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Hay momentos en la vida en los que las opciones parecen esconderse. ¿Les ha pasado alguna vez de no encontrar las llaves de la puerta de la casa o apartamento justo en el momento en que vas tarde a una reunión? Entonces comienzas desesperado a recorrer cada uno de los espacios en donde las dejas normalmente o en donde la lógica señala que ahí pueden estar.

Cajones que abrimos y cerramos con fuerza, libros que movemos, adornos que levantamos para mirar debajo están en la lista de objetos y  acciones que se nos ocurren, e incluso metemos apresurados las manos en los bolsillos de las chaquetas y los bolsos, en el caso de las mujeres, esperando rozar el metal que nos permitirá avanzar en el día.

Y suele pasar que cuando ya las dimos por perdidas e incluso estamos llamando para avisar que llegaremos tarde y ya resignados nos quitamos el saco, nos sentamos en el sofá y un poco más en calma decidimos buscarlas despacio… que justo ahí llega un rayo de luz y nos acordamos de un lugar que no buscamos, o, ha pasado créanme, las vemos ahí  no más, frente a nosotros, a pesar que estamos seguros que la habíamos buscado bien.

Pues bien, eso mismo nos pasa cuando estamos en esos momentos en los que parece que ya agotamos lo que creíamos podíamos hacer y a pesar de eso no salimos del atolladero en el que estamos. En otras palabras, y retomando nuestro cotidiano ejemplo: no encontramos las llaves para abrir nuevas posibilidades en nuestra vida.

Estoy desarrollando una consultoría de desarrollo comercial en donde debo visitar licenciatarios comerciales de una institución que representa productos del área de juegos y azar y he encontrado que hay una relación directa entre los resultados financieros del licenciatario y su “hacerse cargo” de esos resultados.

A que me refiero con ello. Hacerse cargo significa responsabilizarme por lo que estoy generando más allá del contexto en el cual me muevo y elegir la actitud adecuada que necesito para superar los obstáculos que puedo estar atravesando y sobre todo: no paro de moverme hacia donde quiero ir. Actitudes derrotistas frente a la vida (que incluye la actitud de víctima: la culpa de todo esto es de otro y ese otro va desde la institución, hasta la competencia, el gobierno, el país, la situación caótica del mundo, etc), se reflejan en actitudes derrotistas frente a sus negocios.

Podemos cambiar la manera en que pensamos para cambiar la manera que sentimos. La realidad no la puedo cambiar pero sí como respondo a ella. Esto es una poderosa herramienta a la hora de grandes dificultades.

Así que si has perdido alguna llave en este momento y sientes que has agotado caminos, abierto todos los cajones, buscado en todos los bolsillos, y a pesar de ello no la encuentras, quizás te interese esta propuesta de reconexión, porque cuando pasa esto es como que nos desconectamos y nos centramos, con la ansiedad de por medio, en buscar y buscar y buscar:

  1. Reconéctate contigo. ¡Detente! No busques más. Siéntate en el sillón y respira. Comienza a darte momentos de tranquilidad. Si te gusta el aire fresco, la montaña, el mar, el agua… respira.
  1. Reconéctate con tu propósito principal en la vida. No solo con el objetivo que estás buscando. Porque ese objetivo si no forma parte de un propósito mayor puede perder fuerza y hacerte perder energía. Reencuentra un para qué estabas buscando la llave, a donde querías ir cuando abrieras la puerta. Si no tengo claro a donde quiero ir, cualquier camino me sirve para cualquier lado.
  1. Reconéctate con tus recursos. Qué tienes en tu vida que te puede ayudar a alcanzar lo que necesitas. Si es profesional, cuál es tu talento, tus habilidades, lo que te diferencia, con que contactos cuentas, quién te puede apoyar. Si es personal, qué disfrutas, cuál es tu misión, cuáles son tus valores no negociables, cómo quieres vivir cada día.
  1. Reconéctate con tu confianza vital. La confianza es una emoción pero también es lo que en coaching ontológico llamamos un juicio, es decir, una interpretación de algo. Confío en ti porque a partir de tus acciones interpreto que no me vas a defraudar. Pues bien. La confianza vital es una energía clave porque me lleva a tener la certeza de que ahora voy en el camino correcto y que las cosas van a salir lo mejor para mí y en el tiempo más adecuado para mí. A veces creemos firmemente que debemos lograr esto o aquello, estar con esta u otra persona, pero el tiempo nos muestra que lo mejor para nosotros no era ahí.
  1. Y ahora, ya reconectado con lo principal: ¡Accion! Pero de seguro, si el proceso ha sido desde el corazón, las acciones que se te ocurrirán no van a ser las mismas de antes, y es más, te lo aseguro por experiencia propia, los milagros comienzan a ocurrir y en lo que menos te imaginabas muchas cosas que incluso no habías considerado ajustar, se ajustan solitas.

Todos pasamos por momentos difíciles. Unos más que otros. Y esto es así porque todos tenemos dentro de nosotros la capacidad para tomar lo mejor de ellos y salir airosos siendo una mejor versión de nosotros mismos. Tu no eres la excepción. Avanti!

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