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Para muchos la familia y el colegio son dos instituciones que deben trabajar cada una en lo suyo. Lo cierto es que tanto la familia como la escuela cumplen un papel fundamental en la formación de la persona humana.

Un estudio realizado en el 2012 buscó indagar qué aspectos tenían en cuenta los padres de familia al momento de escoger el colegio para sus hijos. Y en orden de importancia el primer lugar lo obtuvo la planta física, seguido del bilingüismo, las electivas (deportes, artes) y en los últimos lugares estuvieron el proyecto educativo (PEI) y la planta profesoral.

Esos resultados son evidencia suficiente para asegurar que para muchas familias el tema del colegio es un asunto que se resuelve con buenos edificios, inglés y natación y los aspectos fundamentales, como qué identidad tiene el colegio, cuáles son sus principios, modelo pedagógico y vocación, apoyada por un grupo de docentes que además de cartones debe saber enseñar, no tienen mucha importancia.

Es bueno recordar que la función educativa de la familia es esencial, original y primaria que se deriva de la transmisión de la vida y que no puede ser sustituida por nadie. El colegio no es sustituto de una tarea que les corresponde naturalmente a los padres de familia.

El colegio, palabra que viene del latín collegium (asociación de colegas, que estudian juntos), debe estar a la altura de esa responsabilidad: apoyar la función educativa de la familia, impartiendo conocimientos adecuados, enfocados hacia la verdad, respetando el ideario de papá y mamá.

Lastimosamente muchos padres de familia se desconectan del diario vivir de sus hijos en el colegio, “porque para eso pago una pensión, para que los formen”, delegando totalmente la educación para la vida, ajenos a muchas situaciones que hoy día, para nuestro pesar, algunos colegios hacen de manera equivocada, aprovechando el distanciamiento familia-hijos-colegio.

Un colegio debe ser ejemplo de relación con los padres de familia, respetando la educación y el ideario de los padres, ayudando, no imponiendo. Y además deben ser modelo, pero no ocurre siempre.

Colegios que buscan desconocer la naturaleza humana no son los llamados a enseñar biología ni ciencias; colegios que manipulan frases y conceptos de científicos, teólogos, escritores y demás para vender una idea y acomodar sus intereses, no pueden enseñar literatura ni investigación; colegios que matonean y hostigan a los padres de familia, incluso llamándolos a sus propias casas, porque no están de acuerdo con sus iniciativas, no pueden enseñar respetos, ni derechos, ni tolerancia, tres aspectos que quieren imponer a la fuerza (¡vaya contradicción!); colegios cuyas rutas se atraviesan, utilizan carriles prohibidos o violan normas de tránsito y seguridad, no pueden enseñar sobre competencias ciudadanas; colegios que utilizan a los niños para promover anti valores no pueden enseñar ni llamarse colegio.

Y lo que describo antes sucede, ante el desconcierto de familias interesadas y el desconocimiento de otros que no tienen ni idea de lo que el colegio de su hijo hace o busca hacer. Estos colegios se aprovechan de los vacíos, de la incomunicación en todo sentido, de la fragilidad humana, estatal, legal de la familia colombiana para deformar, dañar, engañar.

Y eso ocurre además en algunos centros “artísticos”, de espectáculos preparados por y para niños, que forman en baile y canto pero deforman en identidad. Y lo peor: a consciencia de sus directivos, que son expuestos en los medios como “formadores” de nuevos talentos y que piensan en la niñez, cuando precisamente acaban con ella.

Cuidado padres de familia. Escoger el colegio debe ir más allá de la cancha de fútbol, los buses último modelo, del bono, del inglés y de la sala de computo abarrotada de IMac. Escoger colegio es depositar la confianza en una institución para que de una mano, desde su saber, a la función educativa que nos corresponde.

Tener claro el tipo de educación que queremos para nuestros hijos, informarnos, mirar opciones y sobretodo hacer permanente seguimiento a las actividades del colegio, teniendo en cuenta que siempre guarde similitudes con el ideario y pensamiento de casa, ayudan a evitar que uno que otro colegio se descarrile e intente, a punta de fuerza y hostigamiento, reemplazar algo que solo nos corresponde a nosotros.

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