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“Detrás de cada Persona, de cada Organización, hay una gran historia; una historia auténtica y exitosa que está esperando ser desvelada”. Bonita frase ¿no? Y que tal otra: “detrás de lo que somos y creemos que podemos ser están las historias que nos contamos de nosotros mismos”. No nos damos cuenta, pero inconscientemente nuestra narrativa no descansa. Somos lo que nos contamos desde el mismo día en abrimos nuestros ojos.

Entonces. Convengamos que si de contar historias se trata podemos abordar dos espacios distintos aunque complementarios. El primero de ellos es el que acoge a esas narrativas que han construido quienes somos – qué me digo de mis capacidades, cómo interpreto las cosas que me pasan, mis errores – y el segundo el que se refiere al poder de, a partir de mis historias, conectar con otros, con mi equipo de trabajo, con mis potenciales clientes, con posibles inversionistas de mis negocios.

Teniendo esto claro, hoy me voy a ubicar en el segundo espacio. En el de conectar a partir de nuestras historias. Ya abordaré en otra ocasión el primer espacio que es tan profundo que me llega a permitir ver con claridad cuáles de mis relatos no me han permitido lograr lo que quiero y cuáles me han abierto posibilidades.

Estamos programados para escuchar las historias de otros, emocionarnos con ellas o rechazarlas. Por ende el puente entre nosotros y los demás, es una historia. Es como, escuché alguna vez, un cuchillo que entra en la mantequilla. Debe ser suave para cumplir su propósito. Esta es la esencia de una herramienta poderosa de comunicación y liderazgo que se llama el Storytelling (contando historias).

Cuando contamos historias, sacamos de dentro de nosotros nuestros hechos para compartirla con otros y de esa forma componen nuestro presente para lanzarnos hacia nuestro futuro.

“Lo que me entra en el corazón, el alma, y el cerebro, es la narración y el contenido emocional y eso es lo que al final baja por el brazo y sale por la mano para terminar en el papel”, dijo Ralph Eggleston, diseñador de producción de varias de las películas de Pixar.

Una historia es el relato de una transformación. Cuando la contamos ya no volvemos a ser los mismos de antes y quienes nos escucharon nos acompañan en el proceso, porque dejamos huella. En pocas palabras: para entrar en el cerebro hay que entrar en la emoción.

“Les parece familiar el siguiente relato? “En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizá fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, todos los póster, todas las etiquetas de todos los cajones, estaban bellamente caligrafiadas a mano. Como ya no estaba matriculado y no tenía clases obligatorias, decidí atender al curso de caligrafía para aprender cómo se hacía. Aprendí cosas sobre el serif y tipografías sans serif, sobre los espacios variables entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía.

Era sutilmente bello, histórica y artísticamente, de una forma que la ciencia no puede capturar, y lo encontré fascinante. Nada de esto tenía ni la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer ordenador Macintosh, todo eso volvió a mí”.

Por si no lo han identificado, es un aparte del famoso discurso de Steve Jobs, fundador de Apple y Pixar, en la Universidad de Stanton.  ¿Cómo no conectarse con esta historia que le da un significado diferente al hecho de que Mac fue el primero ordenador con lo que el llamó “tipografías bellas”?

Claro, habrá quién diga (y esto forma parte de las historias que se ha venido diciendo): es Steve Jobs! Como no iba a tener historias que contar! ¿pero yo? ¿pero mi emprendimiento?

Si hoy estás por iniciar un emprendimiento, o lo iniciaste, o estás pensando en un cambio es porque inevitablemente hay una historia detrás. Esa historia… merece ser contada, porque puede ser el puente que te hacía falta para lograr la conexión con ese inversor que estás buscando, o con ese auditorio que está esperando tu intervención. ¿Pero cómo?

Tomo de uno de los más importantes representantes del Storytelling, John Sadowsky las siguientes pautas o preguntas claves a la hora de contar una historia:

  • ¿A qué tipo de audiencia me dirijo? Es personal o empresarial
  • ¿Qué quiero que sepa?
  • Cuál es el mensaje clave que voy a comunicar.
  • ¿Qué quiero que sienta?
  • Y finalmente…  ¿Qué quiero que haga?

Y luego organizarla de forma coherente, como cuando leemos una historia o un cuento:

Erase una vez…. Una … todos los días… un día… por ese motivo… y debido a ello… hasta que finalmente..

Trabajar en nuestra propia historia, pulirla, sanarla, aceptarla, es la materia prima para este segundo paso poderoso.. ¿Qué historia de tu organización merece ser contada? ¿Cuál narrativa del proyecto que está por emprender tu equipo, los puede motivar para tener esos resultados que se esperan?

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