Partamos de la base que las creencias son aquellos pensamientos que hemos construido a partir de las situaciones que vivimos a lo largo de nuestra vida y, con base en ellas, hemos tomado nuestras decisiones. Sin embargo, no todas son favorables. Las hay potencializadoras que nos impulsan a avanzar día a día, pero también limitantes.  ¿Cómo es eso?

Un día un niño vio como un elefante del circo, después de la función, era amarrado con una cadena a una pequeña estaca clavada en el suelo. Se asombró de que tan enorme animal no fuera capaz de tumbarla y, de hecho, de que ni siquiera hiciera el más mínimo esfuerzo por liberarse de aquella pequeña estaca. Decidió entonces preguntarle al hombre del circo el por qué de aquello, a lo que le respondió: Es muy simple, desde pequeño el elefante era amarrado a una estaca como esa y en ese entonces no era capaz de liberarse por más que intentara.  Entonces un día el animal aceptó su impotencia, se resignó a su destino y no volvió a intentar. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede.

¿Cuántas veces nos chocamos con situaciones que significan un tropiezo, pero decidimos convertirlas en barreras permanentes? Esas son las creencias limitantes.

Veamos en la práctica. Por ejemplo, una creencia potenciadora es “encontrar pareja es fácil” y una limitante es “los hombres/mujeres son incapaces de comprometerse”. El resultado de creernos una cosa o la otra es bien diferente: en el primer caso, disfrutaremos con seguridad de una relación de pareja; en el segundo, o no la tendremos o si la encontramos acabaremos rompiendo, porque  nuestra realidad se va a ajustar siempre a lo que creemos, reforzando de esa forma lo que nos hemos dicho…

¿De dónde surgen estas creencias? A partir de los eventos que nos van ocurriendo en la vida, de los cuales se saca una conclusión, se absorbe emocionalmente, se crea la historia correspondiente y se volverá a ella cada vez que nos veamos enfrentados a una situación similar, con lo cual se convierte en parte del programa mental que guía nuestras acciones y por ende nuestros resultados.

Otro ejemplo de creencia limitante es «Tengo que trabajar mucho para ganar suficiente dinero» o  «El dinero no hace la felicidad», lo cual se reflejará en que sin darnos cuenta siempre buscaremos o atraeremos actividades que nos exijan mucho esfuerzo o tiempo, con poca remuneración o situaciones en las cuales será complicado ser feliz aun cuando se tenga el dinero necesario.

Algunas de ellas se generan en la etapa de la niñez a partir de la convivencia familiar, lo que oímos de nuestros padres particularmente, con lo cual en muchos casos esas creencias que están marcando nuestras decisiones no son nuestras, sino heredadas, pero las tomamos como nuestras sin darnos cuentas y sin darnos cuenta la  seguimos transmitiendo.

Cambio de creencias

El primer paso es comprender que estas creencias nos han venido impidiendo obtener resultados en algunas áreas de nuestra vida. ¿Cómo? Para localizar nuestras creencias limitantes podemos hacernos preguntas como:

¿Cuál es la causa de …? Por ejemplo, ¿cuál es la causa de que no adelgace? O ¿cuál es la causa de que los hombres/las mujeres me dejen? O ¿cuál es la causa de que no tenga dinero a pesar de que he tenido oportunidades?

A lo que nos podemos responder por ejemplo: «porque siempre tengo tendencia a engordar» o «porque todos los hombres/mujeres tienen pánico al compromiso», o «porque en mi familia nadie se hace rico». Ya tenemos aquí tres ejemplos de creencias limitantes…

¿Qué significa para mi …? Siguiendo con los ejemplos, nos preguntaríamos: ¿qué significa para mi no adelgazar, ser dejado/a por mis parejas, o no ganar dinero? Quizá todo eso es una ratificación de que  no nos merecemos amor, o que no valemos lo suficiente, o que somos incapaces «de». De nuevo, ya hemos descubierto tres creencias limitantes más…

¿Cuál es la finalidad de … / qué pretendo obtener con …? Por ejemplo: ¿cuál es la finalidad de adelgazar? Ser atractiva. Luego la creencia limitante sería: «si estoy gorda, no soy atractiva..». O ¿cuál es la finalidad de ganar dinero? Ser feliz. Luego la creencia limitante sería «si no tengo dinero, no soy feliz…».

¿Qué te han costado estas creencias? ¿financieramente, emocionalmente, físicamente? Una vez identificadas las  causas y el costo que se ha pagado por ellas, el siguiente paso es declarar lo que si queremos e instalar nuevas creencias. ¿Qué creencia debo tener que me ayude a crear los resultados que merezco y quiero tener?

Si retomamos los ejemplo dados, nuevas creencias podrían ser “merezco ser amado/o tal como soy”, “mi cuerpo es perfecto y está en armonía con quien soy” “el dinero no solo me ayuda a vivir cómodamente sino que podré ayudar a otros”.

El cambio no  será de un día para otro, pues  nuestras creencias las hemos cultivado por años. Así que una recomendación es leer estas nuevas dos o tres veces al día, con la emoción adecuada y creando una imagen clara de nuestra vida con esa nueva creencia.

Para lograrlo, este proceso individual también puede ser apoyado con técnicas de coaching y Programación Neurolingüistica.  Muy pronto empezaras a notar que, con confianza en ti mismo, tomarás las acciones necesarias que te llevarán a crear el tipo de vida que buscas y te mereces.

Libros recomendados: Robin Sharma y el Lider que no tenía cargo (Reseña video-carta)

Las conversaciones también pasan por lo escrito, por los libros. Por eso inicio en mi canal de Youtube Gimnasia Conversacional esta

serie de conversaciones con los autores de libros tan famosos como «El lider que no tenia cargo». Les confieso que estoy en etapa experimental así que a partir de ahora profundizaré en conversaciones y reflexiones como si fuera una reseña de mis lecturas pero con esta técnica llamada video-carta. Y si, tal como se lee: es una carta en formato en video. Y esta misiva está dirigida al señor Robin Sharma, asi que si alguno sabe donde está ¿podria entregarsela por favor?

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