Hablar no es lo mismo que conversar. En el acto de hablar hacemos uso de nuestra natural habilidad para expresarnos a partir del lenguaje, en donde emitimos sonidos fonéticos que son descifrados por aquellos que comparten nuestro código lingüístico, dicho de manera simple por quienes hablan nuestro mismo idioma.

Conversar va más allá. Es un arte. Es el arte de conectar con el otro, los otros, a partir del involucramiento de todos nuestros sentidos. En una conversación eficaz expresamos hechos y juicios fundados, escuchamos, nos damos permiso de sentir y avanzamos hacia nuestros objetivos.

De hecho, de la manera como preparemos y diseñemos una conversación, dependerá que abra o cierre posibilidades de acción.

Somos el resultado de nuestras conversaciones, desde las privadas, es decir aquello que nos decimos desde que abrimos nuestros ojos a la mañana hasta cuando los cerramos a la noche, hasta nuestras conversaciones públicas en espacios como los corporativos.

Porque ¿Qué son las empresas sino redes de relaciones y que son las relaciones sino el fruto de las conversaciones? Todo proceso, toda acción, toda tarea lleva involucrado estos dos componentes. Si lo llevamos al área personal nuevamente, cada uno de nosotros puede ser considerado como un Yo Corp. Ahora, bajo esa mirada ¿qué son mis resultados sino el reflejo de lo que han o están siendo mis relaciones y mis conversaciones?

¿Qué nos decimos cada mañana? ¿O cuando se nos presenta alguna dificultad?¿ En dónde enfocamos nuestros pensamientos cuando vamos caminando, en el transporte público rumbo al trabajo, manejando el auto o almorzando? ¿Empoderamos nuestras dificultades o nuestras posibilidades de solución?

Cuando hablamos de diseño conversacional nos adentramos en el mundo de la responsabilidad de mis resultados, donde el eje no es lo que el otro me dijo sino lo que yo puedo generar, un mundo en donde incluso mis propias emociones están contempladas, porque cuando diseño me hago cargo de mis palabras, mis juicios y los resultados que quiero obtener.

Imaginémonos a un Yo Corp y a una organización de cualquier tamaño o actividad productiva, en donde las conversaciones predominantes son las que llamamos “Sin posibilidad”. Allí se refuerza la persistencia de explicaciones y abundan los “no me lo va a aceptar”, “nunca lo hicimos así”, “no empecemos nada todavía”.

Y ahora trasladémonos a otra en donde se gira en torno a las conversaciones “Con posibilidad” como “podemos mejorar y a la vez disminuir costos”, “no estaba contemplado pero es una alternativa interesante que empezamos ahora mismo a estudiar”, “es algo que no había hecho antes pero me capacitaré para lograrlo”.

Uno de los principales desafíos es precisamente identificar cual es el patrón de conversación que existe en la actualidad. ¿Escucho a los demás, al entorno, o solo a  mí mismo? ¿Está escuchando la empresa los estados de ánimo que están latentes y que guían las acciones y conversaciones de sus colaboradores?

Si las organizaciones, y nuestro Yo Corp, son una red de relaciones y conversaciones ¿qué tan sólida es hoy? Y si mis resultados son consecuencias del patrón de conversaciones que he alentado a lo largo de mi vida ¿estoy satisfecho con ellos? Y si no ¿qué conversaciones me han llevado a esto?

Desarrollar la competencias conversacionales no es tarea de un día, pero un paso a la vez, ¿por qué no comenzar hoy?

 EL MARTES 21 DE ABRIL DE 6:30 A 8:00 PM TALLER ON LINE

Diseño básico para conversaciones efectivas 

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