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Una de las frases irónicas que se escuchan cuando hay algún conflicto es “¿y a qué está jugando? Pues bien, aunque irónica no está alejada de la realidad. La vida, nuestra vida, es un gran juego con grandes recompensas, pero también con detenciones, pares, consecuencias… el tema es ¿qué clase de jugador he elegido ser? Solo basta ver nuestros resultados actuales, para saberlo.
Pensar en una jugada es definir cuál es el siguiente paso a seguir, tomar decisiones e ir a por ellas. Depende de la estrategia de cada cual lo que ocurrirá después. Cada elección que hacemos en la vida tiene consecuencias individuales y colectivas, porque a su vez, nuestro paso hará que otras personas tomen sus propias decisiones.
He identificado varios estilos de jugadores de la vida, ¿A cuál de ellos podrías estar perteneciendo y qué resultados te está generando?
JUGADOR VICTIMA. Cuando se juega en posición víctima, se sitúa en un lugar desde el cuál no se hace responsable de lo que le ocurre, porque la culpa está en algún lugar ajeno a él: “mi jefe”, “la vida que me tocó vivir” “el país” “la corrupción” “mi pareja”. “Las cosas no son como yo querría que fueran, pero tampoco puedo hacer nada para cambiarlas”. Para el Jugador Victima, es claro que como no tiene ningún poder para resolver lo que siente porque depende de otro, es probable que no emprenda acciones para que las cosas cambien.
Frases comunes en estos jugadores: “Me haces sentir mal”, “es mejor malo conocido que bueno por conocer” “yo sí quiero cambiar, pero no puedo”, “no sé”, “Esta empresa me está haciendo daño pero me toca aceptar porque ¿qué otra opción tengo?”. Sus conversaciones se llenan de explicaciones, se orientan al pasado, se vuelven reiterativas y circulares.
Costos para el jugador: Vivir con emociones que quitan energía (rabia, tristeza..), insatisfacción de la vida que viven, posiblemente con el tiempo alejamiento de relaciones, enfermedades físicas permanentes.
Consecuencias para quienes están a su alrededor: Muy difícilmente contarán con una buena actitud a la hora de querer contar con ellos; si quieren estar a su lado deben adoptar posición de consolación permanente, podrían convertirse en su “tacho de basura emocional”, pues los buscarán para descargar toda su tensión.
Posibilidades de nuevos juegos: pasar a ser Jugadores Responsables (ver siguiente categoría), buscar apoyo para cambiar de hábitos de pensamiento y así emprender acciones que no habían contemplado; perdonar y soltar situaciones del pasado que posiblemente no les permite avanzar, lo cual incluye perdonarse y salir de estados de ánimo como la resignación, resentimiento y frustración.
JUGADOR RESPONSABLE. El jugador de este estilo toma las dificultades como un desafío y se arriesga a tomar las acciones que sean necesarias para superarlos. Pide ayuda cuando es necesario, asume sus propios errores y se fija en sus debilidades pero como una manera de concientizarlas para convertirlas en oportunidades de mejora. ¿Qué me hace falta para hacer el cambio que quiero? O ¿Qué debo mejorar en mí para lograr resultados? ¿A qué le tengo miedo?
Frases comunes en estos jugadores: “Me siento mal con esto que pasa” (en lugar de “me haces sentir mal”), “Yo soy responsable de cómo me siento y la única persona con capacidad de generar otra respuesta”, “Esto no me da los resultados que quiero, empiezo a buscar otras posibilidades”, “asumo la responsabilidad de este error que cometí y sus consecuencias, ¿qué puedo hacer para remediarlo?”.
Consecuencias para quienes están a su alrededor: Quienes se relacionan con Jugadores Responsables sienten que pueden contar con ellos, quieren y buscan su compañía, disfrutan de sus conversaciones y los acompañan en la búsqueda de soluciones.
Posibilidades de nuevos juegos: Continuar creciendo en sus propias jugadas arriesgándose a juegos mayores que les posibiliten crecimiento interior que inevitablemente les llevará a crecimientos en todas las áreas de su vida.
JUGADOR PASAJERO No conducen así sepan hacerlo. Son pasajeros. Su juego es dar lo estrictamente necesario, no preocuparse por generar sino porque sepan que están disponibles. Se mantienen en la zona cómoda de “con esto es suficiente para mí”. No se exigen porque no consideran que deban hacerlo a menos que haya algo grande cambio, pero que eso grande lo propicien otros. Se escudan en que otros pueden hacer las cosas.
Frases comunes en estos jugadores: “Eso fue lo que me pidieron”, “Ya tengo asegurada la nota que necesito”, “para eso están los otros a los que les pagan más”, “ustedes decidan y yo acepto”.
Costos para el jugador: Jugar el juego de otros. Al no ser parte activa de la toma de decisiones bajo creencias como “si saben que soy capaz de más, me van a recargar en trabajo”, puede llegar el momento de ser excluidos o vivir y hacer realidad los sueños pero de los demás.
Consecuencias para quienes están a su alrededor: De forma similar que el Jugador Víctima, cuando se tienen relaciones personales o profesionales, miembros de equipos, con Jugadores Pasajeros, no se puede esperar que tomen la iniciativa de soluciones o acciones. Serán buenos seguidores, y buenos ejecutores pero estrictamente de lo que les corresponde.
Posibilidades de nuevos juegos: Moverse a ser un Jugador Activo (ver siguiente categoría), para crear y aportar. Arriesgarse a vencer sus propias creencias y temores para, cambiando su conversación consigo mismo, cambien las conversaciones con los demás y con las situaciones en las cuales están invitados a participar. Preguntas que apoyan ¿qué me detiene a levantar la mano? ¿Cuánto tiempo más quiero jugar al ritmo que me marquen otros?
JUGADOR ACTIVO. Llamado a liderar. A comprometerse con lo que hacen y con quienes dependen de eso que han decidido hacer. Son proactivos y buscan impulsar a otros jugadores. No esperan que las soluciones las den otros, sino que son artífices de posibilidades. Convocan e inspiran. Se retan para salir de sus zonas cómodas cuando se trata de apoyar la búsqueda de opciones para sí mismos o para los equipos en los cuales juegan.
Frases comunes en estos jugadores: ¿Y por qué no?, “quién quiere sumarse?”, “busquemos la manera de hacer esto”, “es una situación difícil pero en mis manos está buscar opciones para afrontarla”.
Consecuencias para quienes están a su alrededor: Conversaciones de valor, empoderamiento a partir del ejemplo, equipos comprometidos.
Posibilidades de nuevos juegos: Al igual que el Jugador Responsable: su límite es el cielo y de seguro que los juegos grandes están reservados para ellos.
Existen otros posibles estilos de jugadores como los Jugadores Solitarios (el juego individual es lo que me interesa) o los Jugadores Sobrevivientes (vive el día a día con la esperanza de sobrevivir cada jornada). ¿A cuál grupo perteneces? Si estás en alguno de los que cierran posibilidades ¿Qué conversación te mantiene allí? ¿Qué te falta para declarar insatisfacción, decir basta y comenzar acciones de cambio?
Todos merecemos estar como Jugadores Responsables y Activos. Todos estamos llamados a estar en los grandes juegos. A cada uno de nosotros la vida nos dio talentos especiales, ¿qué nos pasa cuando no nos lo creemos? Las conversaciones que estás teniendo en tu día a día frente a tus situaciones, tus temores, tus posibilidades, tus errores, están definiendo quién eres, en lo que te enfocas y por ende lo que haces.
Y si eres líder, ¿qué tipo de jugadores hay en tus equipos?, ¿cómo puedes construir un liderazgo que empodere y lleve a cada uno de ellos a jugar en la posición más posibilitante?, ¿qué conversaciones se están dando entre tus jugadores? y ¿Cuáles no?
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Las capacidades conversacionales son pre-requisito para alcanzar mayor efectividad en las interacciones con otras personas y con nosotros mismos. La mayoría de nosotros pensamos que por el solo hecho de tener la destreza física para hablar y escuchar, es suficiente y que con eso están dadas las condiciones para hacerlo y por lo tanto no habría nada que aprender y mejorar.
Pero muchos de los resultados que estamos obteniendo en nuestras acciones, están marcando una brecha en nuestras vidas personales y/o profesionales, donde gran parte de los problemas o de las oportunidades que generamos, de las satisfacciones y sufrimientos que nos invaden, son el resultado de la manera como estamos hablando y escuchando.
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