Cuatro siglos de generaciones han pasado desde 1583 por Nuestra Señora de la Esperanza, como bautizó Gonzalo Jiménez de Quesada a nuestra maravillosa altiplanicie cundi-boyacense, a esa dimensión verde, gracias a sus cerros y a sus parques, que domina el santuario de(...)
Continuar leyendo