Hoy, más que nunca, Colombia requiere aprender a conversar
Me sucedió lo que hace mucho no me sucedía. Me senté a escribir y mis manos no se movían sobre el teclado. No podían porque no estaban recibiendo ninguna orden desde el cuarto de control que es mi cabeza y no la estaban recibiendo porque los pensamientos saltaban indecisos. ¿Continuo escribiendo el curso abierto que he venido publicando hace varias semanas? ¿Siento mi posición sobre lo que está sucediendo en el país como lo hacen muchos? Finalmente, decidí hacer las dos cosas, porque hoy más que nunca Colombia requiere aprender a conversar.
¿Conversar? Sí, requiere líderes que sepan conversar. Si es la primera vez que vienes por acá te pongo en contexto: el curso abierto que ya va en su cuarta lección es sobre Liderazgo Conversacional, es decir, sobre cómo utilizar mejor el recurso más poderoso que tenemos a nuestro alcance para lograr resultados: la comunicación a través de nuestras conversaciones. Estas han sido esas primeras lecciones: Diálogo privado, Siete habilidades, Tipos de conversaciones y El secreto de las emociones.
Nos enseñaron que conversar es un acto obvio en la comunicación en donde el que habla más y con tono más bonito es quién mejor lo hace. Y resulta que no. Conversar no solo es un arte, requiere estrategia y quienes así lo han aprendido se han dado cuenta cómo cambia su mundo y el de quienes están a su alrededor. Por eso hablar de Liderazgo Conversacional es hablar de la manera como cada uno de nosotros se relaciona consigo mismo y con lo que está alrededor. Quien solo protege sus intereses sin importarle el bien colectivo tiene una manera de conversar que de seguro genera barreras. Quien solo ataca y tiene en su boca palabras para agredir al otro, tiene una manera de conversar que de seguro siembra odios. Y, peor aún, está quién no conversa, agrede y hace daño y aun así quiere ser escuchado.
¿A que nos invita este tipo de liderazgo basado en conversaciones? A seguir un modelo que bien podría servirle a quienes tienen hoy en sus manos la posibilidad de dar fin a esto que hoy nos está haciendo daño como país y que muy resumidito podría ser así:
- Identificar el propósito de la conversación. Responde a la pregunta ¿qué quiero lograr? De aquí depende mucho lo que sigue y se trata de identificar el objetivo que más aporte a la situación que vas a abordar. Generalmente, entramos a una conversación «a ver qué pasa» y eso lleva a que puede pasar «cualquier cosa», aun la que no conviene. Cuando se fija un propósito no quiere decir que no vamos a escuchar al otro o a negociar, pero sí que vamos con un rumbo. Ejemplo: en una negociación una de las partes puede tener el propósito de encubrir sus verdaderos propósitos o solo lograr lo que quiere sin importar lo que traiga la otra parte. ¿Efectivo? Nunca. ¿Resultado? Desconfianza, ruptura.
- Generar el contexto y tiempo adecuado. Una conversación difícil o crítica no se logrará en el lugar inadecuado o en un momento inapropiado. El contexto debe cuidarse. Los «solo necesito cinco minutos» no aplica. ¿Cuánto tiempo requerimos? ¿En dónde? Entre más profunda y crítica la situación a abordar, más será el tiempo que requiramos.
- Qué tipo de conversación se necesita. Desde el coaching ontológico se identifican varios tipos de conversaciones: juicios personales (nos quedaremos hablando de quien tuvo la culpa); posibles conversaciones (ideal cuando primero debemos limpiar espacios de confianza en donde de forma asertiva conversemos sobre aquello que no nos permite trabajar juntos y hagamos acuerdos para solucionarlo); posibles acciones (se trata de abordar posibilidades, «lluvia de ideas», dirían algunos) y coordinar acciones (hacemos pedidos u ofertas, acordamos un resultado, un camino, unas acciones, definimos responsables y tiempos). A veces solo necesitamos una de ellas, a veces necesitamos recorrer todo el camino. He visto muchos líderes queriendo definir acciones con sus equipos sin haber atravesado la conversación de posibles conversaciones y por ende aquello que no se ha dicho, lo que piensan unos de otros, tarde o temprano entorpecerá nuevamente los resultados. Y ni qué decir cuando hay profundas convicciones en juego o posturas. Esto lo profundicé un poquito más en Tipos de conversaciones.
- Qué emoción necesito. Las emociones, y lo vimos en la lección correspondiente a El secreto de las emociones, son la llave de nuestra relación con el mundo. ¿Qué emoción necesitaré en ese espacio? ¿Qué puedo hacer para no salirme de mis casillas? ¿Cómo no dejarme invadir por aquella emoción que puede echar al traste el propósito de esta conversación? Este es un ingrediente fundamental del modelo.
- Disposición a la escucha. Ninguna de las dos partes en una conversación tiene el derecho a decir: lo mío es lo único que vale. Cuando realmente se quiere conversar se debe entrenar en la escucha y no en aquella que se finge, pero interrumpe, irrespeta e ignora lo que el otro dice. «No creo en lo que dice», perfecto, entonces la otra ayuda de la escucha es la indagación. ¡Indague! Con asertividad y respeto y, claro, escuche la respuesta y escúchese a sí mismo, de repente hay tanto ruido interior que está dejando escapar algo valioso.
Este modelo no es sacado de Alicia en el país de las maravillas, es tan serio y poderoso que los principales líderes de las más grandes empresas del mundo ya lo saben y lo practican. ¿Se aprende con una leída en un blog? De seguro no, de hecho, cuando entreno en estas habilidades las personas se enfrentan a profundas resistencias, pero una vez las atraviesan comienzan a darse cuenta de cómo sus conversaciones se tornan más profundas y efectivas.
Me duele mi país. Y siento que este es un grano que puedo aportar. Y como me dijo mi hija de 17 años: «me siento impotente ante tanto dolor»… Qué tal si como un primer paso detenemos tantas conversaciones llenas de odio en redes. y seamos propositivos… a ver si eso se traslada a las calles y se abre un espacio para la gran conversación que nos lleve a los cambios de fondo que todos anhelamos, y no me refiero a un gobierno o a una institución, me refiero como sociedad.
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Soy Master Coach Ontológica Profesional Acreditada. Mi pasión es la formación en habilidades de coaching, comunicación en todas sus formas (oral, escrita, estratégica) y los juegos para el aprendizaje (modalidad virtual). Te invito a conocer cómo puedo apoyarte a ti o a tu empresa en el desarrollo de competencias de comunicación y liderazgo. Contacto: contacto@facilitarclic.com o en el Whatsapp +57 315 4786927
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