolsillo (y bien ajustado que anda).
Por eso, debo confesar que cuando tengo la oportunidad de hacer algo como esto, me genera emociones encontradas: de una parte orgullo por haber sido convocada y de otra, temor por la elección que se debe hacer. Y esto me ocurrió hace pocos días cuando fui invitada por la Universidad Los Libertadores para formar parte del grupo de jurados de la “Noche de Ganadores” del concurso de emprendimiento «Arrank 2021». Nueve finalistas. Tres categorías. Tres ganadores.
¿Por qué escribo hoy sobre esto? Voy a retroceder en el tiempo: viernes 28 de mayo, manifestaciones, paro, bloqueos, disturbios… Y en medio de todas estas noticias, un grupo de jóvenes le apostaba por un sueño de construir su primera empresa. La «guerrearon». Fueron más de 200 los postulantes, así que, como les dijimos quienes estábamos de jurado esa noche: «ustedes ya son ganadores».
Lo irónico es que esa misma semana había sostenido una conversación con un amigo preocupado por la sostenibilidad de su pequeña empresa, angustiado por tener que pensar en que si las cosas no mejorarían, tendría que empezar a despedir colaboradores e, incluso, cerrar. Las dos puntas de un hilo: el que inicia con esperanza y el que ya recorrió un camino y ve con dolor cómo tambalea aquello que durante años ha construido, pero no se da por vencido, porque en esa misma conversación de desesperanza y después de escuchar su realidad, ese mismo emprendedor, que inició también como estos muchachos con un anhelo en su corazón y un plan de negocio bajo el brazo, se echó bolsillo la dificultad y dijo: «pero… ¿sabes qué? vale la pena seguir intentando, porque no soy yo, son todas las familias que dependen de que no me de por vencido, y de qué me sirve sumarme a la cadena de odios, eso no va a resolverme nada, así que ¡a seguir tocando puertas! porque seguro alguna se va a abrir».
¿Qué une al que empieza y al que ya recorrió el camino? Una profunda convicción, una conversación de posibilidad que se sale de la queja y del echar culpas, se hace cargo de lo que puede hacer y realmente aporta a un país al no darse por vencido. Esos son los liderazgos que se requieren hoy. En mi última entrada había escrito que Hoy, más que nunca, Colombia requiere aprender a conversar y allí me sostengo. Y sumo algo más. Hoy más que nunca Colombia necesita de líderes que conversen sobre posibilidades reales, sin «as bajo la manga», sin mezquindades, sin señalar al otro. Colombia necesita más liderazgos como el de estos jóvenes emprendedores, más instituciones que promuevan y apoyen el emprendedurismo, sin importar la edad, y más personas que mantengan los brazos en alto, pero no para atacar sino para sostener al otro.
Por eso, y adaptando un poco aquella frase que por décadas se institucionalizó a través del programa de humor colombiano Sábados Felices, «Lleva una escuelita en tu corazón», hoy propongo que en honor a los millones de valientes que aún en medio de las dificultades se lanzan a emprender adoptemos una nueva frase: «Lleva un emprendedor en tu corazón», ellos son los líderes más inspiradores que una sociedad puede tener.
Y, como un reconocimiento a los jóvenes ganadores de «Arrank 2021», publico aquí las ideas que los llevaron a ser reconocidos en su categoría. Quién quita, de pronto aparece un inversor que le apueste a ellas… uno nunca sabe.
Categoría Ideas Transformadoras. Proyecto Green Brick. Objetivo: usar residuos plásticos en la creación de material de construcción de viviendas. Grupo conformado por Salvador Franco Chamucero y Sergio Alejandro Gil Torres.
Categoría Planes Innovadores. Proyecto Semilleros del Futuro. Objetivo: crear un chip para sembrarlo en la tierra, para que genere alertas ante cambios climáticos y ayudarle al agricultor para evitar pérdidas en sus cultivos. Grupo conformado por Camilo Antonio Mora Mora, Dayanna Meliza, Nathali Rodríguez Rodríguez, Andrés Felipe Silgado Contreras, Valentina Estupiñán, Macareno y Jenifer Tatiana Chiguasuque Páez. Para que un agricultor pueda evitar las pérdidas en sus cultivos.
Categoría Modelo Exitosos. Proyecto Treeled. Objetivo: Reducir la contaminación ambiental provocada por las plantas de energía eléctrica con iluminación led, que es una alternativa ecológica para evitar la explotación de la tierra, debido a que este tipo de circuito tiene mayor durabilidad, menos consumo y mejores beneficios. Grupo integrado por Brayan Camilo Hernández Salazar, Luisa Fernanda Rodríguez Arias, Brandol Damián Palomares, Katherin Romero Suaza y Miguel Ángel Mahecha Garzón.
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