Hacia el mes de octubre del 2016 un pensamiento llegó a mí en medio de uno de los “hermosos” trancones bogotanos: “quiero ser YouTuber”. No sé si esto llegó como un escape desesperado para darle sentido a dicha espera o una revelación divina, lo cierto es que me quedé enganchada en esa conversación. ¿YouTuber? Sí. Dícese de la persona que publica vídeos de creación propia mediante el servicio de videos online YouTube.

¿Pero cómo se hace eso? Como no tenía la más remota idea, pues acudí a los “YouTub-aficionados” más cercanos a mí: mis hijos. Ellos, con 12 y 16 años se encargaron de darme las primeras recomendaciones: que no fuera aburrida, que creara una comunidad así como los “guapos” de Yuya … «¿Yuya?, pensé», que no se me olvidara pedir que se suscriban y que le den campanita (¿?)… pero lo más importante que me dijeron fue “¡que chévere mami!”

Con estos dos asesores de gran calidad, empecé a prepararme: ¡vi muchos, muchos, videos de YouTubers reconocidos – claro, todos con la mitad o menos de mi edad!! Entre otros pasé por la mencionada Yuya, con quien aún tengo la duda de si es su voz verdadera; el chileno Germán Garmendia – dado mis intereses terminé escuchando tooodo un video suyo en el que cuenta cómo casi pierde todos los derechos sobre su canal-; y otros incluso norteamericanos y europeos y rematé leyéndome el libro de Sebastián Villalobos “YouTuber School, 16 lecciones para tener éxito en la web” (que en realidad le había comprado a mi hijo meses atrás en la feria del libro y nunca lo abrió).

Respeto mucho a todos los que se dedican juiciosamente a esa labor e independiente de que esté o no de acuerdo con muchos de sus contenidos, se requiere esfuerzo, dedicación y compromiso. A ver… partamos que lograr  17 millones de suscriptores como la chica mexicana o 30 millones como el chileno, no se construye en ratos de ocio.

Y mientras hacía todo esto, hubo momentos en los que en lugar de entusiasmarme llegué a sentir un miedo profundo generado en pensamientos como ¿Seré capaz? ¿No será mucho oso? ¿y si me arrepiento? ¿a mi edad? Y cuando llegué a esta última pregunta puse rápidamente en google: «YouTuber a los 40″… y adivinen quién salió “pues Daniel Samper y su canal #HolaSoyDanny. Debo admitir que si bien me divertí, confieso que no me he suscrito…

De todas formas, el miedo continuaba y como siempre sugiero hacer, me senté a conversar con él – con el miedo, no con Daniel- , y empecé con la pregunta: «¿de qué me quieres proteger?  Y busqué nuevamente en google y encontré algo definitivo: Las 6 peores excusas para no abrir ya tu canal de YouTube.

He aquí el resumen por si acaso también estás considerando esta decisión o cualquier otra, porque no se trata de ¡YouTube! se trata de los temores que tenemos a hacer cosas diferentes, a salirnos de nuestras zonas de confort, a arriesgarnos a dar ese paso que venimos pensando desde hace semanas, meses, ¡años!… solo cámbiale la palabra YouTube y remplázala por lo que quieras:

#1 No quiero exponerme demasiado: miedo a ser juzgado

#2 En YouTube no hay hueco para mí: o payaso o aburrido

#3 No sé por dónde empezar: pereza a romper límites: prueba, equivocación y aprendizaje

#4 Todo lo que tengo que decir, ya lo digo en mis artículos (en el caso de quienes como yo tenemos blogs u otros espacios de escritura)

#5 La cámara no me quiere: ¿o no me quiero a mí mismo?

#6 A nadie le van a interesar mis vídeos: a trabajar en visibilidad

Así que conversé con cada una de esas excusas, porque descubrí que tooodas estaban en mí, pensé que podía hacer en cada una de ellas para disminuir el riesgo o por lo menos que no me afectara y  tomé la decisión definitiva: ¡Sería YouTuber!

¿El resultado? Luego de dos meses de preparación, no solo psicológica, sino de elegir temática, temas, las rutinas, ensayar sola muchas veces porque una cosa es dictar un taller, una capacitación, hablar en una reunión, y otra hablarle a un aparato tecnológico que está recogiendo cada sonido, cada gesto, cada ¡arruga!… y bueno, pues al ¡agua!… Lo siguiente fue grabar los primeros videos, encontrar apoyo para las ediciones, en particular el video de entrada, revisarlos, volverlos a editar, y por fin,  hoy estoy presentando oficialmente mi canal Gimnasia Conversacional, un nuevo espacio que genero para continuar haciendo lo que me apasiona: crear, compartir, aportar a otros.

He aquí mi primer video, el que va a encontrar cada nueva persona que llegue a él, el avance..

¿Es perfecto? Nooo. Tiene muchos, muuuchos detalles que expertos en estos temas podrían empezar a señalar: que el micrófono aparece por allí y por allá, que como me muevo, que necesito ortodoncista!… pero ¿sabes que?: para mí fue perfecto porque estuvo rodeado de muy buena energía, me ayudó a salir de varias zonas de confort, siento que lo que allí voy a compartir puede aportar cosas positivas a quien se tome el tiempo y arriesgue a seguirme, y lo más importante: ¡¡no sabes cuánto me divertí!!

Así que también di el paso con el vídeo que se acerca más a lo que voy a mostrar, algo más íntimo, como son las conversaciones importantes en nuestra vida: nuestras, originales, naturales, y precisamente decidí iniciar con una rutina para trabajar el Miedo al Cambio.

Lecciones aprendidas: La barrera más importante a superar siempre está en nosotros mismos; si realmente deseo hacer algo lo voy a lograr; rodéate de personas que crean en tí; da siempre la milla de más, algo bueno siempre va a salir de allí; conversa con tus miedos y ellos te van a dar lo que necesitas para avanzar y finalmente: ¡arriésgate!

¿Por qué el título con la edad? Porque si hay una conversación limitante es esta. La escucho en amigos, coachees, familia, redes profesionales. Es cierto, hay cosas que con la edad se van limitando opciones, pero no son las únicas, lo que pasa es que nos aferramos y siempre, siempre va a haber una opción. Pero es una conversación que abordaré en otra ocasión.

Así que, inicio este recorrido. ¿Mi meta?: Un millón de suscriptores y al momento de escribir esta nota solo me faltan ¡999.982! ¿Te sumas? Entra a formar parte de esta comunidad que quiero promover de Líderes Conversacionales, suscríbete y por favor, cuando lo hagas dale click en el ícono de  la campanita (¡ya entendí que es eso!) que aparece inmediatamente lo haces, al lado de la palabra «suscrito» (otro consejo de mis asesores).


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